San Felices, la "Provenza castellana"
San Felices, apenas de medio centenar de kilómetros de Soria capital, en plena depresión del valle del Ebro, se tiñe estos días de color lila, convertida en la "Provenza castellana" de la mano del cultivo de lavanda y lavandín.
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Esta zona de Soria, a los pies del Moncayo, cuenta con mucha tradición en el cultivo de plantas aromáticas porque el clima y la tierra son adecuados para ello, principalmente.
Incluso hay una variedad de lavanda que se denomina "Moncayo".
El cultivo ecológico de plantas aromáticas requiere que la flor, una vez recolectada, se deposite en remolques de acero inoxidable y su almacenamiento hermético para después calentarla en un horno y obtener, mediante el vapor resultante, la esencia de lavanda.
El vapor pasa por un serpentín en el que se enfría y se puede separar el agua del aceite, que es la esencia de lavanda.
El matrimonio con una destilería en la que se completa todo el proceso. En San Felices producen más de 600 kilos de esencia pura de lavanda y lavandín, que se comercializan en España a través de cuatro empresas. Posteriormente, se venden a nivel industrial a grandes empresas cosméticas y de perfumerías y a firmas alimentarias, en las que se usa la lavanda como conservante.
La mejora época del año para conocer los cultivos de lavanda es en julio y en los primeros días de agosto.
La lavanda es un arbusto aromático que da unas característica flores de color lila azulado con forma de espiga, cuya esencia es utilizada para la producción de perfumes.
Su aroma inconfundible ha convertido a esta planta en la joya por excelencia de la aromaterapia. En Francia es muy utilizada para elaborar perfumes y aguas de colonia.
También se utiliza para perfumar y ahuyentar los insectos de armarios y cajones, en los que se coloca un saquito con flores de lavanda.
En San Felices, Damián Navascués y Virginia Rey saben bien de todo ello, convertidos en guías de este cultivo, con visitantes que llegan de puntos tan dispares como Pamplona, Madrid, Barcelona e incluso Alicante.
Muchos eligen las mejores horas del día para capturar la fotografía perfecta: el amanecer o la puesta de sol.