La mala baba
Ángel Coronado critica que se utilicen malas formas y el insulto para censurar la labor del presidente del Gobierno, cuyas decisiones, tienen que ser siempre discutibles en democracia.
La inmoralidad no puede presidir un Gobierno
Por un trato sin crueldad a los animales
La mala baba
No me refiero a nadie en particular, como tampoco a ningún insulto directo, concreto y personal. Tampoco es el caso de comentar el que alguien le coja por las solapas al otro para escupirle insultos a la cara, pero hablando en general, me parece directa e inequívocamente materia de lo penal, aparte de indecente y grosero (cójase el código habilitado a tales efectos), dirigirse al presidente del Gobierno de un país calificándole de indecente, corrupto y miserable, e inducir públicamente a que se haga lo mismo por parte de cualquier ciudadano de dicho país, utilizando un medio, un periódico abierto y libre como altavoz.
Respeto que la labor de gobierno estatal, autonómico o local, pueda gustar o no gustar, que se pueda estar de acuerdo o en desacuerdo con esa labor, que se pueda decir, publicar y manifestar en su favor o en su contra también. Discutir no es insultar. El insulto no puede ser respetuoso.
Tal es la base, precisamente, de la democracia. Incluso me parecería un acto de autoafirmación y valentía solicitar una entrevista con el máximo responsable del Gobierno de una democracia moderna utilizando los cauces habilitados al efecto en ella para expresarle cualquier opinión de forma directa y según los términos, no ya de corrección y educación usuales y permitidos que se suponen de entrada en cualquiera (en cualquier persona, en cualquier ciudadano de a pie, incluso en cualquier ciudadano de a caballo, caballero, aristócrata o titulado conde, marqués, duque o incluso rey), sino con muchísima mayor razón según los términos que el Código Civil recomienda y autoriza, evitando por supuesto los que el Penal condena. Evítalo. Nunca le contradigas, por mucha razón que tengas.
Nosotros como los de la RENFE, que advierten lo de no cruzar las vías por cualquier sitio sino solamente por los lugares adecuados y habilitados para ello. Por ejemplo, antes cogeríamos a los cerdos de la supuesta macrogranja a instalar a las orillas del pantano, además por las orejas y uno por uno, para llamarles indecentes, corruptos y miserables por hacer sus necesidades mayores y menores a las orillas de nuestro pantano, antes eso, que insultar de esa manera a nadie por permitir nada. Ni por mal Gobierno de nuestro país, ni por macrogranjas de cerdos a la orilla de nuestro pantano por mal gobierno de nuestra Comunidad (por cierto, Carlitos), ni les cuento lo incontable por mal gobierno de nuestra ciudad.
Pero decirlo a voces destempladas por el odio y mirando para otro lado aprovechándose de la libertad de prensa como altavoz para que todos tengamos que oír la mala baba de un ser resentido e insultón, me otorga el derecho a decir, por el mismo sistema que dicho ser utiliza, lo siguiente: me molesta el vómito, es siempre desagradable y perturbador. Me molestan los vómitos verbales, estomacales y de mal olor, sabor y color, pero nada más ni nada menos, porque a la vez, bajo el gobierno de la naturaleza (esto es esencial), no saben hacer otra cosa excepto el bien. Son sanos y saludables. Después de un exceso, lo mejor.
Lo que verdaderamente molesta no es, pues, la natural protesta del cuerpo al botellón. Lo que realmente molesta es que le priven a uno de su natural derecho a pensar del presidente del Gobierno de su país (o de cualquier gobierno) lo que quiera pensar (la facultad de pensar es libre), sin que la mala baba de nadie le salpique, y menos utilizando un medio abierto y libre como altavoz.
Fdo: Ángel Coronado