Los dos cerditos
Ángel Coronado ironiza en este artículo de opinión sobre los purines y la contaminación de los acuíferos en la provincia.
La felicidad y Putin
Outside the temple
Los dos cerditos
Tantas veces como alguien roba habrá que llamarle ladrón por parte de quien lo vea robar. Tantas veces como alguien corra habrá que llamarle corredor por parte de quien lo vea correr y tantas veces como alguien salte habrá que llamarle saltarín por parte de quien lo vea saltar. Y también cuando alguien dice algo habrá que decir lo que dice, y si dice que la tierra es plana habrá que decirle por parte de quien le oiga que la tierra no es plana sino redonda, que no somos sordos y se lo hemos oído decir aunque nunca hayamos dado la vuelta al mundo. Hay fenómenos como la sucesión del día y de la noche y los eclipses de luna y de sol que lo prueban. Y si no, váyase usted a las antípodas dejando aquí alguien de su confianza y cuando llegue usted allí, llámele por teléfono y miren su reloj al mismo tiempo para darse noticia si de mañana o tarde, si de verano o invierno y luego cambien de conversación.
Y si ven que al ladrón nadie le dice nada habrá que llamar a la policía encargada de verlo y si quieren ahorrarse el viaje a las antípodas tendrán que estudiar geografía. Y si ven que la policía no detiene al ladrón habrá que llamar al inspector.
He visto la fotografía de dos cerditos muy jovencitos. Dos lechones como dos mascotitas jugando a estar juntitas guarreando limpitas. La de la derecha la mira como deseando dar un besito a la otra. La otra, que mira para otro lado, se lo huele con su hociquito y no hace sino esperarlo. Ruego al responsable de ilustrar estas letras con esa misma fotografía pero evitando el plagio, una especie de latrocinio que también es perseguida por la ley, Bastaría con pixelar en grueso alguna de las cuatro orejitas, no más. Por nuestra parte añadimos que hasta hoy, se lo juro, habíamos pensado que los torreznillos de lechoncito eran mejores que los de cerdo verraco viejo, pero se lo vuelvo a jurar, después de haber visto y disfrutado con esa imagen encantadora y tierna de las dos pequeñas bestezuelas (no somos partidarios de las mascotas. De lo contrario, nada de perritos. De momento he ampliado una copia de la imagen en plan particular como cosa mía de casa, y la he enmarcado para ponerla en el dormitorio mejor que en el comedor. Lo siento. Me gustan los torreznillos) no vuelvo a probar el torrezno. Ni el de Soria, al parecer el mejor del mundo, ni el de ningún otro lugar de la pelota del mundo.
Íbamos a decir que tantas veces como viésemos una imagen como la descrita habría que llamar al crítico de arte por parte de quien la viese.
¿Para felicitarle?
No. Sobre gustos no hay nada escrito, o lo que es igual, han corrido tantos ríos de tinta sobre lo feo y lo bonito que tanto da una cosa como la otra. Habrá terraplanistas, pero a esos recomendamos la escuela. Y ladrones, pero no a cortarles la mano. Eso nunca.
Habrá quien use pesticidas poco recomendables. Herbicidas nocivos para la salud, purines a lo bestia, fertilizantes con glisofosfatos para parar un camión, pero para esos ya tenemos a la Diputación, siempre dispuesta para llevar agua potable a todos los municipios afectados por eso. Cada vez que leemos en la prensa los millones de metros cúbicos de agua cristalina que distribuye nuestra Diputación, somos capaces de cualquier cosa, llenos de santo agradecimiento y admiración. Es tristísimo, pero con la ética, con las buenas obras de Dios tanto como con la estética, con las hermosísimas imágenes de cuadros o de fotografías, da igual, han corrido tantos ríos de tinta como silencios que nos dan muy mucho que pensar.
Nadie le ha dado nunca las gracias a Velázquez por sus pinturas. Nadie palmaditas a la espalda a nuestra Diputación. Y es que, repetimos, sobre el bien y el mal o sobre lo bonito o lo feo, es inútil escribir, decir, opinar, etc., etc. Pero desde luego a quien ensucie nuestros acuíferos de agua para beber y para lavar, incluso para verla clara y hermosa cuando sale de la fuente. (Hay quien se gasta nuestras perras en teñirla de colorines, fuente de el Espolón, aunque ya digo, una cosa es lo bonito y lo feo pero que también fastidia, sobre todo por los dineros, que al final todo es cosa de dineros, porque vamos a ver con qué dineros distribuye la Diputación el agua para beber porque vamos a ver quién nos ensucia el agua para beber, en una palabra, quien nos roba el agua potable, caramba. Cortarle la mano no. Eso nunca.), a ese, a quien nos robe el agua potable para beber, a ese….
Fdo: Ángel Coronado