TRIBUNA / Merecido no se sabe. Inapelable sí
Ángel Coronado puntualiza un artículo de Saturio Hernández sobre la victoria merecida de Carlos Martínez y reflexiona sobre el significado de no votar, que no es lo mismo que votar no.
Soria ¡Ya! regresa a actividad parlamentaria tras parón electoral
Festividad de la patrona de los electricistas
TRIBUNA / Merecido no se sabe. Inapelable sí
Como siempre que algo conmueve, sea en cualquier sentido y por lo menos a mí, cito el siguiente texto que me ha conmovido de forma positiva desde al principio al final. Me refiero en exclusiva al texto citado, esto es, al que empieza por la palabra “Volver” y termina con “realidad”. Pertenece al artículo publicado en El Mirón de fercha tal y tal por Saturio Hernández de Marco. Dice así:
“Volver a hablar del adoquinado salvaje, de las permutitas, de la inexistencia de los o del conjunto preciso de informes en plazo, del Cerro, de las permutas de espacios, con viviendas vacías, de la nefasta política de tráfico, de los palacios adquiridos con ocupado con contrato, y de otras cuestiones, fondos de saco, quinta planta y cuestiones similares, son reales, pero se ha visto que no influyen, y menos en los que no han trabajado en todo el tiempo de los cuatro años y ahora nos querían acreditar que el Alcalde no obtuviera mayoría para el bien de todos, pero sin alternativas, todo vacío y sin contenido y sin realidad.”
Y dicho esto no tengo empacho en reconocer que hay cuestiones cuya dimensión especulativa excede con mucho a la dimensión razonable que un artículo periodístico debe y puede tener. O dicho de otra forma: pude errar en apreciar debidamente una cuestión de escala. O también, no supe distinguir la dimensión adecuada entre lo esencial y lo superfluo para decir lo que dije en el espacio material que utilicé. Lo intentaré ahora.
Mantengo que no votar no es lo mismo que votar que no. Mantengo también que no votar es tan legítimo y tan legal como no hacerlo.
Aclaro también que votar es salir de casa, ir al local electoral y depositar la papeleta en la urna establecida a tales efectos, y aclaro también que para la votación inicial que de uno mismo nace, no es preciso ni salir de casa ni depositar papel alguno en ninguna urna y que remitiéndome al párrafo anterior, eso, lo nque acabo de escribir, es tan legítimo y legal como lo de ir a la urna y meter en ella la papeleta. Y aclaro además que también es legítimo y legal el depositar en la urna una papeleta en blanco. Voto nulo. Y sigo manteniendo que no votar (sin salir de casa o yendo en blanco a la urna) no es lo mismo que votar que no.
Mantengo también que la ley electoral vigente no contempla la diferencia entre ambas formas de no votar. Y mantengo también, y esto ya de una forma personal, tan legítima y tan legal como otra cualquiera, que la ley electoral debería tener más en cuenta esa enorme masa de los que no votan (¡un 50 %!), pero a los cuales se les gobierna y a los que hay que gobernar y entre los cuales hay demócratas, claro está, como dictadores potenciales, igual de claro está y a los que hay que tener cerca también). Una pequeña digresión para recordar un refrán que viene a cuento: Ten cerca a tus amigos, pero más aún a tus enemigos.
Y mantengo, finalmente, que una democracia todo lo perfecta como podría ser no es la que se olvida de forma tan olímpica de ese 50 por ciento de ciudadanos que no votan porque no pueden votar que no pero a los cuales hay que gobernar.
En otras palabras: cuando lo de Franco, las votaciones se ganaban por un 101 por ciento sobre 100 (¡milagro!), mientras que ahora solo se ganan por el 50 por ciento del censo electoral pero maniobrando y actuando como si se tuviesen en el bolsillo, no el 101 por ciento de los votos (se acabaron los milagros), pero sí el 99 por ciento, por ejemplo.
Y para terminar haré otra cita de Saturio con la que también estoy de acuerdo: “ […] mayoría absoluta, que hay que decir que es merecida de manera considerable e inapelable.”(Ibidem anterior) Lo único que quitaría de esta cita es el adjetivo de merecida. No es posible saber si merecida o no merecida porque la democracia no distingue entre votos meritorios o despreciables, amigo Saturio. La mayoría absoluta de nuestro alcalde es inapelable, y punto pelota.
Fdo: Ángel Coronado