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TRIBUNA / ¡Ya huele a pino, señorita!

Mario González censura en este artículo de opinión el adoctrinamiento que impulsan los sindicatos en la educación, un área fundamental en cualquier sociedad donde hace falta más compromiso de todos para conseguir mayor calidad.

 

TRIBUNA / ¡Ya huele a pino, señorita!

Ya hemos comentado en más de una ocasión lo fácil que resulta coger el rábano por las hojas. En esta ocasión, la CGT-Soria y su colectivo ‘Una Ayudita para la Educación Pública’ lo consiguen denunciando la forzada digitalización de la Educación Pública en España (ver la tribuna ‘Digitalización y privatización en la Escuela Pública’, EMS, 15.02.24), en la que hacen hincapié únicamente en el enriquecimiento que esto supone para las grandes corporaciones privadas que proveen a la JCYL de esos materiales y servicios digitales.

Un relato parcial porque la cancelación de los docentes es culpa, en primer término, de los comisarios políticos que abundan en la Escuela Pública de la mano de los sindicatos. Y después, de una PPSOE que no quiere líos: ellos solo quieren la pasta. No deja de sorprender que todos estos sindicatos beban de la tradición cristiana, católica, apostólica y romana del “Mas os digo que es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios” (Mateo 19:24). ¡Qué daño nos han hecho a todos! De esta forma, los árboles no les dejan ver el bosque. Entre todos, en 45 años, han conseguido reventar la Escuela Pública. Sindicatos como CGT, que ahora se atreve a levantar la palabra, son los que han hecho de la educación un campo abonado para el adoctrinamiento y para poco más. ¿Qué fue de la universidad del conocimiento? ¿Qué de la excelencia? ¿Qué de la verdad histórica y de los fundamentos en cada materia?

Mientras contestas a estas preguntas, piensa que las CCAA son ese terreno deslizante que la PPSOE y sus sindicatos a sueldo aprovechan para perpetrar este crimen poniéndole ruedas, hacia los bolsillos de los imperantes y su séquito, a una buena parte de ese dinero público que con tanto mimo te exaccionan. Seguramente estén demás los millones de euros que la Consejería de Educación malgasta en pantallas y dispositivos, como apunta la CGT, pero lo que sin duda está demás es la posibilidad de pasar de curso sin límite de suspensos y la contratación de profesores en la Escuela Pública sin el máster específico habilitante o sin la imprescindible oposición. Nadie puede dar más que lo que tiene. Sin embargo, a la CGT nada de eso les preocupa, lo que importa es la pasta y poder colar todo el adoctrinamiento posible, en lugar de apostar por una educación de calidad para todos.

 

España ha hecho 30 sobre 81 en sistemas educativos, según el último Informe PISA, y ¡para todos es un triunfo!  Que estemos en tercera división y bajando, con uno de cada cuatro alumnos fuera de juego en Matemáticas, Lectura y Ciencias, para estos sindicatos y para la consejería que los dirige es un triunfo. Pronto celebraremos al analfabetismo al que nos conducen, un analfabetismo funcional en el que todos serán igual de idiotas. ¿Dónde quedó la igualdad de oportunidades? ¿Dónde el ascensor social de la auténtica educación de calidad? 

Así, en lugar de poner el foco en lo auténticamente importante, en la calidad de la formación que dispensan, lo ponen en lo mucho que ganan esos proveedores de nuevas tecnologías cuando las mismas podrían ser implementadas de manera global y mucho más barata. Empero los sindicatos están con las CCAA, están con la división y con el despilfarro que supone tener un sistema de educación pública fraccionado en 17 chiringuitos. Les interesa, porque la división genera más pasta, y lo que les duele, en realidad, es que entonces aparezcan otros más avezados y con mejores contactos y se la lleven. ¿Estamos a setas o a rolex?

Lo más cierto es que, en esta España abandonada a su suerte por la PPSOE y todos sus Umpa Lumpas ya nada importa nada.

Y a sus once millones de creyentes tampoco, ¡hay que ser idiotas! El alumnado importa poco y los profesores menos aún. En medio de esta gran colectivización impulsada por los sindicatos, cada individuo está cada vez más solo y desamparado. El deterioro en la educación es acumulativo y la falta de formación en los padres repercute directamente en la de los hijos. En Soria hay gente muy espabilada privadamente y por eso, cuando llega la Universidad, vuelan en busca de algo mejor huyendo de ese ¡ya huele a pino señorita! con el que los más brutos anunciaban la vuelta a Soria al regresar tras cualquier excursión. Queridos amigos de la comunidad educativa, el problema no es digital, ni de medios, lo es de fondo. Y ahí, casi todos escondéis el bulto.

Fdo: Mario González Casado. Abogado. Mautiko Abogados.

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