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TRIBUNA / Un domingo cualquiera

Mario González valora en este artículo de opinión los resultados electorales en Soria, que nos lleva a una legislatura de más de lo mismo, como un domingo cualquiera.

TRIBUNA / Un domingo cualquiera

Un domingo cualquiera te levantas, desayunas y acudes a votar con la ilusión de que todo por fin cambie. Un domingo cualquiera sueñas con que ese cambio, que ahora mismo no puede darse a escala nacional –es lo que tiene la demoscopia-, quizá pueda anticiparse a escala soriana. Un domingo cualquiera consideras que una mayor participación puede estar en la base de ese cambio y de esa anticipación… pero, también, un domingo cualquiera todo eso se va al carajo –a fer la mà, como dicen los valencianos- y significa más PPSOE y más Soria ¡CasiYa! Un domingo cualquiera te das cuenta de que de nada sirve apoyar una causa perdida de antemano por desestructurada e incoherente y, un domingo cualquiera, te sientes parte de ese fracaso colectivo.  

Como ya han apuntado, con acierto, mis contertulios en El Mirón de Soria, Fernando García Aparicio (EMS, Sin banderas y sin votos para Soria ¡Ya!, 24.07.2023) y Saturio Hernández de Marco (EMS, Soria ni casi, ni ya, 25.07.2023), Soria ¡Ya! no pierde ocasión de caer en incongruencias que, un domingo cualquiera, te derriban del caballo ganador que creías tener para verlo, desde el suelo y maltrecho, como un penco cansado de tantas idas y venidas en un mundo político en el que a las nuevas formaciones solo les vale el camino del novillero: ir por derecho y con verdad y que el respetable juzgue. Ese novillero dubitativo que ha sido, en política y hasta la fecha, Soria ¡CasiYa! Se ha presentado en las Generales del 23-J saltándose el escalafón que le obligaba a demostrar su valía primero en el albero municipal y autonómico y, claro, la ocurrencia de recibir a porta gayola a su primer toro nacional les ha costado una cogida antológica que no ha terminado con la carrera del primer espada porque el mismo, a la vez, estaba refugiado tras las tablas autonómicas.  

En ‘Un domingo cualquiera’, película homónima de Oliver Stone, Tony D'Amato (Al Pacino), entrenador de un equipo de fútbol americano, nos explicaba a todos que las cosas se consiguen pulgada a pulgada porque “el margen de error es muy pequeño, medio segundo más lento o más rápido y no llegas a pasarla, medio segundo más lento o más rápido y no llegas a cogerla” y Soria ¡CasiYa! Ha estado fuera de ese tempo desde el principio de esta temporada electoral, renunciando a las imprescindibles pulgadas municipales y presentando el mismo equipo en comicios distintos, emulando a la PPSOE que dicen combatir pero que no combaten. La PPSOE es la única responsable de sus declarados adversarios: “el olvido y el abandono institucional”. Y a los mismos, por supuesto, no se les combate con el abandono de las instituciones que le son propias, las municipales, desde las que podrían crecer hacia otras instancias y no al revés. No fueron pocos los que les advirtieron… y ahora, si siguen erre que erre, la PPSOE se los comerá sin patatas como ya les participamos.

En clave nacional, el otro partido que no lo quiere ver es VOX. Está vacío el gran espacio de la derecha sociológica –no me cansaré en insistir en que, políticamente, no existen ni derechas ni izquierdas, solo políticos- y VOX sin embargo se pierde por los Cerros de Úbeda con reivindicaciones tan importantes para la ciudadanía como que quitaran la bandera LGTBI del Ayuntamiento de Soria lo que, tras las oportunas lágrimas de Eder García en los medios de comunicación, se ha traducido en la nada más absoluta en Soria. En España, esos continuos disparates, alejados de lo que quieren y necesitan los ciudadanos que habitan o que podrían habitar ese terreno de la derecha sociológica, les han llevado a perder 600.000 votos y lo que te rondaré morena si siguen apostando por lo que quiere una minoría de desubicados, frente al orden y la libertad que demandan la gran mayoría de españoles a los que la PPSOE lleva toreando 40 años y que no logran encontrar una opción mejor que regresar a las viejas banderas por el miedo a transitar hacia el cambio que necesitan. En el mejor de los casos, a VOX le queda lo que tarde Ayuso en desplazar al monigote de Feijóo.  

Un domingo cualquiera, en definitiva, esta falsa democracia auspiciada por la PPSOE, con su cóctel de confusión y miedo, ha conseguido otros cuatro años de lo mismo que no se compadece con lo que anhelan los españoles: orden, justicia y libertad, para poder disfrutar de un futuro digno para ellos y sus familias. Así está montado este tinglado: los políticos impondrán lo que más les interese a la ciudadanía, y ésta correrá con los gastos. Otra vez será.

Fdo: Mario González Casado. Abogado. Mautiko Abogados.

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