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Infierno en Gaza

Daniel Rodrigálvarez Encabo escribe esta carta al director para denunciar la terrible situación en la que se encuentra la población de Gaza, sometida por un lado al dominio de Hamás, y por otro los borbardeos a la que le somete Israel, que ha provcado al menos 61.000 victimas mortales. La posible solución de un Estado Palestino parece, a su juicio, muy complicada.

Infierno en Gaza

La hostilidad entre israelitas y palestinos se remonta a bastante tiempo atrás, desde que se empezaron a asentarse judíos en Palestina, que se agravó con la decisión de la ONU de permitir el establecimiento del Estado de Israel en el año 1948, para que pudieran tener una localización estable los judíos errantes después de la Segunda Guerra Mundial y los que se salvaron de la persecución sufrida por el régimen de Hitler.

Desde entonces, muchos han sido los enfrentamientos y guerras entre ambos bandos, como el que actualmente persiste en Gaza, desde el horrible atentado terrorista de Hamás el 7 de septiembre de 2023 contra asentamientos judíos, que segó la vida de 1.400 personas y el secuestro de otras 252, algunas de ellas, vivas o muertas, todavía en manos de Hamás. Israel, que desde su fundación lleva en su ADN el permanentemente estado de alerta ante posibles ataques del entorno, en respuesta al atentado descargó su potente armamento contra Hamás en Gaza donde sus miembros se encontraban, y se encuentran, inmersos entre la población y en sus edificios y estructuras, hospitales incluidos.

Ya van casi dos años en los que el permanente acoso de Israel sobre Gaza para erradicar a los miembros de Hamás está provocando una masacre humanitaria entre la población gazatí, con la muerte de multitud de palestinos, se estima en más de 61.000 hasta la fecha, sobre todo de niños inocentes, algunos de hambre, tras la crisis alimentaria que les sacude hace tiempo, cuyas imágenes conmueven cualquier alma humana que no sea de cartón piedra.

La población palestina de Gaza se encuentra en una terrible situación. De una parte sometida al dominio de Hamás, a pesar de estar administrativamente regulada por la Autoridad Nacional Palestina, organización títere sometida a los terroristas. Hamás no ceja en querer destruir el estado israelita, aunque con su actitud no les importe ver como muere su gente, no interesándoles acabar con esta guerra al no querer devolver los judíos rehenes. Por si fuera poco, parece ser que controlan la ayuda alimentaria que llega a Gaza que se distribuye por la ONG “Fundación Humanitaria de Gaza” creada por Israel y anteriormente por una agencia de la ONU, aunque  la realidad es que Hamás es quien la realiza, armas en mano, repartiéndola entre los suyos y lo poco que quede entre el resto de la población que lucha denodadamente por conseguirla, dando lugar a esas escalofriantes escenas que vemos de gente desesperada amontonada por lograr un cazillo de harina.

Por otro lado está la actitud obcecada del gobierno de Netanyahu que no para de bombardear Gaza para conseguir la eliminación de Hamás, sin importarle que mueran infinidad de personas inocentes, en una especie de genocidio como lo sufrieron ellos en el régimen de Hitler, situación agravada con la crisis alimentaria que provoca la desesperación de esas madres que no pueden conseguir alimentos para sus hijos y la horrorosa muerte de niños famélicos. Parece ser que han olvidado los sufrimientos de sus congéneres en los campos de concentración nazis, antes de ser enviados a los crematorios, desnudos y esqueléticos, que tanto conmovió al mundo entero, y tampoco recuerdan la esclavitud que sufrieron en Egipto hace siglos y las penurias en su éxodo a la tierra prometida, desesperados por alimentarse exclusivamente por el maná que aparecía por las mañanas sobre el rocío, al igual que esas mujeres palestinas afanándose en recoger del suelo restos de alimentos lanzados por los aviones con ayuda humanitaria.

La solución a esta dramática situación se intuye muy difícil pues son muchos años de odio enquistado por ambas partes, en especial por el lado terrorista sunní de Hamás, no en general por la población palestina, aunque muy influenciada, que desean, como todo el mundo, vivir en paz. No en vano hay dos millones de palestinos que tienen voluntariamente la nacionalidad israelí, además de otros muchos que también trabajan en Israel.

Aunque la idea es antigua, ahora se está abogando en países occidentales como España y recientemente Francia, el Reino Unido, Canadá y otros más, por el establecimiento de un Estado Palestino, coexistente con Israel, como una solución al tema. Curiosamente los países árabes cercanos se están manteniendo al margen del problema, es más, los ricos como Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Qatar u otros más, musulmanes chiíes, no se han involucrado en el conflicto ni han aportado ayuda alguna a la población de Gaza.

La posible solución de un Estado Palestino es muy complicada pues tendría territorios separados entre Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, que hace difícil la integración en un mismo estado. Además, Hamás debería desaparecer de los territorios palestinos, ofreciéndoles una salida como en su día aceptó la OLP de Yasser Arafat de retirarse a Túnez, cosa que, de momento, se intuye casi imposible pues siempre estará apoyada y financiada por Irán, enemigo acérrimo de Israel. El gobierno de Netanyahu ha decidido ocupar Gaza para expulsar a Hamás y dejarla en manos civiles. Esperemos que pueda reinar la razón y no el odio, así como la labor diplomática, para que se acabe lo antes posible este horroroso infierno en Gaza.      

Fdo: Daniel Rodrigálvarez Encabo

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