TRIBUNA / Santonja, la Historia, los Toros, el Cerro….
Ángel Coronado valora la visita del consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja, a la ermita de San Saturio, en las que realizó declaraciones sobre los toros, la colonización del arte y el posible impacto visual que puede provocar construir edificios en el Cerro de los Moros.
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TRIBUNA / Santonja, la Historia, los Toros, el Cerro….
Nos encanta Santonja. Nos apuntamos a Santonja. Nos encantan los BICS como a Santonja y nos encanta la historia como a Santonja y estamos encantados por eso con él. En la Historia, vista desde lejos, han muerto muchos papas y muchos dictadores, dice Santonja y nosotros con él, claro que sí. Y sabemos además, por la Historia vista de cerca, que acaban de abrir la plaza de toros de México, corroborándosenos la noticia gracias a Santonja. Libertad, pide. Libertad, por favor. Y ha pedido solo libertad. Solo no. Con Vidal Pérez, con muchísima gente más y también con nosotros. Solo nunca. Y de no saber lo que pide, Santonja no pediría nada. Nunca. Por nuestra parte igual. Sin saber lo que pedimos, nunca pedimos nada. Y de las tres décadas de agenda de Pérez colaborando con 520 personas, para nosotros, es como si el evangelio lo dijese. Eso es un hecho, señores, de la Historia reciento, vale, pero eso es un hecho. (“Santonja defiende en Soria el mundo de los toros”. El Mirón. 30/01/2024). Léase.
Otro hecho: Santonja ha ironizado. Ironizar es propio de la condición humana. No se sabe de ningún animal ni vegetal que ironice ni que haya ironizado jamás. Y que nadie nos venga diciendo que algún día ironizará y que punto pelota, y ya nos gustaría acompañarle al Museo del Prado a Santonja. Hace tiempo que no lo vemos, y no por falta de ganas. De ver el museo pero no la cola. Iríamos con usted, señor Santonja, directamente a Velázquez. Tres horas en el Museo del Prado recordando a D´Ors. Dos horas y 55 minutos. Necesitaríamos cinco para visitar la sala 39. Nos encanta la Historia como a usted. En la sala 39 (nos dice la Historia) había instalado un asiento para que un culo (el de Fernando VII) pudiese defecar. Qué tiempos aquéllos. Vayamos directamente a Velázquez y sin cola. Estamos entusiasmados de compartir con el señor Santonja estas cosas, esas muestras, esas cuestiones fundamentales. Y sin cola. Bien clarito que las dice. Léase: una muestra y otra y otra, siempre como cualquier otra, es decir, escogida libremente, como quien dice al azar.
Leemos:
Sí señor. Eso es así. Más ejemplos, más muestras, lean ustedes a Santonja: ¿Que todo el derecho humanitario nace (año más o menos) en 1.492? Como si me dices que el querer ayudar al Señor a subir con la cruz a cuestas hubiese sido también un acto señero de pura humanidad (cireneo además). Sobraría decirlo. Léalo. Ese tipo de derecho, el humanitario, nace completo y de primeras cada vez que nace un ser humano. Santonja, usted, yo mismo, nosotros, cada uno de nosotros, Simón el Cireneo, los 520 de la agenda de Pérez incluyendo en ella al Sr. Vidal también. Y en 1.942. Claro que sí. ¡Tierra! ¡Tierra!
¿Que una cosa son los fantasmas que se tienen en la cabeza, fruto de ideologías sectarias y otra diferente es la realidad? De nuevo cierto. Profundo. Profundo y cierto. Nos encanta Santonja. Estamos con Santonja
¿Qué Hernán Cortés derrotó a los aztecas con un ejército, por llamarlo de algún modo, de 400 personas. Y los aztecas podían armar un ejército de más de 200.000 personas?. Sí señor. Eso es también así. No podemos decirlo mejor que Santonja. Por eso lo decimos igual. Nos encanta Santonja.
Y ahora Santonja frente al Cerro. Léanlo. Que no. Que no puede ser. Que no entraría en ninguna cabeza que se construyese allí enfrente. Que no, que no se va a construir. (“Santonja rechaza posible alteración de paisaje del Cerro de los Moros” El Mirón. 31/01/2024)
Pues otra vez de acuerdo con el Señor (con el Señor Santonja queremos decir), nosotros decimos con él que no. También que no. Que dado el volumen de cualquier cabeza humana, incluso la de un “cabezón”, nunca podría contener esa idea peregrina. Quiá.
Incluso añadiría algo más, que algunos dicen algo menos. Es tan cierto, dicen unos (que ninguno de nosotros lo dice), que el Señor Santonja es tan extraordinariamente bondadoso y por ende tan maravillosamente humanitario, que de ser médico, cosa que por otra parte no sabemos si lo es o no, nunca le hubiese dicho a un desahuciado, desdichado, la verdad de su próximo final. Nunca. Nunca jamás. Por el contrario, ese tipo de derecho, el humanitario, nace completo y de primeras cada vez que nace un ser humano, y él lo sabe. Santonja, usted, yo mismo, nosotros, cada uno de nosotros, Simón el Cireneo, los 520 de la agenda de Pérez incluyendo en ella al Sr. Vidal también. Y entonces le hubiese animado de mentirijillas a que no, que no puede ser, que no entraría en ninguna cabeza un final, una muerte inminente, y menos en la tuya, chiquitín. Todos tenemos que morir, eso sí, pero ahora no, que no. Que no. Que no puede ser que ocurra eso allí enfrente (y suponemos que su despacho estará enfrente del cerro. Y por ende fuera, fuera toda sospecha de bastardo interés por el allí enfrente, porque desde el Cerro es imposible ver el Cerro. Eso es de cajón)
Y otros dicen que Santonja blanquea lo del Cerro y nosotros volvemos a decir que no aunque veamos la cosa del Cerro fea. Es más, veríamos a Santonja un pelín optimista. Se nos desgarra el corazón solo de verle blanqueando. ¡Qué lamentos dejaría de plañir Santonja en su caso! ¡Qué cabezón habría de tener si en su cabeza cupiese lo que no cabe ni nunca podrá caber!
Bueno, pues a unos y a otros decimos que no. Santonja es Machadoriano a machamartillo.
No. Es machadianista
¿Machadianista dice usted? Pues sea, machadianista. ¿Machadianólogo? Pues sea, Machadianólogo. Como usted prefiera, que ni vamos a discutir por eso ni queremos más desgarro en nuestro malherido corazón.
Fdo: Ángel Coronado