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El Moncayo

Coordinadora pide cambiar el modelo para revertir despoblación

La coordinadora Moncayo No Rebla, con motivo de la visita del presidente del gobierno de España y de los demás políticos a la feria Presura de Soria, ha emitido un comunicado en el que pide cambiar el modelo para revertir la despoblación.

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La despoblación de la provincia de Soria y de todo el medio rural español no es algo lógico ni natural; es consecuencia de las políticas que los gobiernos de España de diferente signo y color han llevado a cabo en los últimos sesenta años, según esta coordinadora.

Tuvieron su punto de partida en la dictadura, con la concentración de inversiones en las ciudades mientras el campo se mecanizaba, dando lugar a una emigración sin precedentes que supuso, además de una gran injusticia, un auténtico drama para millones de españoles que el estado todavía no ha reconocido.

Siguieron con la entrada en la Unión Europea, a través de la cual se desarticuló el mercado local y la mayor parte del tejido económico rural para entregarlo a las grandes empresas y multinacionales, y continuaron durante el resto de la democracia donde no hubo voluntad real para revertir el proceso de despoblación, y en el mejor de los casos se implementaron políticas ineficaces sin un objetivo claro, por lo que la responsabilidad del Estado en dicha despoblación es evidente.

"El resultado de este abandono se manifiesta hoy claramente en el estado de decadencia y despoblación casi total en el que hoy se encuentra el medio rural", ha subrayado.

El futuro no se presenta más halagüeño para la citada coordinadora.

Al contrario, lo que hoy se propone como alternativa es entregar nuestras tierras y nuestros recursos a grandes empresas, multinacionales y fondos de inversión, a través de macroproyectos insostenibles social y medioambientalmente, lo que supondrá, sin duda, el golpe de gracia a nuestros pueblos.

Así, en vez de impulsar los servicios en el mundo rural, incentivar fiscalmente el retorno de población, fomentar el autoconsumo energético, la pequeña explotación familiar, la reconstrucción del mercado local, el apoyo al turismo rural, al teletrabajo y a las iniciativas sociales y empresariales que creen valor añadido partiendo de la explotación de los recursos propios por los habitantes que todavía quedan en los pueblos, así como el apoyo de la repoblación, con la creación de proyectos innovadores respetuosos con el medio que puedan atraer población desde las ciudades, "lo que se nos ofrece es la instalación de proyectos altamente destructivos como la gran mina de magnesita que se ha puesto en marcha en Borobia que está acabando con el acuífero donde nace el río Manubles; como la macrovaquería de 23.000 vacas que se pretende instalar en Noviercas; como la fábrica de residuos tóxicos Distiller de Ólvega que ha contaminado todo el cauce del río Val y el embalse del mismo nombre (hoy en día el más contaminado de todo el valle del Ebro); o como los innumerables proyectos de parques eólicos y solares que se pretenden instalar en el área del Moncayo, en la provincia de Soria y en todo el medio rural español, con los que las grandes empresas energéticas serán las beneficiarias de la transición energética a costa de ocupar y destrozar la mayor parte del territorio de la España vaciada".

Se trata, además, de proyectos que no persiguen la revitalización económica y social de los pueblos, sino que los ponen al servicio de los intereses de la ciudad, en una suerte de neocolonialismo urbano, y que tampoco crean el empleo esperado, pues al monopolizar los recursos suponen la destrucción de otros tantos puestos de trabajo, y en ningún caso revierten la tendencia demográfica negativa de los pueblos, como bien ha demostrado la mina de Borobia o la macrovaquería instalada en Caparroso.

"Es un panorama sin duda apocalíptico, ante el cual las escasas esperanzas que le quedan al medio rural se desvanecen, pues la puesta en marcha de este tipo de proyectos a través de las políticas que los hacen posibles, supondrá un camino sin retorno y la expulsión inevitable de los escasos habitantes que todavía sobreviven en los pueblos, quedando tierras y recursos en manos de empresas de capital foráneo que serán quienes los exploten según un modelo incapaz de generar empleo y desarrollo real en nuestras comunidades y cuyos efectos destructivos ya conocemos, lo cual supondrá sin ninguna duda el acta de defunción definitiva de los pueblos". ha argumentado.

Los políticos que hoy vienen a sacarse la foto a Soria a una feria que lleva por bandera la repoblación tienen la oportunidad, según la coordinadora Moncayo No Rebla, de cambiar este modelo, que se ha mostrado ineficaz y destructivo y revertir el proceso de despoblación, apostando por otro respetuoso con el medio y sus habitantes, que se traduzca en un desarrollo real.

"Pero para eso hace voluntad política. Por favor, no vuelvan ustedes a Soria, ni a ningún pueblo si van a continuar con las políticas fracasadas de siempre; si no están dispuestos a hacer nada por cambiar las cosas", ha pedido. 

Moncayo no rebla (“no se rinde”, en rayano-aragonés), es una coordinadora en defensa de un desarrollo rural real y sostenible, fundada por vecinos de los pueblos del área del Moncayo a los que no se ofrece otro futuro que ser víctimas de macroproyectos industriales, los cuales amenazan seriamente su ya difícil supervivencia.

 

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