TRIBUNA / Una cosa corriente pero asimétrica
Ángel Coronado reflexiona en este artículo de opinión sobre el contraste entre vacío y lleno con el alumno Jaimito como hilo conductor.
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TRIBUNA / Una cosa corriente pero asimétrica
Son las ocho menos diez amaneciendo. Cierras la puerta de casa, ¡qué vacía!, y al curro. Anocheciendo, cierras la puerta del curro, ¡qué vacío, y a casa. Abres la puerta de casa y va la casa y, sin querer, se llena. Va la casa vacía sin querer, y sin querer, va y se llena. Porque no me diga Ud. que vuelve a su casa para llenarla, vamos a ver. Por favor, vamos a ver, no se olvide Ud. de esto, que no vuelve usted a su casa para llenarla. Que no vuelve usted a ningún sitio para llenarlo, la España vacía, la España vacía, que no vuelve usted a la España vacía para llenarla, que ya está usted en España, caramba, que solo quiere volver a su casa y encontrarse su cama vacía, no su casa, sí su cama, caramba. Pero esa es otra historia, caramba.
Lo primero es que la casa no quiere nada de nada. Será usted el que quiere, pero no me diga que quiere volver a su casa para llenarla. A su casa y al curro importa una higa lo que usted quiera, que la casa no sabe ni tiene ganas de nada.
Son las siete. Te despiertas. Y al curro. Zapatillas, toalla. Y al curro del agua y del jabón. La cama vacía, va la cama y se queda vacía, ¡qué triste! Vacía sin querer, como la ducha vacía cuando la dejas por la tacita de café y el curro de la cafetera sin querer, porque corriendo te vas al curro, a llenarlo como ayer.
Se terminó la clase, dijo el profesor. Toca dejarla vacía. Y al punto va un alumno que levanta la mano: ¡Sr Profesor, Sr. Profesor! ¡Una cosa!
Habla, Jaimito, dijo el profesor
Jaimito, haciendo el honor a su nombre una vez más, va y se arranca y dice: me importa una higa la soledad y el vacío de la clase, con sus pupitres (pupitre, voz en desuso, mesita con tapa y cajón). Yo lo que quiero es jugar, pero no al balón, Sr. Profesor. Señor Profesor, ¿puedo quedarme aquí con Juanito y con Agapito para jugar a los chinos? Eso lo primero.
Y es que Jaimito la suele meter doblada, porque añadió:
El caco ronda por los alrededores, Sr. Profesor, y en cuanto ve una casa, un super o una clase de cole vacía, se pone al curro. A Juanito, Agapito y a mí, lo dicho. Nos importa una higa eso, pero al caco no. Al caco ni agua. Al caco ni aire. Que tengo en el pupitre mis cosas, Sr. Profesor. Y fue así, de una forma tan sencilla, como Juanito se la metió doblada al Sr. Profesor, que por su parte dijo: Muy bien, Jaimito. Quedaros que yo me voy. Luego se supo de un caco que a su vez dejó solita otra clase de clase, tienda, súper, sucursal bancaria, no me acuerdo bien, porque llenándola de sí, la dejó vacía de cosas sin que a la clase, tienda, súper, banco (que no lo recuerdo bien), importase la cosa una higa.
Y cuando termina la misa, la iglesia se queda solita y sin sacristán, que a ella le importa una higa lo de vacía o llena, y esto es lo que quería deciros, que será un problema, pero hay quien se queda tan fresco, tan fresca, porque le importa una higa ese problema siempre que. Siempre que. Siempre topamos con ese que.
Que qué.
Siempre que de vuelta se llene la casa, el super, el cole, la clase, la iglesia y el cepillo de la iglesia. ¡A eso iba! (Jaimito Iba derecho al sacristán). Al sacristán iba, voceó Jaimito. A ese le gusta lleno. Agarra el cepillo y al curro. Al monaguillo le gusta el cepillo lleno.
Toma, claro. Y a Jesucristo Nuestro Señor también, remachó en ese momento el cura, que pasaba por allí.
Dicen los estudiosos de la figura, o del mito si así lo prefieren, o del caso celebérrimo, del eterno, inmortal Jaimito, que éste era una persona de lo más corriente que, por lo demás, ya murió. Y lo hizo en olor de algo que deja en cuadro y con los ojos redondos a todo aquél que, osado, se mete por las buenas en ese laberinto. Digo que Jaimito dijo en aquél momento: ¡Sr. cura, Sr. cura, el cepillo se ha quedado vacío!
Dicen los estudiosos (y quién no) que al cepillo de la iglesia le importó una higa quedarse vacío. Y dicen también que, a partir de ahí, Jaimito desarrolló su famosa hipótesis, y dicen, además, que no es Jaimito mismo el objeto de su fama inmortal sino aquélla, la hipótesis de su tesis, aquélla de la que tanto estudioso (y quién no, al día de hoy) se afana.
Hipótesis: Existe, se da, es evidente de toda razón y evidencia, que de lo lleno a lo vacío corre una corriente subterránea que comunica entre sí dichos extremos. Se trata de una especie de túnel o pasadizo por el que Jaimito transita (transitaba) como Pedro por su casa.
Sr. Profesor, Sr. Profesor, una cosa.
Habla, Jaimito, dijo el profesor.
Vale lo de la corriente, pero asimétrica, Sr. Profesor. Soplar, aspirar, soplar, aspirar. Desparpajoso como siempre, añadió también que comer y cagar, comer y cagar.
Puesto en lo lleno, pero no en lo lleno de vacío, pensaba, podía pensar con suma facilidad. Y elocuente, como de costumbre, prosiguió. Entre tantas y tantas cosas pensaba también en lo vacío, porque lo vacío no sabía pensar. No sabía sino llorar, y además poco y bajito, y cuando se ponía a pensar, nada, no sabe, no contesta. Nunca sabrá. Sólo sabía llorar vacío. En vacío. Como los peces cuando los sacas del agua. Todos hacen igual. Baten agallas como el pájaro sus alas o nosotros los brazos cuando nos falta el aire. No es cosa del espacio. No es cosa del tiempo. Solo es cosa del agua. Solo es cosa del aire. Y cuando un viejecito, solo, dice ¡ay!, solo es porque lleno, lleno de su vacío, solo sabe decir ¡ay!
¡Ojo! Añadió Jaimito, que siempre hay un listo que te quiere traducir, vamos, que te traduce. ¡Oiga!, en Noviercas hay un viejecito que quiere una granja. ¡Ojo pirojo!
Por aquél entonces yo tenía un block de notas (que todavía conservo) del cual entresaco cosas. Un día se lo enseñé a Jaimito. Y me dijo: Me parece muy bien, pero ponle de una vez punto final. Y se lo puse. Solo que a veces lo repaso, no se olvide. Llora uno vacío en vacío.
Fdo: Ángel Coronado