Joaquim Bosch: "En España hay riesgo de ir a un proceso de regresión democrática"
El juez y escritor Joaquim Bosch alerta del avance de los discursos autoritarios en la democracia española y urge a los grandes partidos a llegar a acuerdos para reconducir esta situación y evitar el "jaque" a la democracia.
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El magistrado y jurista ha presentado este miércoles en Soria, en el centro cultural Palacio de la Audiencia, su último libro, que va ya por la cuarta edición, titulado “Jaque a la Democracia”, una obra en la que analiza los riesgos que amenazan los derechos, las libertades y la calidad democrática en España
El acto, organizado por UGT Soria con la colaboración del Ayuntamiento de Soria, se ha celebrado en la Sala Noble del Palacio de la Audiencia.
En su nuevo libro, Bosch reflexiona sobre el avance de los discursos autoritarios, la pérdida de confianza en las instituciones y los desafíos que ponen a prueba los valores democráticos.
- La democracia en España ¿va a peor?
Es una tendencia global y España está en el mundo y por tanto también le afecta. Solo hay que ver el proceso de involución autoritaria que está sufriendo Estados Unidos, que es un país central en el Planeta, pero en la Unión Europea también hay experiencias ya de laboratorio preocupantes, como lo que ha ocurrido en Hungria y en otros países europeos donde este tipo de discursos no paran de crecer. En España, en mi opinión, hay riesgos a corto y medio plazo, que vayamos a un proceso de regresión democrática.
- Cómo es posible que los ciudadanos españoles se expongan a este proceso?
- Mi opinión es que depende del cambio de estructuras tecnológicas. De alguna manera, los procesos de cambio económico en función de cómo se produzcan esas relaciones empresariales, sociales y humanas, acaban creando concepciones de un sentido o de otro. La democracia nace, en el sentido moderno, en una época concreta y cuando hay cambios de época puede haber reconsideraciones de los sistemas políticos. Mi perspectiva es que la revolución digital –Internet, los cambios con las plataformas virtuales, Inteligencia Artificial- está generando muchísimos cambios, más de los que percibimos, porque a menudo son rapidísimos. Estas transformaciones tecnológicas están afectando a las concepciones de los sistemas institucionales y políticos. De hecho, si vemos los gráficos de apoyo a fuerzas políticas que no defienden los principios de la democracia pluralista, están en ascenso continuo. Y también lo están en los estudios de opinión que realizan los institutos de calidad democrática. Hay una pregunta recurrente ¿Usted considera la democracia un buen sistema político? Y en los últimos años, hay más gente que contesta que cree no es buen sistema.
- Pero se puede deber a qué no responde a las expectativas de cada ciudadano?
- Sí, es un factor importante pero no es el único. Los grandes cambios tienen orígenes muy diversos. Me parece que otro punto son los propios errores del sistema democrático: las promesas incumplidas. El auge de los discursos y narrativas autoritarias es en gran parte un síntoma de las deficiencias del sistema democrático; de lo que la gente espera y si no se cumple, se produce una población que apuesta por opciones rupturistas. Tenemos a la gente joven que es la que más, en todos los estudios de opinión y radiografías de voto emitido, concentran los mayores porcentajes de apoyo.
- ¿Estamos a tiempo de reconducir esta situación?
- Los partidos políticos tradicionales deberían hacer autocrítica, en el sentido de valorar qué parte de responsabilidad tienen. Quienes han tenido durante décadas la responsabilidad de gobernar en las democracias occidentales, hay que ver si se han acomodado, si han dado una serie de cosas por supuestas sin resolver problemas centrales de la ciudadanía… Tenemos ahora el problema de la vivienda. En muchas ciudades de nuestro país, el sueldo medio está casi al nivel del alquiler de la vivienda. Todas estas cuestiones, cuando la gente vota, espera que sus representantes aporten soluciones. Y si no están sobre la mesa, mucha gente puede pensar que algunos que gritan mucho y que dicen que lo arreglan todo, con respuestas simplistas, populistas, pero cuando alguien tiene miedo en el futuro puede terminar apostando por estos discursos.
