TRIBUNA / El aparato y cuerpo a tierra
Ángel Coronado reflexiona en este artículo de opinión en la gramática, que puede parecer parda pero no lo es, al hilo de las elecciones, la España Vaciada y Sumar.
TRIBUNA / Insólita semana y de ataque a la democracia
TRIBUNA / Sindicatos (I)
TRIBUNA / El aparato y cuerpo a tierra
En tiempos, a los aviones se los llamaba aparatos. Eran aparatosos, pero han dejado de serlo. Ahora se llaman aviones. De la voz “aparato” el diccionario de hoy nos da cuenta de once acepciones. La segunda dice: Aeronave, especialmente un avión o un helicóptero, y tan sólo en séptimo lugar aparece la que ahora nos interesa: Conjunto de dirigentes de una organización política o sindical. Creemos que si los señores académicos de la Lengua fuesen más jóvenes o no tan viejos, la séptima acepción habría ganado puestos y la segunda perdido. Con respecto a la primera acepción del diccionario, nada que decir.
¿Te irás en coche?
No, en avión. Nunca diría: no, en aparato. Pero tampoco tacharía de nuestro diccionario esa palabra. No es posible tachar ninguna palabra del diccionario. Las palabras se mueren ellas solas y lo hacen callando. Al principio, enfermas, aparecen de vez en cuando como ahora lo acaba de hacer “aparato”. Luego cada vez menos al tiempo en que la gente las echa cada vez más de menos hasta que, no es que se mueran sino que no aparecen. El latín no está muerto sino que no aparece. Hay que sacarlo a la fuerza de su escondrijo, y entonces sí, se instala entre nosotros de una forma muy especial. Aquí un ojo, allá un diente, y otras veces hasta una víscera entera, palpitando incluso y sangrienta. También como un abalorio, más bisutería que otra cosa pero cosa sin más. Pretenciosa sin más. Pero el conjunto de dirigentes de una organización política o sindical, el aparato de un partido político es otra forma en la que las palabras (en este caso “aparato”) no se esconde sino que se muda. Se instala en un partido político, en cualquiera, y en una especie de reencarnación curiosísima, o mejor, en una especie de rejuvenecimiento artificial que se ve irremediablemente viejo, rejuvenecen a su manera.
Llegamos a esta conclusión a través de la lectura de un artículo publicado en el medio digital “Público” y titulado “El caso de Soria: La España Vaciada se diluye en las municipales y el PSOE defiende su fortaleza”, y se sigue de un subtítulo que citamos igualmente de forma textual porque lo consideramos muy importante, que dice: “La plataforma soriana [se refiere a Soria ¡Ya!] no se presenta a las elecciones de mayo para centrarse en las generales. En el ayuntamiento de Soria gobiernan los socialistas, con Carlos Martínez a la cabeza, desde el año 2007. En 2019 obtuvieron una amplia mayoría absoluta y confían en mantener sus resultados.”
En el artículo en cuestión se ponen encima de la mesa varios problemas que se manosean y se tocan entre sí, como si amigos se sobasen o enemigos luchasen, lo cual dificulta su intelección de idéntica manera a como se dificulta la intelección de una palabra con tantas acepciones como las de “aparato”
¿Qué dice usted que el problema de la llena y la vaciada nada tiene que ver con respecto al aparato?, pues se equivoca usted. ¿Qué dice usted que Vox con respecto al PP no tiene nada que ver con respecto el aparato, o que Podemos con respecto al PSOE no tiene tampoco nada que ver con respecto al aparato?, pues se equivoca usted y equivocarse es grave.
¿Y qué me dice usted de Sumar?
Pues que hace usted bien en decir Sumar en lugar de SUMAR, pero haría mejor sabiendo que una cosa es un nombre y otra cosa es un verbo. Si se refiere usted a un nombre, apague y vámonos, pero si quiere usted decir un verbo, si lo que quiere usted es verbalizar, le diría que tira usted por el buen camino, porque corriendo los vientos que corren, más vale sumar (verbo) que Sumar o SUMAR, ambos nombres. La gramática puede parecer parda, pero no lo es. Atañe a una cosa que no es parda sino roja y humana como la que más. Me refiero a la sangre, roja y bien roja, pese a que se diga que algunos la tienen azul.
Fdo: Ángel Coronado