TRIBUNA / Oculta, Soria Oculta
Ángel Coronado fabula en este artículo de opinión, con estilo literario, en el descubrimiento de Soria Oculta en el Cerro de los Moros.
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TRIBUNA / Oculta, Soria Oculta
Cuando se aprende algo, y siempre hay algo que aprender, es inevitable que algo aparezca cuando al vaso de lo desconocido le restamos una gota, la gotita que aprendemos. Es de cajón que otra gota de repuesto aparezca. Y aparece un ojo sobre una carrasca en llamas, un rostro que parecía otro (para eso tenemos el martes de carnaval, vaya una cosa), y Numancia, que decían estar en Zamora cuando viene Schulten y nos dice que no, puesto en jarras sobre la muela de Garray.
Troya oculta, Pompeya oculta, Numancia oculta. Y ahora Soria Oculta cuando viene nuestro alcalde con un candelabro de siete brazos en la mano sobre otra muela, la muela de los Moros, ¡válgame Dios!, una muela que parecía un cerro, que para eso tenemos el cerro, el Cerro de los Moros, ¡válgame Dios, Don Antonio!
¡Válgame Dios, que no, que no, que el candelabro de los siete brazos salió en el cerro del Castillo! Que ese candelabro se le apareció a nuestro alcalde, Soria Oculta.
¡Que no, que no! Que nuestro alcalde no es el alcalde de Soria oculta. Que es el alcalde de Soria pura cabeza de Extremadura. Y que desde su atalaya extremeña, por decirlo así, y con ese candelabro en la mano, quiero citar textualmente para no equivocarme, que no quepo en mí de contento, con ese candelabro en la mano, dice Soria Oculta que dice:
“Este descubrimiento [el del candelabro, me permito aclarar] tan significativo ha llevado al alcalde a deducir que bajo el Cerro de los Moros, contiguo al del Castillo, tiene que estar la antigua morería, que es muy probable que también albergue vestigios históricos y piezas de incalculable valor, quizá hasta el tesoro de Almanzor, sobre el que se viene especulando desde hace siglos que pudiera estar enterrado en el Cerrillo cuarto sobre el Duero.” (El Mirón de Soria, miércoles 26 de Diciembre de 2022)
No quepo en mí de contento, decía y repito ahora. Una herencia salutífera que viene a borrar de un plumazo a la otra, la terrorífica y envenenada, que no menciono sino por necesidad, que de otra manera y por otra parte ya tenía semiolvidada.
Lo siento, pero he de volver a citar:
“Esto lo ha hecho saber en un Pleno extraordinario en el que toda la oposición se ha levantado en aplausos y el grupo socialista ha propuesto que en el futuro parque o zona verde, que será el Cerro de los Moros, se erija una estatua de nuestro edil, que tan preponderante papel ha tenido en todas estas actuaciones.”
Me sumo a los aplausos, pero no batiendo las manos tan solo sino también uñas, pestañas y dientes. Y además quisiera no dejarle solo en el cerro sino en compañía de otros grandes, y no solo de otros grandes arqueólogos como Schulten o Champollion, sino de otros alcaldes grandes como el de Fuenteovejuna y de otros grandes políticos e incluso poetas como Pericles, Marco Aurelio, Alfonso X el Sabio y también, ¿por qué no? junto al mismo Gustavo Adolfo y Don Antonio.
¿Exagerado?
Entiendo que no, señores. Exagerado pedirle más. Estamos en tiempo casi electoral, señores. Me huele que algunos quieren abusar, como si aún no tuviesen bastante, como si después de un concierto bellísimo quisiesen algo más que una bellísima propina.
¿Qué más?
Pues un concierto entero, me huele que quieren. Yo no quiero ni propina. Quiero verle entre otros inmortales, o es que quieres que Machado te siga escribiendo poesías, anda, dímelo, o es que quieres que te conquisten a más Troyas, que ganas me dan de decirte que te las conquistes tú.
Fdo: Ángel Coronado