TRIBUNA / Don Nadie
Ángel Coronado reflexiona sobre el Cerro de los Moros con citas sobre Juan de Mairena, apócrifo de Antonio Machado, tras asegurar el alcalde de Soria, que todo pasa en el expediente urbanístico por llegar a un acuerdo con los propietarios para minimizar el impacto.
Losán negocia un ERTE para su plantilla
El desfile de las Ánimas regresa con más colorido
TRIBUNA / Don Nadie
“Nunca, nada, nadie. Tres palabras terribles; sobre todo la última (Nadie es la personificación de la nada. El hombre, sin embargo, se encara con ellas, y acaba perdiéndoles el miedo… ¡Don Nadie! ¡Don Jose María Nadie! ¡El Excelentísimo señor don Nadie! Conviene que os habituéis – habla Mairena a sus discípulos - a pensar en él y a imaginarlo. Como ejercicio poético no se me ocurre nada mejor. Hasta mañana.” (Antonio Machado. “Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo”. Página Indómita. Barcelona 2022. pág. 20)
Como discípulo de Mairena he de confesarlo. Pienso en el Excelentísimo señor don Nadie, pero no me lo puedo imaginar, porque ya lo tengo presente de forma detallada e inevitable. Consecuentemente resulta imposible todo ejercicio poético imaginable ante una imagen así. Nunca, no por nada pero si por el excelentísimo señor don Nadie, nunca es posible lo del ejercicio poético con ese señor. Pienso en él pero lo siento, profesor, lo siento, Don Juan, no me lo puedo imaginar porque ya lo tengo absolutamente imaginado. Indeleble.
Eso creía yo hasta que, después de que CyL (La Comunidad) pusiese un par de huevos en el nido (dos años de prórroga quiero decir) para que alguien pudiese comérselos fritos, coge y agarra el excelentísimo señor don Nadie, coge y agarra una servilleta y se la pone al cuello pero por delante, una servilleta digo, que no estoy hablando de ningún pañuelo, una servilleta por delante, no sea que la corbata, el lamparón de huevo, no sea que se manche, va y se los come con pan y diciendo: ”Como nada cambia […] Toda pasa por llegar a un acuerdo con los propietarios para minimizar…” (El Mirón de Soria 30/10/2022)
Me vuelvo al colegio. Entro en clase. Busco a Mairena. Me chivo. Lo siento pero me chivo. Y en mala hora lo hice. El profesor me dijo que chivarse no estaba bien. Y en esto que me suelta una de Góngora:
“Pero a quien el campo dicta su mejor lección es al poeta. Porque, en la gran sinfonía campesina, el poeta intuye ritmos que no se acuerdan con el fluir de su propia sangre, y que son, en general, más lentos. Es la calma, la poca prisa del campo, donde domina el elemento planetario, de gran enseñanza para el poeta. Además, el campo le obliga a sentir las distancias (no a medirlas) y a buscarles una dimensión temporal, como por ejemplo:
“El día dormido de cerro en cerro y en sombra dormido yace”, que dice Góngora, el bueno, nada gongorino, el buen poeta que llevaba dentro el gran pedante cordobés.
Y en la gran pitanza de los huevos, alzaba la voz don Nadie para minimizar el tono de nadie sabe qué otras voces.
Despavorido busco de nuevo a mi maestro Mairena, que me dice: Remito a usted, don fulano, al mío, Abel Martín, y lea lo que dice en la página 31 del conjunto de páginas indómitas antes citado, lo que, despavoridamente apurado les cito a ustedes de forma textual, pacientes lectores, que por comida propia les sirvo platos ya preparados aunque sin duda mucho mejores. Dice Juan de Mairena que dice Abel Martín:
“La filosofía, vista desde la razón ingenua, es, como decía Hegel, el mundo al revés. La poesía, en cambio – añadía mi maestro Abel Martín – es el reverso de la filosofía, el mundo visto, al fin, del derecho. Este “al fin”, comenta Juan de Mairena, revela el pensamiento un tanto gedeónico de mi maestro: <Para ver del derecho hay que haber visto antes del revés> O viceversa”
Cierro el libro y corro en busca de otra busca. Busco a don Nadie porque necesito decirle que se suba en todo lo alto del Cerro de Los Moros y, a la sombra de alguna de las encinas que crecen por allí, lea esa cita. Es buena, don Nadie, para ver ese tipo de cosas bien, del derecho, don Nadie, y como Dios manda, don Nadie.
Fdo: Ángel Coronado