TRIBUNA / A propósito de la violencia de género
Mario González reflexiona en esta carta abierta dirigida a la presidenta de Antigona, Pilar de la Viña, en la violencia de género y el rechazo que generan ciertos planteamientos feministas en la sociedad. Educación, valor y respeto es el trinomio que aconseja para mejorar las relaciones entre el hombre y la mujer, sin generar privilegios.
Parkinson Soria ayuda a mantener autonomía personal
Los sindicatos califican de ERE encubierto nueva propuesta de Losán
TRIBUNA / A propósito de la violencia de género
Carta abierta a Pilar de la Viña
Querida Pilar:
No me sorprende tú nueva diatriba contra la violencia de género y, sin embargo, sí me sorprende mi comentario a la misma por resultar, así de entrada, políticamente incorrecto. Que la violencia de género existe, es algo que nadie duda a estas alturas y que nadie niega, ni siquiera esos “partidos de extrema derecha” a los que aludes –¡parece que cada vez hay más, qué miedo!- y que discrepan básicamente de la nomenclatura de la cuestión, como con el matrimonio homosexual, esto es, de las etiquetas que ponéis a las cosas sin entrar en el fondo de las mismas.
Voy a intentar hacer lo contrario: soslayar las etiquetas –ahí pierdo seguro- y entrar en el fondo del asunto. La primera cuestión de fondo es claramente biológica y es que el hombre y la mujer son diferentes y por eso juntos se completan y sus rasgos más definitorios vienen dados por las leyes de la naturaleza y la química orgánica que les hacen relacionarse y reaccionar ante los distintos estímulos de forma diferente.
Resulta claro que la mayor fuerza y testosterona del hombre le lleva a tener reacciones más violentas, extremo que, desde los albores de la humanidad, fue aprovechado por la sociedad que siempre han conformado hombres y mujeres –los unos sin las otras y viceversa son absolutamente inútiles- para definir sus respectivas funciones: los más pesados y violentos eran desempeñados, prioritariamente, por los hombres, por su mayor aptitud para desempeñarlos, y el resto se repartían entre los restantes miembros de la comunidad en una estrategia de especialización y colaboración que ha ido evolucionando conforme han ido cambiando las necesidades de cada sociedad.
Es algo, si me apuras, mucho más económico y de utilidad, que de imposición.
La segunda cuestión, dentro de ese esquema, es que la educación del hombre desde su más tierna infancia, cuando esa fuerza no ha aflorado aún, viene siendo impartida, en la inmensa mayoría de los casos y de las sociedades, por la mujer que, lógicamente, compensó esas diferencias inculcando un respeto mutuo, especialmente hacia la mujer, con el que las sociedades educadas han podido desarrollarse hasta la fecha.
Esa es la diferencia radical entre el primer mundo y el tercero: las sociedades que han evolucionado manteniendo la utilidad de la mujer han alcanzado cotas de desarrollo mucho más altas. Y esa es la diferencia entre la parte educada y el lumpen en cada sociedad: en la primera, la mujer es uno más, con utilidad y por lo tanto valor, frente a la segunda en la que su falta de valor reduce su condición a la de objeto sexual (llevado al extremo para verlo mejor).
Ahora, este trinomio de educación, valor y respeto que viene integrando, en beneficio de toda la sociedad, las capacidades de hombres y mujeres dándole a cada uno su espacio natural, está siendo atacado por un falso igualitarismo –falso por irreal e imposible- que viene a romper ese equilibrio y esa equidad que poco a poco hemos alcanzado en España donde, por cierto, estamos ya muy adelantados en este terreno respecto a otros países de la UE. Las cuotas, ventajas y diferencias de trato a favor de la mujer que nos están imponiendo políticamente tus afines –por ejemplo, eso de que las futbolistas tienen quieren cobrar lo mismo generando una parte infinitesimal de ingresos o que una patosada de Rubiales sea calificada de agresión sexual- unidas al bajonazo que hemos pegado en educación y respeto provocan ciertamente retrocesos en esta materia… como en muchas otras.
En consecuencia, rechazo eso que afirmas de que “los hombres frustrados y resentidos han encontrado una ideología que les autoriza y les da alas en sus delirios de dominio y poder” porque ni existe esa ideología, ni existen hombres normales –anormales los habrá siempre de ambos sexos- con delirios de dominio y poder sobre las mujeres. Antes al contrario. Asimismo, creo que la solución paulatina del problema pasa por volver a avanzar en educación, respeto e igualdad de la buena y por darle al problema la dimensión que tiene realmente: en números redondos, la media de muertes al año por este concepto ronda las 50 personas, de las que un 70% son mujeres.
Sin embargo, la media de suicidios al año ronda las 4.000 personas, de las que un 75% son hombres. Y de esto no se dice nada. Se cancela. Ponéis el foco donde más os interesa sin atender a la realidad de las cosas (afecta al 0,0002% de las mujeres de este país) y tampoco ayuda el hecho de que el feminismo hace tiempo que ya no persigue ninguna igualdad, sino ventajas indecorosas e injustificables para las mujeres. Así nos luce el pelo. Sigue queriéndome y respetándome como yo lo hago contigo, por favor.
Fdo: Mario González Casado. Abogado. Mautiko Abogados.