Miércoles, 24 Diciembre 2025
Buscar
Cubierto
2.4 °C
El tiempo HOY

Opinión

No hace falta ser comunista…

Juana Largo censura en este artículo de opinión los excesos del sistema capitalista que domina el mundo, donde el ser humano no importa al capital.

No hace falta ser comunista…

No hace falta ser comunista para entender las críticas a la economía sobre todo neoliberal que se le puedan dar a nuestra sociedad capitalista. Podemos pasar desde las grandes esferas de poder hasta la casi anulación de la autonomía a la que someten a los pacientes siquiátricos para comprender y hacer un análisis de la actual situación que, viniendo del industrialismo como paradigma a llegado a la actual con los modelos neodarwinianos y depredadores de nuestras sociedades que, así, de esta forma, muestran una relación esquizofrénica y patológica con la economía instrumental que se nos viene ofreciendo sobre todo estos últimos años y que ha llegado actualmente a lo que ha llegado, con esas dos guerras tan famosas y con todos los indicativos de lo que es una nueva pandemia peor acaso de la maldita pandemia que tuvimos en el sentido fisiológico en los años 20 y 21 en la cual a algunas personas el fenómeno se nos llevó por delante a algunas personas queridas y familiares.

En este sentido, podemos decir que la pandemia fue un fenómeno de la sociedad capitalista última que, a unas personas se les llevó un familiar o alguien conocido o a amigo (en particular a mi familia se nos llevó un tío, enormemente cuidadoso con su estado de salud que, de forma totalmente involuntaria a él, tuvo que pagar con su vida cuando menos lo merecía: no nos olvidamos, tío Jesús). 

Esto es como si o sin el “como si”, como que, la sociedad capitalista, y también los individuos que accionan en ella, que muchas veces viven y desarrollan  y amplifican el problema capitalista, sus líderes sociales, que acaso no se dan cuenta, si son desilustrados, de que están ejerciendo sus actos antisociales, sociofóbicos y de falso individualismo, en el cual se genera violencia y crímenes y destrucción  no solo de tierra o de edificios  y pueblos (véase Gaza, véase Ucrania, véase USA y el Reino de Putin), sino asimismo de esto tan elemental para la vida como eso tan simple como la convivencia social no sicopatológica y que es la que hemos vivido muchas personas hace años, para sucederle el vértigo sangriento de la sociedad capitalista que siguió después  y que se va acelerando ahora… esto es como que, la sociedad capitalista, pues, decimos, que es la consecuencia de una exorbitación del valor capital que niega todo lo demás a su alrededor, de tal modo que todo parece darle igual, si se cobra vidas humanas, como si no se cobrara nada y en el cual participan los Estados mercantiles y que niegan, incluso sustancialmente, la esencia humana (tal como sucede en la actualidad con IA, con Chats, con manifestaciones de manipulación biológica, etc…) y que han conquistado todo en el planeta en el cual parece ser que no pueden vivir los inocentes o los limpios de corazón que tenemos considerados por el espíritu cristiano y sí los marranos que nos endilgan cada día por los medios de comunicación su “hostia” diaria de porquería y de ganancias de poder, ya más que económico, en sus discursos y en sus atosigantes manifestaciones públicas, ahora parece ser que ya sin esconderse con el neofascismo que plantean desde los altos círculos de poder. 

La que suscribe esta Tribuna, ante una realidad que ve de momento malograda en los partidos tradicionales, en Soria y en Castilla y León, con el fin de hacer lo necesario para acabar o empezar a ganar al menos cambiando esa dinámica de vértigo que lleva una sociedad pasiva y tradicionalista –entendiendo mal el tradicionalismo, como si todo fuera lúdico, a una manera de Disneyworld y todo fuera meramente sensitivo, sin conocer el meollo de la cuestión, como pasa en nuestras Fiestas de San Juan, por ejemplo-, no puede hacer, como tantos otros paisanos y paisanas que llegar a plantear las preguntas tradicionales que con buen juicio se hacían los filósofos kantianos para entender un poco el mundo y a sí mismos:

 “¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Quiénes somos?”

Y resulta que levantamos un poco la cabeza y miramos y no vemos más que maldad, sicopatía y sacrificio incluso de generaciones por el valor capital neoliberal y extremo-neoliberal de ahora. Con lo cual, hay algo de esperanza en el asunto, pues no solo algunos vemos lo que vemos que está pasando para darnos cuenta de las cosas. Somos ahora muchos. Ya vamos dejando de estar aislados en nuestros pensamientos y en nuestras inquietudes y nos vamos dando cuenta todos o casi todos de que hay algo más allá de todo esto. Porque, como dice Inmaculada Jáuregui Balenciaga en un estudio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria de 2008, con el epígrafe: “Psicopatía: Pandemia de la Modernidad”:

 “Cuando leemos sobre las características sociales de la persona psicópata o sociópata, sobre todo aquellas que hablan de normas, leyes, ausencia de remordimiento y culpa, no podemos impedir pensar en el funcionamiento político, económico y científico de nuestras sociedades. Cuando leemos que en estas personas, las psicópatas, domina una lógica perversa e instrumental, no podemos por menos de pensar en el funcionamiento de grandes empresas y corporaciones. Cuando leemos que las leyes y normas no van con ellos, no podemos dejar de pensar en el funcionamiento político de la democracia actual. Cuando leemos que las personas no les importamos en absoluto, pues sólo nos ven como meros objetos o instrumentos para conseguir sus fines (Piñuel, 2008), no podemos dejar de pensar en la lógica subyacente del capitalismo. El ser humano no importa al capital. El dinero no tiene ética ni moral”.

Fdo: Juana Largo

Últimas fotogalerías

Sección: fotos

Subsección:

Id propio: 95393

Id del padre: 1

Vista: article

Ancho página: 0

Es página fotos: 0

Clase de página: noticia