- La democracia es separación de poderes ¿estamos en peligro en España?
- España es un país en el que la separación de poderes siempre ha sido problemática. Nos lo dice la voz más autorizada para analizarlo que es el Consejo de Europa, que tiene varios organismos que miden la calidad del estado de derecho y el sistema democrático: El grupo Greco y la comisión de Venecia, que ha estado hace poco en España para analizar todos estos temas. Lo que nos dicen es que en España la separación de poderes tiene muchas fisuras por las injerencias partidistas en la cúpula judicial. Y esto es problemático, porque la regresión antidemocrática puede tener dos situaciones: la que ocurrió en Brasil, en la que la separación de poderes también tenía problemas y se entró en dinámicas de lawfere, como se demostró con lo que pasó con el encarcelamiento de Lula Da Silva, pero también el poder judicial puede ser una trinchera para evitar retrocesos en el sistema, como estamos viendo en Estados Unidos, donde todo el mundo ha asumido que la principal oposición a Trump ya no es el partido democrático sino un poder judicial que es muy institucional y que cree mucho en los límites al poder. Por eso es tan importante que el poder judicial no esté colonizado por espacios políticos, y en España tenemos un problema.
- La política sin ética ¿en qué se convierte?
- Acaba en algunos aspectos deteriorando gravemente el sistema democrático, pensemos en la corrupción. Un representante público que no está para servir a la ciudadanía, sino para aprovecharse, como vemos en muchos casos en muchos partidos y desde hace décadas. Si la ciudadanía percibe que sus representantes no están para resolver sus problemas sino para aprovecharse del cargo, va pensando que la democracia es una farsa, una pantomima, y que realmente es un mero pretexto para que algunos se enriquezcan a costa de los impuestos de toda la sociedad. Y por eso es tan importante esa ética pública, esa ejemplaridad que hay que tener. Montesquieu dijo que los gobernantes corruptos hacen pésimos ciudadanos, porque dan un ejemplo lamentable. Como podemos exigir que la gente pague impuestos cuando ve parte de esos impuestos se lo quedan políticos indecentes.
- ¿Qué consejos se pueden dar para reconducir esta situación que sufre la democracia española?
- En mi opinión hacen falta algunas reformas, entre ellos el funcionamiento de los espacios que generan opinión e información –las redes sociales- que es una situación problemática, que ha pillado descolocados a los grandes partidos y que explica también el crecimiento de los discursos de odio, de la agresividad política, que es de los que se nutre la gente más joven. En estos espacios se destila xenofobia, machismo y valores antidemocráticos. Y en ese ámbito hay que regular el funcionamiento de estos espacios, para que vulneren cada día el derecho constitucional a recibir información veraz. Los bulos masivos circulan sin ningún control y conforman la opinión ciudadana.
Por otro lado, en cuestiones fundamentales como la corrupción, harían falta reformas valientes para acabar con determinadas dinámicas. Si los gobernantes no protegen los derechos sociales de la ciudadanía, y no garantizan las necesidades básicas de una persona, genera desencanto y acaba siendo caldo de cultivo también para discursos populistas autoritarios. En este ámbito, los principales partidos deberían hacer autocrítica e impulsar reformas. No han acabado de entender que estamos en una etapa de gran legislación.
- Llevamos varias legislaturas políticas y no hay visos de que los grandes partidos se pongan de acuerdo para realizar reformas básicas!
- Es preocupante que los dos grandes partidos del país no sean capaces de articular espacios comunes que son necesarios en la democracia, junto al dato que los discursos xenófobos más populistas estén siendo utilizados por parte del espectro político, y no sólo por la extrema derecha, son situaciones preocupantes en el sentido de que podemos seguir un camino como el que ha llevado ya Hungría y el que está en marcha en Estados Unidos. Perfectamente esto puede ocurrir en España a corto y medio plazo.