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Alegato apológico en favor del Toro Jubilo de Medinaceli

El aficionado taurino José Luis Chain ha remitido un alegato en favor del ritual del Toro Jubilo de Medinaceli y su pervivencia en el tiempo.

Enlace al video: https://www.youtube.com/watch?v=KTevtbWxnqw

El alegato se realiza en defensa de una de las manifestaciones culturales más antiguas, singulares y profundamente arraigadas del patrimonio inmaterial español: el Toro Jubilo de Medinaceli, "rito ancestral que, desde siglos inmemoriales, ilumina la noche soriana con el fuego del símbolo, la comunión del pueblo y el respeto al animal que encarna su liturgia".

En virtud del marco constitucional, legal, histórico y antropológico que ampara las tradiciones culturales españolas, este alegato solicita el reconocimiento formal del Toro Jubilo de Medinaceli como Bien de Interés Cultural Inmaterial (BIC), conforme a lo dispuesto en la Ley 10/2015, la protección activa por parte de las instituciones locales, autonómicas y estatales, garantizando su continuidad bajo criterios de seguridad y bienestar animal y la consideración del Toro Jubilo como patrimonio vivo, expresión de diversidad cultural y ejemplo de adaptación ética de una tradición ancestral.

"Porque defender el Toro Jubilo no es defender la violencia, sino defender la memoria, la identidad y la libertad cultural de un pueblo que ha sabido mantener encendida su llama durante siglos. Apagarla sería apagar una parte del alma de Castilla", ha resaltado.

Chain defiende en el alegato la continuidad, legitimidad y dignidad jurídica, cultural y social del Toro Jubilo, frente a toda tentativa de prohibición o deslegitimación que ignore su valor patrimonial y su condición de bien colectivo transmitido de generación en generación.

Esta defensa no se formula desde el capricho o la nostalgia, sino desde el reconocimiento constitucional, legal y antropológico de un derecho histórico a la pervivencia de las tradiciones populares, amparado por el marco jurídico español y europeo, y legitimado por la historia, la razón y el sentimiento de un pueblo que ha sabido mantener viva su identidad en armonía con su entorno natural y simbólico.

El Toro Jubilo hunde sus raíces en los tiempos precristianos.

Sus vestigios simbólicos se remontan a los ritos íberos y celtíberos de fuego y animalidad, a las ceremonias de purificación del solsticio, y a las antiguas tauromaquias rituales de carácter propiciatorio.

En Medinaceli, este fuego ancestral se transformó, a lo largo de los siglos, en un acto de comunión entre la naturaleza, el hombre y el toro, mediado por el fuego purificador, emblema del ciclo de la vida.

"No es, pues, un espectáculo banal ni una forma de diversión violenta. Es un rito de raíz sagrada, con un orden ceremonial que hunde sus raíces en la cosmovisión del pueblo soriano: el toro representa la fuerza telúrica, el fuego simboliza la renovación, y la comunidad se reúne no para destruir, sino para participar del misterio de la naturaleza", resalta.

El animal, cuidadosamente seleccionado y protegido, no muere en la plaza, ni se le da muerte en el acto, porque finalmente es indultado.

La normativa vigente prohíbe cualquier maltrato que cause sufrimiento injustificado, y el propio reglamento local y autonómico regula minuciosamente su protección, evidenciando la evolución ética del rito sin renunciar a su esencia.

En este sentido, el Toro Jubilo no es una reliquia bárbara, sino una institución cultural viva, transformada, adaptada, pero fiel a su raíz simbólica.

Como dijo el antropólogo Julio Caro Baroja, “no hay cultura sin rito, ni rito sin memoria”; y en Medinaceli, esa memoria se transmite cada noviembre desde hace más de quinientos años.

Memoria histórica

El alegato resalta que Medinaceli no puede comprenderse sin su Toro Jubilo.

En él se condensa su memoria histórica, su calendario festivo y su modo de entender la vida comunal.

Cada habitante, desde la infancia, asume el rito no como un espectáculo, sino como una liturgia de pertenencia, una afirmación colectiva de identidad frente al olvido y la uniformidad moderna.

"El fuego que ilumina al toro no es violencia: es símbolo. Es el mismo fuego que acompaña las hogueras de San Juan, los faroles de la Semana Santa o las luminarias de los pueblos de Castilla. El toro no es víctima, sino protagonista de un diálogo simbólico entre el hombre y la naturaleza. Eliminar el Toro Jubilo equivaldría a mutilar una parte esencial del patrimonio cultural inmaterial de Soria y de España, a romper la continuidad de un legado que ha sobrevivido a guerras, prohibiciones, epidemias y siglos de cambio. En un mundo globalizado que tiende a la homogeneización cultural, proteger la diferencia es proteger la diversidad humana", defiende.

El artículo 27.3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos reconoce que “toda persona tiene derecho a participar libremente en la vida cultural de la comunidad”.

La supresión del Toro Jubilo, por tanto, sería también una restricción de ese derecho colectivo a la cultura, entendido no como consumo, sino como herencia viva de un pueblo

Aspectos éticos y de proporcionalidad

Toda tradición, para ser legítima, debe conjugar respeto a la vida animal con preservación cultural. En este sentido, el Toro Jubilo ha evolucionado hacia un modelo compatible con las exigencias contemporáneas de bienestar animal.

Las actuales normativas municipales y autonómicas garantizan la aplicación de productos no dañinos, la revisión veterinaria antes, durante y después del festejo, la ausencia de sacrificio público o sufrimiento físico intencionado (el animal es indultado al final del rito) y la supervisión de autoridades competentes y cuerpos de seguridad.

El principio de proporcionalidad impone que no puede sacrificarse un bien jurídico superior -el patrimonio cultural inmaterial de un pueblo- por una presunción de daño que la realidad empírica y la regulación actual han neutralizado.

Desde la ética del equilibrio, el Toro Jubilo no niega el respeto al animal, sino que lo reconoce como figura central de una ceremonia que encarna la tensión eterna entre naturaleza y civilización, entre instinto y razón, entre fuego y creación.

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