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Opinión

Lo que hoy es blanco esta tarde será negro

Amalio de Marichalar relata en este artículo de opinión la enorme contradicción y peligro en una situación jamás vivida, pero límite, de quien se sujeta al poder saltándose la Constitución y la ley y riéndose de todos los españoles.

Lo que hoy es blanco esta tarde será negro

Nunca se vio que alguien con responsabilidad, cualquier responsabilidad, no fuera lo suficientemente serio y digno como para no ejercerla con todo lo exigible a una persona y que esa persona con cualquier responsabilidad no fuera lo suficientemente honesta como para no cumplir lo que de ella se espera .

Esto es lo normal en la sociedad y es el mínimo respeto que debemos a los demás máxime cuando depositan en nosotros una determinada confianza.

Todo ello adquiere aún más exigencia,  si cabe, cuanto mayor es el grado de exposición pública dado el ejemplo añadido que se espera .

Sin embargo ocurre que en España y solo en España, hay una sola persona,  además con alto y permanente grado de exposición pública, que de manera imposible de entender incumple esa norma hasta en los detalles más pequeños… y no puedo calificar cuando el “incumplimiento” se transforma en la “norma permanente”, pero en las cosas más importantes y delicadas. Es la única persona cuya norma en vez de ser la responsabilidad y honestidad, esa misma norma de actuación la convierte en irresponsabilidad y deshonestidad para ejercer su función.

Digo bien al citar una sola persona que incumple a diario y en todo lo imaginaba e inimaginable.

Nadie lo haría, y cuando por lo que fuera dejara o incumpliera una mínima parcela de esa responsabilidad,  o bien cede su puesto o bien “le invitan” a hacerlo.

La cuestión es tan excepcionalmente anómala que en este caso se aferra al cargo como a un clavo ardiendo pero con añadidos extraordinarios que otros no pueden siquiera imaginar.

A saber :

Aunque sea inexplicable, resulta que quien tiene la máxima responsabilidad como resultado de unas elecciones que pierde, adquiere esa responsabilidad fraudulentamente comprando siete votos a un perseguido por la justicia y a otro partido cuyo jefe es un terrorista. Para lograr la compra construye una inconstitucional ley de amnistía conculcando delictivamente la constitución y sobrevive a diario por el chantaje de estos grupos.

Quien esto hace manda el gobierno y a diario crea mentiras y nada en ellas pretendiendo hacer creer que son los demás quien así actúan.

No existe explicación posible y aún así a diario impone esta nueva manera de comportamiento social y se permite así mismo perseguir a quienes tienen la misión y obligación de juzgar estos malos comportamientos y con ello acabar con el propio pacto que nos dimos los españoles.

Jamás trabaja por el bien común y por el Interés general y solo es el cálculo para estar un día más el que le mueve .

Cuando un hecho trágico como las riadas de Valencia, Castilla la Mancha y Malaga le cogen de sorpresa, traiciona de nuevo al pueblo y lo engaña. Le da igual su responsabilidad, teniendo que haber  actuado con todos los medios desde el minuto cero, y la tragedia le es indiferente.

Así día a día. Con él no hay Constitución o ley que valga pues no hay Constitución o ley en el mundo civilizado que haya previsto que quien más obligación tiene se la  salte al albur de su capricho,  previa anulación de los controles democráticos existentes para ello y previa constatación de que lo que hoy es blanco lo convierto en negro por mucho que la ley diga que es blanco si ese es  mi deseo y llamo fascista al que no esté de acuerdo.

Una situación límite de quien se salta todas las normas legales y todas las normas del mínimo respeto y comportamiento social, y riéndose de la pasividad de todos los españoles, pero con el objetivo claro de dividir España y de hacerla sucumbir.

La sociedad civil jamás se lo permitiremos. Un traidor a España,  a su electorado y a todos los españoles merece lo que la foto de Paiporta ha fijado para la historia. Una persona huyendo de la decencia debida,  exigida por el pueblo, y huyendo de su compromiso con la ley y con el honor.

Fdo: Amalio de Marichalar. Conde de Ripalda

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