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Opinión

¿Humanización o verborrea ignorante?

Regino Paramo considera en este artículo de opinión que el concepto de humanización que maneja el Ayuntamiento de Soria no coincide con lo esperable en el sentido de desarrollar medidas que favorezcan el tránsito de los peatones en condiciones de seguridad, accesibilidad y, por qué no, comodidad, a costa de restricciones al uso de los vehículos privados. 

¿Humanización o verborrea ignorante?

Leyendo las declaraciones del multifacético concejal portavoz del Ayuntamiento de Soria, llegué a pensar en mi retiro vacacional en el comienzo de una auténtica cruzada contra los desmanes del urbanismo de los 80. He aquí el motivo de mi esperanza:

 “Estamos en pleno desarrollo de proyectos de modernización y mejora de calles, plazas y travesías…con el objetivo de priorizar al peatón, mejorar la accesibilidad…garantizar una movilidad más segura y ordenada -de acuerdo con el Plan de Movilidad-. Un modelo de ciudad que cuenta con un amplio respaldo ciudadano y que transforma Soria para hacerla más accesible, sostenible y mejor preparada para el futuro. No podemos seguir anclados en el urbanismo de los 80”.  

Pero, por Dios, que regreso de mis plácidas vacaciones y en el autobús leo el demoledor artículo de Leonor del Río en El Mirón sobre la Soria moderna que predica el Ayuntamiento. Su recorrido hasta la rotonda de la calle Almazán me recordaba las actuaciones de los payasos del circo; el tontaina metiendo la pata y su compañero listo que le ilustraba, pacientemente, sobre lo errado de sus opiniones. En esas condiciones llegué a Soria.

Nada más llegar tropiezo con los devastadores efectos de la “humanización” de lo que antes era mi ciudad. Salgo de la flamante nueva estación de autobuses y, gracias a que no soy ciego me libro de estamparme contra un cartelón de metal y cristal colocado justamente al borde del negro itinerario recién pavimentado para los sufridos invidentes. ¿Será una trampa intencionada?; porque no puede tratarse de un descuido.

No acabo de recuperarme del susto y compruebo que en la nueva ciudad para los humanos ha volado y volado un paso de peatones en la avenida de la Constitución frente a la estación de autobuses, y a cambio se ha fabricado, ¡aleluya!, un nuevo embudo en la acera que lleva a la avenida de Valladolid,  justamente en la zona de concentración de más viajeros con sus maletas. Consigo llegar a esta vieja avenida y ¡zas! otro paso de peatones  borrado del mapa a la altura de la calle Jesús Hernández. ¡Joder con la humanización! ¡Tres pasos de peatones en 400  metros, en el tramo más céntrico de la avenida de Valladolid!

 Así que, una vez recuperado en casa de tanta modernidad, aprovecho el delicioso atardecer de la ciudad y, armado de optimismo y valor, me lanzo a descubrir los más recientes avances humanizadores que compensen mis primeros tropiezos.

¡Qué placer reencontrar mi querida Dehesa, qué alivio recorrer sus paseos! Mas, ¡ay!, que enfilo hacia el Rincón de Bécquer y me encuentro con la acera de Duques de Soria ¡convertida en espacio para coches y camiones! ¡Un nuevo embudo con protección municipal! ¿Será esto la modernidad o la humanización?

Superado este último susto y convencido del afán del equipo municipal de “humanizar” (¿no han encontrado otra palabra menos absurda?) la ciudad,  recorro mi querida calle Duques de Soria (en la que esperaba encontrar los pasos de peatones reclamados por Leonor del Río, pero vana esperanza), el paseo del Espolón (con la ilusión de ver la desaparición del criticado embudo, que ahí sigue para vergüenza de la ciudad), los renovados y ya deteriorados espacios adoquinados en el centro, las nuevas avenidas que llaman travesías  (pobres bulevares anunciados transformados en raquíticas jardineras), en fin, un baño de realidad.

Regresé a casa con el corazón cual trapo escurrido. ¡Todo al revés de lo anunciado! ¿Será modernización la eliminación de pasos de peatones, o la  insoportable suciedad de las aceras? ¿Mejorarán la movilidad las invasoras barreras construidas en las nuevas avenidas que se prometían como bulevares? ¿Y qué me dicen del respaldo ciudadano? He preguntado a unos cuantos vecinos y ni uno solo lo comparte. Y, pobre de mí, me pregunto  qué entenderá el concejal portavoz por tan hermosas palabras como modernización, accesibilidad, movilidad, respaldo ciudadano.  O qué significa para él y sus colegas concejales el urbanismo de los 80 (si era tan poco moderno, han tenido 18 años para corregirlo).

Y como quería encontrar las respuestas en su propio discurso y tenía el tiempo para hacerlo, conseguí acceder al Plan de Movilidad que citó el portavoz en su alegato. Pero vaya sorpresa; en ese documento (casi casi la Biblia del urbanismo soriano psoe) se propugna lo contrario de lo que había observado en mi paseo: permeabilidad entre barrios, reducción de longitud de recorridos, prioridad para los peatones, aceras bastante más amplias (entre 6 y 8 metros de ancho en las travesías) que las construidas.

 La avenida de Valladolid figura en ese Plan como “bulevar para favorecer el flujo de peatones en sentido Este-Oeste y que articule los centros de mayor interés económico, turístico y social”, lo que no significa transformarla en una calle con prioridad para el tránsito de vehículos que atraviesen la ciudad de Este a Oeste; más bien sería una calle de esas colectoras que indica Ricardo Mínguez en sus justificadas críticas al proyecto de las nuevas travesías (que eso siguen siendo), con pasos de peatones en todos los cruces de calles locales. Y la calle Eduardo Saavedra figura como “vía secundaria” para dar acceso a los barrios colindantes, eliminando su función de soporte del tráfico de paso (justamente lo contrario de lo que se ha hecho).

 O sea, que las declaraciones que tanto bien habían aportado a mi moral ciudadana,  no eran otra cosa que la habitual verborrea vacía de contenido con la única finalidad de negar el pan y el agua a quienes puedan discrepar de las “modernas actuaciones del Ayuntamiento, respaldadas por una amplia mayoría de sorianos, etc. etc.” Amén.

Y, al contrario, desgraciadamente se confirmaron las opiniones de Leonor del Río sobre las herradas (con h) actuaciones de los responsables irresponsables de la anunciada humanización de la ciudad.

Conclusión: mal vamos, mal vamos si el futuro de nuestra ciudad está en manos de la incompetencia o la tomadura de pelo de los actuales responsables, una auténtica  desgracia para Soria.

Fdo: Regino Páramo

 

 

 

 

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