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TRIBUNA / La dama, el guante, y Telefónica, lo más importante.

Ángel Coronado incide en este artículo de opinión en el guante lanzado por el primer teniente de alcalde de El Burgo de Osma al presidente de Telefónica para que visite la comarca y atienda las demandas de mejora de la conexión telefónica y de Internet.

TRIBUNA / La dama, el guante, y Telefónica, lo más importante.

Cualquier ritual se alimenta de la repetición. No existe (o al menos no conocemos) ningún rito recién nacido. Los ritos, cuando nacen, son ya viejos, es decir, no nacen. Se hacen. No son. Aparecen ya viejos, pero no como extraterrestres sino como abuelos, de lo más terrestre que se pueda uno imaginar, y eso gracias a los hijos y sobre todo a los nietos. El rito es pura tradición, pero tampoco es eterno. Hay ritos más longevos que otros de tal forma que, aun siendo todos viejos, los hay que muchísimo más unos que otros. Los que menos son, por así decirlo, como niñitos recién nacidos para los abuelos, para los abuelos de verdad (el abuelo Pepe, el abuelo Juan). Y bien mirado, es una suerte que los ritos no sean eternos. No me interesan mucho los ritos más viejos.

Son como acartonados, apolillados, y en el mejor de los casos, hasta uno mismo que ya peina canas se olvida de ellos. Incluso parecen ya muertos y en el cementerio, pero de pronto resucitan para darse un paseo que, con frecuencia, resulta ridículo, a veces patético.

Por ejemplo, antiguamente y en la ocasión oportuna, las damas tiraban (como que no) los guantes al suelo para que algún caballero galante lo recogiese y tras un gesto reverente, como de besar, pero de besar al guante que de ninguna manera a la dama, y arrodillado o por lo menos a gachas porque a ver cómo llegas hasta el suelo, no lo olvidemos, la dama, bien se cuida de que el guante llegue al suelo sin quedarse colgando, enganchado en el aire, y arrodillado el caballero, rendido de admiración, vencido, como ante César el galo vencido, y entonces el caballero galante se alza, la dama sigue alzada y hasta que el ritual termina es imposible describir la numerosa sucesión de cosas que suceden hasta que el guante recupera su posición inicial en las delicadas y blancas manos de la tía esa.

Este rito, ahora, está en estado de franca disolución. No me interesa mucho, pero lo bueno que tienen estos ritos tan viejos es que nos dicen con voz sonora, casi joven, la mala educación que hoy se respira. Y es por eso que el artículo aparecido en este medio con el título tan expresivo de “Tiro un guante para quien lo quiera recoger…” me interesa.

Que no queremos insistir en esa mala educación que hoy se respira es lo primero a decir aunque ya lo sepamos. Otra nueva educación está naciendo y no la vemos mientras la vieja, todavía, medio respira como puede y vegeta. Ya lo dijimos antes y no por eso es cosa sabida sino que lo dijimos por saberlo ya, como todo el mundo lo sabe. No es mala educación lo que ahora se palpa sino ausencia de la misma. La nueva es una niñita preciosa y prometedora, nada de Barbie (otra que parece lo que no es al tiempo de ser lo que no parece), y de la vieja ya hemos dicho bastante.

Eso es lo que nos parece que pasa, pero lo que no sabemos, la verdad, lo que no nos cabe en la cabeza y nos gustaría meterla en la de todos, con todos los respetos del mundo pero meterla de una vez y hasta las trancas, es que ni Valdelubiel ni Torralba del Burgo ni Berzosa ni la propia Osma, Osma, Dios mío, Osma, Uxama (con lo que Uxama junto a Tiermes y Numancia hacen y significan para la marca España Una, marca España Grande, marca España Libre), ninguno de estos pueblines (que de pueblines nada, no vengamos ahora, encima, con que si pueblines de nada, Osma es ciudad, señores, que Osma es ciudad), ninguno, merece (el mérito existe) ese tratamiento, el tratamiento que Miguel Ángel, Primer Teniente de Alcalde de El Burgo de Osma denuncia y nos dice tan expresivamente al hilo del guante y de la dama.

¡Oiga usted, Señora! No me venga con esas. Haga usted el favor de recoger del suelo ese guante, que bien puede hacerlo, Señora, que soy el Alcalde y no ganamos para limpiar el pueblo y no estamos a gastar las perras de nadie para recoger del suelo esa mierda de guante, Señora, que estoy hasta el pelo de zarrias y haga usted el favor de recoger las deyecciones de su mascota que ya la estoy viendo venir, como tampoco estaría mal esparcir un poco de agua fresca en caso de aguas menores, que las mascotas también mean, Señora.

Bien dicho, Señor Alcalde. Qué menos. Y a Miguel Ángel Miguel, su primer Teniente de Alcalde, igual. Y a Jose María Álvarez-Pallete le sigo a través de Miguel Ángel ¿Vendrá a visitarnos en estas fechas para reconciliar la postura de su compañía con la de nuestros vecinos? Me refiero a Don Jose María. ¿Vendrá? La ocasión de arrimarle un buen torreznillo no debe descuidarse. Así le ponían las cosas a Felipe II, como para pasarlas por alto.

Ande, Don Jose María, anímese, Don Jose María, le necesitamos para reconciliarnos con usted, Don Jode María. Sin usted, Don Jose María, no hay quien pare en estos rincones vacíos, Don Jose María, que no hay quien los llene aunque se quieran llenar de cosas que ni le contamos a usted, Don Jose María. Es que no hay quien pueda poner en Berzosa ni un simple Wahs-up, Don Jose María. Podremos hacernos selfis, pero no enviárselos a nuestros seres queridos, Don Jose María. Nos gustaría poderle llamar Jose Mari, pero no nos atrevemos, por lo menos en Valdelubiel. Juraría que ni siquiera en El Burgo, Don Jose María.

Miguel Ángel: no hemos podido recoger el guante. No nos hemos atrevido tampoco. No sabemos qué hacer. Y el otro guante se habrá quedado descabalado….No sabemos qué hacer…, Don Jose María, Don Jose María… ¿Vendrá Don Jose María…?

Fdo. Ángel Coronado

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