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Opinión

Ya no quedan filösofos franceses

Juana Largo reflexiona sobre la influencia de los filósofos en la vecina Francia y su evolución política y reivindica la influencia de las filósofas, y el feminismo, para conducir el futuro.

Ya no quedan filösofos franceses

Si hubieran quedado filósofos –pero de los auténticos- franceses en Francia, no les hubiera pasado lo de la reciente moción de censura contra Barnier y Macron, porque, además, la moción iba sobre todo contra Macron. Si hubieran quedado filósofos franceses veríamos que la Ultraderecha de Le Pen no estaría cerca del poder nunca y ya andarían más listos para avanzar en su V República y, además de inventarse ellos una nueva receta de cocina política para su uso nacional y europeo, los demás estaríamos ahora en los salones de España hablando y meditando sobre cuestiones filosóficas y no dándole tanto a la droga de la tele o de las redes.

Recordamos aquella última hornada o remesa de “Nuevos Filósofos” de los años setenta, cuando parecía que se iban a comer el mundo y nos dejaban deslumbrados a las españolas y a los españoles con su sutilidad contra el dominio de la izquierda y su peligro. Era algo un poco contradictorio: mientras en España se estaba cambiando de régimen, con el camino de la izquierda por estrenar, de Francia nos llegaban proclamas derechistas, antes izquierdistas, de sedición de la izquierda y no nos dábamos cuenta de que ahora, esa repulsa a la izquierda, no nos convenía.

Claro que todo o casi todo esto de la filosofía francesa contemporánea viene de la preponderancia de Jean Paul Sartre y de Simone de Beauvoir.

Sartre nos hablaba mucho de libertad, que estábamos abocados a ser libres, y unía a ello la responsabilidad y el compromiso…. ¡Hoy sonaría todo esto como una endemoniada locura! Sobre todo, ahora, cuando el izquierdismo, aunque gobiernen los socialistas, está no solo mal visto, sino condenado por la nueva moda de la temporada. Los cambios de chaqueta y los casos dignos de juicio de algún que otro que era un “socia-listo” nos dan pie a pensar que, ahora que está la situación –por la oleada de la derecha en casi todas partes- bastante difícil, encima salen piratas que luchan para el bando contrario, haciendo bastante complicado el asunto para el socialismo en general, al menos así lo podemos ver en España.

Pero hay más incidentes: antes el peso de los filósofos de los franceses era de hombres, ahora parece ser que, ese peso, se inclina más por Simone, la mujer de Sartre, y es lógico ya que cambian los vientos. U ¿os pensabais algunos de vosotros, los hombres, que vuestra fiesta de reparación, tras las dos guerras mundiales –en España la Civil- os iba a permitir gozar de las mieles de la gloria del machismo? Los tiempos cambian.

En vuestra fiesta de reparación del sistema de la democracia liberal o neoliberal, quedaban algunos problemas sin resolver. No solo los conflictos bélicos, sino en otro orden social-político, el problema del feminismo. Simone fue una precursora importantísima que sentó cátedra. El fenómeno se ha extendido por todas partes o es que ha estallado, en un mismo tiempo, con toda la razón del mundo (aunque eso de que se quiera admitir y dar la razón a las mujeres parece que llevará todavía cierta demora, cuando solo se consiguen resultados parciales).

Ahora hay más “filósofas” que filósofos, aunque, todo hay que decirlo, la Filosofía, tomada desde hace un rato en la historia, como ciencia –lo cual ya de por sí es un error, pues no es una ciencia- está de capa caída. La prepotencia de algunos momentos históricos había llegado a considerar a la Filosofía como una ciencia y así parecía estar establecido por el sistema machuno de los poderes.

En realidad, no quedan filósofos, así en masculino excluyente, en ninguna parte, ni en Francia ni en Spain ni en Torrelavega ni en Madagascar…

Esa es la Filosofía que ha fracasado, ya lo sabíamos nosotras y nosotros en España –donde los sistemas educativos siguen el curso del tiempo a trompicones- y sabíamos que la única filosofía que gozaba de éxito en España era la del “racio-vitalismo” de Ortega, muy ajustado, por cierto, a la realidad evidente, sobre todo en lo de “racio”. Ni siquiera la Filosofía en nuestro país, la considerada filosofía científica, era pábulo adecuado para las mentes cerriles como pudieran ser la del país al sur de los Pirineos.

Lo chocante del caso es que haya fracasado en Francia. Oh, Mon Dieu… ¿Ahora qué vamos a hacer?, ¿las mentes brillantes de qué se ocupan ahora?, ¿vivimos una época de chabacanismo?...

Nos parece a algunas “filo-filósofas” que, aparte de fracasar la filosofía en su modo antiguo, la conjunción con las deudas de la historia, la deuda básica de la otra mitad de la humanidad, la de las mujeres, ha hecho que fracasen los filósofos franceses y que el curso del “amor al saber” sea ahora el de las filósofas del mundo entero en un doble plano: ni ciencia, ni hombres. Ahora es el momento de reivindicar una disciplina ya no académica que se basa, además, en una herida –biológica- de la historia. ¿O es que las mujeres estamos incapacitadas para pensar y ver el mundo y vivir en él?

Fdo: Juana Largo

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