Outside the temple
Juana Largo incide en este artículo de opinión en la expansión de la lengua inglesa en todos los órdenes de la vida en España.
Los dos cerditos
Venezuela libre
Outside the temple
Bueno, no es que una sepa mucho inglés, pero para este titular sabe recurrir al título. Después de todo, ahora, con el predominio que llevamos del inglés durante una buena temporada de decenios, ahora resulta que la lengua inglesa resulta fundamental para hablar y para escribir.
En estos tiempos en los cuales, se hacen muchos negocios, parece ser que todos tienen que pasar por el tamiz del inglés, con su predominio financiero, económico, cultural y (lo vamos a añadir) religioso. Y es que ahora parece ser que como todo es el negocio, ya sea el gran slam, ya sea el pequeño slam, quien hace un negocio y no entra en el lenguaje específico del inglés, parece que comete un delito.
¡Tiempos de la preponderancia inglesa y americana! Por eso los niños se forman en inglés y los tutores los envían en cuanto tienen cuatro años a practicar o a aprender inglés a las propias tierras de esta lengua.
Por eso, ahora, la palabra española que no tiene traducción al inglés, no sirve y, muy al contrario, la palabra inglesa es la que da nombre a muchas entidades, colonizando mucho más el inglés y como si en español no tuviéramos un rico vocabulario para usar por nosotros solos. Claro que entonces, si lo hiciéramos por nosotros solos, nos quedaríamos colgados del tinglado del Mercado. Que es a lo que vamos, al tinglado o al chiringuito del Mercado, es decir, esa especie de espacio, comparable a un centro de mercado como pudiera ser en Soria nuestra plaza de Abastos, en la cual para entrar necesitáramos hablar y desarrollar toda nuestra visita en la lengua de la pérfida Albión, para luego, volver a la calle y siguiéramos hablando en castellano…
Por eso actualmente es obligatorio aprender las costumbres y el lenguaje de los que mandan, es decir, hablar en “cristiano”, como se decía antes cuando se quería entender alguna expresión. Ahora necesitamos hablar en inglés que, aparte de ser un idioma pragmático, nos puede servir igual para ligar o para decirle a un tío cosas bonitas, para que sepan que las chicas de Soria sabemos desenvolvernos en el lenguaje de la Corte.
La Corte, el Mercado, en estos años resulta estar en pleno funcionamiento, y hay que darse cuenta de que, ahora, la Corte, el Mercado, que es donde se habla de lo efectivo, es donde se encuentra el sagrado corazón del dinero y donde hay que acudir a orar u hacer toda una ritología acorde con el dólar, el chelín o el euro.
Pues ahora es el dinero el mismísimo dios, y para hablar con Dios hay que hablar en inglés y acudir al templo del dinero, si no, no somos nada. ¿Qué opinamos todos de, por ejemplo, el Black Friday?... ¿O de Halloween?... o de “Merry Christmas”, son ejemplos que vienen muy bien a colación. Y a esos nombres corresponde un templo desde el cual levantar la voz desde el altar hasta más allá de las bóvedas, para ser entendidos y atendidos por los demás. ¿Se imagina alguien, ahora, un chico o una chica que no sepa entender el inglés?...
Pues que no le dejan hacer la Primera Comunión y permanece en pecado. Es pecado hoy en día no saber inglés, y además es que todo aquel que no le da con la lengua al inglés, no puede entrar en el recinto o templo en el cual se dirimen los asuntos de las tribus o de la tribu de los negociantes. (A servidora le ocurrió el caso de que se dio cuenta de que hasta para entrar en los juzgados de Soria, hay que saber inglés, pues puede haber algún juez que quiera hablar en inglés contigo, como si sucediera que el no saber el inglés en un mercado, te denotara como irreverente o condenado. Pero esto es solo una anécdota).
No estamos hablando ahora del Ágora ni de ningún invento griego o al menos castellano o ibérico, no, porque estamos tratando de explicar que, igual que, antiguamente había que ir a un templo para comunicarse con Dios y con los hombres y las mujeres, ahora el Templo por excelencia es el en esta nota tanto nombrado. Y sucede una cosa, que, si antaño utilizábamos sobre todo el latín para comunicarnos en el Templo, ahora ya sabemos.
Pero lo que fastidia más, en todo este asunto, es que alguien tenga que vivir en este mundo y no pueda acceder a sus templos, como si fuera un renegado o un infiel.
O sea, que parece ser que la religión solo se hace en el templo, en la iglesia, en el ágora o en el mercado o en el negocio, y que, fuera de ello, no eres escuchado, eres un simple condenado a la inanición y a que nadie te escuche.
Y cuanto más insistas en que no quieres hablar en la lengua sagrada del momento, entonces más te dan tortas y menos tienes acceso a ser escuchado por todos los demás. Aunque, para hacer religión, u ofrendas a los dioses, todos sabemos el caso de San Juan Bautista, que hablaba a las multitudes en los caminos que no eran necesariamente consagrados y a su aire, pero que, por ser tan libre, aunque sus peroratas eran ilustres, por no hablar en los templos, era un maldito y alguien que no se ajustaba a la normalidad, y era un anormal que anunciaba al Redentor para que viniera cuanto antes a la Tierra… Lo que demuestra que, si cuando se habla fuera del Templo, tus palabras no son tenidas en cuenta y, en lo que hables fuera, eres un marginado, ¡como si no se pudiera hacer religión en los caminos y andurrios de España!...
Fdo: Juana Largo