Yo, sigo
Daniel Rodrigálvarez Encabo remite esta carta al director en la que denuncia la persistencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en seguir dirigiendo a un país, cuando está rodeado de corrupción. Como el comediante argentino Joe Rigoli, ha dicho que sigue, lo que resulta inconcebible en una democracia.
Viaje al centro de la Tierra

Yo, sigo
En la década de los 70 del siglo pasado, el actor y comediante argentino Joe Rígoli irrumpió en España donde se hizo famoso en programas de Televisión Española. Estuvo unos cuantos años en la televisión y después se volvió a Argentina. Particularmente simpático era el personaje de Felipito Takatún que en cada episodio, al despedirse después de acabar su intervención, fuera como fuera el desenlace, siempre lo hacía con las palabras “Yo sigo”, que se hicieron populares entonces.
Parece ser que al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que por aquella época era muy jovencito, vio aquellos programas y, como suele suceder con algunas cosas que se ven o escuchan en temprana edad, se le debió quedar guardadas en la memoria esas palabras de Felipito Takatún.
Digo esto porque cada vez son más los casos de corrupción que le rodean, que afectan no solo a antiguos secretarios de organización de su partido y ministros de su Gobierno, a altos cargos de instituciones y empresas públicas, a empresarios afines, a la posible financiación ilegal de su partido, la condena por el Tribunal Supremo del que fue Fiscal General del Estado, que decía que de él dependía, sino también, en el plano familiar, a su mujer y a su hermano, y ahí sigue impasible, como si no hubiera estado al tanto de los mismos, como si no le afectaran.
Lo que primero afloró, las mordidas por la compra de mascarillas en la época de la pandemia del COVID, parecía que era obra de unos desaprensivos que, dada su situación en el gobierno y en el partido, decidieron por su cuenta aprovecharse del momento y acumular una buena cantidad de dinero en sus cuentas corrientes. Después, apareció el caso de la empresa Servinabar que fue favorecida por obras en Navarra a cambio de comisiones de dinero que se llevaba particularmente otro miembro del grupo socialista, que fue secretario de organización del partido. Pedro Sánchez declaró en su momento que no conocía los trapicheos de estas personas y que le habían decepcionado enormemente.
Curiosamente tres de los implicados en los casos anteriores, que ya han pisado la cárcel, eran, eran los ocupantes, junto con Pedro Sánchez, del famoso Peugeot con el que recorrieron toda España haciendo campaña para que, desde que este dimitió en 2016 como secretario general del PSOE por perder unas votaciones primarias del Comité Federal, pudiera llegar, como así fue, a la cabeza del partido y desde allí a la presidencia del Gobierno. Lo que es realmente inconcebible es que Pedro Sánchez, el más listo de los cuatro, con tantas y tantas horas de compartir conversaciones y vivencias con los otros tres ocupantes, no se hubiera enterado de las intenciones de éstos para cuando estuvieran el poder.
Poco a poco, a través de la pausada y concienzuda labor de la UCO de la Guardia Civil, están apareciendo nuevos casos de corrupción que afectan a diversos sectores industriales, en los que han sido acusados el antiguo presidente de la SEPI y la famosa “fontanera” de Ferraz, por la irregular adjudicación de contratos, así como se ha reverdecido el caso de los “hidrocarburos”.
Desde que fue detenido el empresario Aldama y posteriormente puesto en libertad si colaboraba con la justicia, que fue favorecido por la adjudicación de licencia para operar con dichos combustibles, se abrió la caja de Pandora de la corrupción que ahora se está extendiendo aceleradamente y no se sabe hasta donde se puede llegar.
En el ámbito de la política, en todos los partidos, una vez asentados en el poder, siempre aparecen casos de corrupción que normalmente afectan a unas pocas personas que de forma desaprensiva, aprovechándose de su situación, llevan a cabo actuaciones ilegales de las que salen beneficiados económicamente. Pero, actualmente, según lo que se está conociendo, no es extraño pensar que desde el inicio de la llegada de este PSOE al poder en el año 2018, desde el Peugeot quizás, existe como una trama urdida para el desfalco de las cuentas públicas. Desde ciertos ministerios y desde Moncloa se ha ido tejiendo una red para la entrada de capital público, el dinero que los españoles aportamos con nuestros impuestos, en empresas privadas estratégicas en las se han colocado directivos y consejeros afines a la causa, desde donde se han propiciado los apaños corruptos.
Estamos en una situación democráticamente insostenible en la que el Gobierno y el partido que lo sustenta no solamente no dispone de los apoyos parlamentarios necesarios para continuar la legislatura, que lleva tres años sin que se aprueben los presupuestos generales, sino que se encuentran inmerso en una bola de nieve, cada vez más creciente, de casos de corrupción. Si a este encuadre se le añaden los casos de abuso y acoso sexual de altos cargos del PSOE a compañeras de trabajo que el partido ha mantenido ocultos en el cajón del olvido y que ahora están saliendo a la luz, el panorama es desolador.
¡Qué sarcasmo decir, como lo hizo un relevante miembro de la ejecutiva de este PSOE, que somos feministas porque somos socialistas!
Sin embargo, Pedro Sánchez no ha dimitido ni ha convocado nuevas elecciones generales, que es lo que hacen los gobiernos de los países democráticos por muchos menos motivos y, al igual que Felipito Takatún, sigue. Ahora estamos en período vacacional navideño y seguro que se le ocurrirán nuevas ideas en su permanente estrategia de resistencia. Ya ha dado la primera receta: “Aguantar hasta que escampe”. Por cierto, ¿No habrá añadido una “m” a lo que realmente piensa?
Joe Rígoli, tras amasar una buena fortuna por sus actuaciones en Sudamérica, en Argentina y en España, acabó en la miseria, recogido en La Casa del Teatro de Buenos Aires. Pedro Sánchez, lo ha manifestado insistentemente, quiere seguir al frente del Gobierno hasta que acabe la legislatura en 2027, pero, por mucho que la alargue, previsiblemente acabará en la miseria política y, probablemente, juzgado y condenado.
Fdo: Daniel Rodrigálvarez Encabo