La Junta protege la iglesia de San Millán, de Oncala
La Junta ha presentado hoy el ‘Plan de protección y salvaguarda de la iglesia de San Millán – Museo de Tapices de Oncala, el primer plan de este tipo que se desarrolla en España en el ámbito rural.
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El delegado territorial, Manuel López, ha presidido esta mañana una reunión de trabajo en la que se ha presentado el ‘Plan de protección y salvaguarda de la iglesia de San Millán – Museo de Tapices de Oncala’, promovido de oficio por la Junta de Castilla y León y que ha sido coordinado por Cristina Escudero, coordinadora de la Unidad de Gestión de Riesgos y Emergencias en el Patrimonio Cultural de Castilla y León (UGRECYL), creada en 2016 por la Consejería de Cultura y Turismo, y redactado por María Jesús Cabezudo.
El objetivo del Plan es desarrollar medidas preventivas para proteger el patrimonio cultural de la iglesia de San Millán -inmueble y bienes muebles - frente a la acción y consecuencias de una catástrofe, ya sea de origen natural o antrópico.
Se ha diseñado un plan de emergencia completo, contemplando su actualización constante, adaptado a sus necesidades y circunstancias y poniendo el foco en las amenazas relevantes para las personas, estructuras y colecciones.
El Plan se ha formalizado en función de la singularidad del enclave, sus colecciones, ubicación, e instalaciones.
Se trata de un plan de emergencia, funcional y coherente, que reconoce todos los riesgos potenciales y establece procedimientos apropiados para minimizar daños o amenazas y agilizar la respuesta.
Para estudiar la viabilidad de las medidas propuestas en el documento han sido convocados a la reunión los responsables del inmueble o vinculados al mismo (Obispado, párroco y Ayuntamiento de Oncala), agentes de intervención en emergencias (Guardia Civil, Protección Civil y Bomberos asignados) y técnicos de Patrimonio vinculados al Plan.
El proyecto se estructura en tres fases: redacción del Plan, reunión de trabajo e implantación (convocatoria de esta mañana) y preparación del personal asociado mediante una jornada de formación y realización de un simulacro, que se efectuará próximamente.
Oncala: los riesgos y la colección
En una pequeña población de estas características es más que evidente que, en caso de acontecer un evento catastrófico -como por ejemplo un incendio en la iglesia-, la situación podría lugar a un verdadero desastre, siendo el riesgo de producirse daños en los distintos elementos de la colección muy importantes, pudiendo conllevar la desaparición de los mismos.
Hay que tomar en consideración que ni la institución titular ni la población tienen los medios y recursos de una ciudad.
En el caso de Oncala, estaría dentro de la demarcación del Parque de Bomberos del Ayuntamiento de Soria, situado a unos 30 kilómetros de distancia, aunque como parque de primera intervención se considera la demarcación Tierras Altas de Soria, medios ubicados en Ágreda y Ólvega.
Por ello, es necesario articular un engranaje que si bien no excluye la posibilidad de que ocurra algo -el riesgo cero no existe-, está encaminado a minimizar los riesgos y facilitar la acción de los intervinientes para una más pronta y eficiente actuación.
En esta pequeña población, de unos 70 habitantes, se encuentra una de las colecciones más sorprendentes de tapices flamencos.
Los tapices que se conservan en la iglesia de Oncala se basan en los cartones encargados por la Infanta Isabel Clara Eugenia a Pedro Pablo Rubens, en 1625, para un conjunto original destinado al Convento de las Descalzas Reales de Madrid.
Se conservan ocho tapices de esta serie, denominada ‘Apoteosis Eucarística’. Entre estos destacan los llamados ‘El triunfo de la Fe’ y ‘El triunfo de la Eucaristía’. Llevan la marca inconfundible de Bruselas Brabante (entre dos BB) y la del tejedor Frans Van den Hecke (FVH), tapicero de Bruselas, decano del gremio de tejedores y tapicero de la Corte. En la urdimbre de los tapices se empleó lana hilada y seda y lana para las tramas. Se utilizaron tramas de calidad fina, empleándose de 75 a 80 hilos por decímetro lineal.
Hay en Oncala dos tapices más, de serie distinta, que representan alegorías del amor. Fueron tejidos con lana y seda en Bruselas, en el siglo XVII. Llevan la marca de la ciudad en el orillo inferior. Sin embargo, no figura la del maestro tejedor.
Metodología y resultados del Plan de Oncala
Para el desarrollo del Plan se ha partido del análisis del entorno, del inmueble (incluyendo los distintos usos de la iglesia de San Millán) y de la colección, vinculándolos al análisis de riesgos del entorno inmediato.
Cabe señalar las fortalezas detectadas, ya que las inversiones realizadas y el buen estado y mantenimiento del edificio y de la colección de tapices reduce de manera importante la vulnerabilidad del mismo.
Una parte importante es la catalogación de los bienes custodiados, para establecer su prioridad en base a interés histórico-artístico o su especial devoción y por lo tanto vinculación litúrgica al pueblo, estableciendo la preeminencia en el proceso de evacuación.
Para ello se ha identificado su ubicación y las posibilidades de rescate, elaborando una ficha con toda la información para su pronta evacuación e identificación para el transporte. Así mismo, se ha establecido la protección in situ de los bienes que no puedan ser evacuados
Este trabajo se complementa con la elaboración de hojas de control de evacuación y la identificación de zonas seguras para el depósito de las colecciones.
Toda la información se estructura en tres bloques, donde se recogen los resultados del análisis y la propuesta de medidas correctoras de las deficiencias observadas, que van desde las más sencillas, como realizar unas recomendaciones básicas encaminadas a la revisión, orden y mantenimiento de depósitos, o las precauciones que deben contemplarse durante las reformas y obras de restauración y mantenimiento.
La mayor parte de los planes que se realizan solo contemplan una guía operativa para los servicios de emergencia, bajo la supervisión –siempre que sea posible- de los técnicos de Patrimonio, se pone en funcionamiento en casos muy limitados y puntuales, pero gracias a ella se garantiza su pronta respuesta ante una situación de riesgo.
En el caso de Oncala se ha realizado también una guía operativa para los técnicos de Patrimonio, dado que son los que podrán actuar dentro de un mayor abanico de situaciones y quienes, además, deben empezar a trabajar para establecer la siguiente fase: la recuperación.
Con estas guías operativas, ambos colectivos –servicios de emergencia y técnicos de Patrimonio- tendrán un conocimiento preciso del edificio, vías de acceso, situación de hidrantes, condicionantes o características de la colección.
Las fichas de cada elemento, que incluyen el triaje de las obras en función de los daños sufridos, y las fichas precisas, donde se recoge la manipulación correcta y primeros auxilios de los bienes culturales, permiten minimizar los daños, no solo los directos producidos por la situación de emergencias, sino también los secundarios, y a menudo más importantes, derivados del propio proceso de rescate cuando se hace sin estos conocimientos precisos.
Planes de protección y salvaguarda para bienes culturales
La gestión de una emergencia con objeto de garantizar la protección de los ciudadanos, los bienes y el medio ambiente mediante una respuesta coordinada y eficiente es el ámbito competencial de la protección civil. De manera muy limitada apenas incluye las consideraciones que a nivel mundial, y lideradas por la UNESCO, se están estableciendo en relación al patrimonio cultural (marco de Sendai para la reducción del riesgo de desastres, Foro Europeo sobre protección Civil, etc.).
El patrimonio cultural queda inserto en esta genérica categoría de los ‘bienes’, sin tener una denominación específica en la mayoría de la normativa de protección civil que lo equipare al patrimonio natural y sin que estén claramente establecidos los adecuados mecanismos para garantizar su preservación al mismo al nivel de otros bienes, ya sean individuales o comunitarios, como las posesiones de las personas o las infraestructuras, a pesar que el patrimonio cultural supone un recurso económico de capital importancia en muchas áreas.
Dada esta situación, se propugnan una serie de actuaciones para la preservación de los bienes culturales en situaciones de emergencia, es decir, ante los riesgos súbitos o sobrevenidos como incendios en inmuebles -incluyendo la afección a las colecciones que albergan-, las inundaciones, etc. Entre estas medidas destacan los planes de protección y salvaguarda de bienes culturales, que desgraciadamente muchos confunden con los planes de autoprotección o los planes ante incendios –a lo que obliga la normativa-, que no atañen ni contemplan la protección del patrimonio cultural.
En España, el modelo básico proviene de las experiencias francesas elaboradas para instituciones museísticas como el Louvre, llevándose a cabo en muy pocos casos.
En estos momentos solo cuentan con este tipo de planes los bienes de interés cultural de la ciudad de Ávila (gracias a un proyecto financiado por el Ministerio de Cultura) y, bajo el amparo del Plan Nacional de Emergencias y Gestión de Riesgos (PNEGR) y nacidos como proyectos piloto, el edificio del Instituto de Patrimonio Cultural de España y el Museo Nacional de Antropología.
En cuanto a los grandes museos de la capital, el Thyssen ha elaborado su propio plan y los del Museo del Prado y el Reina Sofía se encuentran en fase de elaboración.
En Castilla y León, la Dirección General de Patrimonio Cultural, a través de la UGRECYL (Unidad de Gestión de Riesgos y Emergencias en el Patrimonio Cultural de Castilla y León), ha elaborado el Plan de Protección y Salvaguarda de la Real Iglesia de San Miguel en Valladolid y el hoy presentado de la Iglesia-Museo de Oncala, primero que se realiza en España en un enclave rural, estando en marcha dos más: el del Museo de Segovia y el del Monasterio cisterciense de Santa María de Huerta, también en Soria.