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Opinión

España no merece más que el bien, ante la traición del presidente del Gobierno

Amalio de Marichalar resalta en este artículo de opinión las fortalezas esenciales de España y su dignidad en contraposición al permanente ataque del presidente del Gobierno a España, mancillando el poder judicial y las Instituciones y con ello traicionando a España.

España no merece más que el bien, ante la traición del presidente del Gobierno

España no merece más que el bien del que puedan beneficiarse todos los españoles. España es una gran nación. España hizo una gesta hace casi cincuenta años que asombro al mundo e hizo una reconciliación y perdón que fue base trascendental y sine qua non para constituirse en una democracia y votar una Constitución de manera aplastante.

España ha vivido más de cuatro décadas en plena democracia, y siendo un principal actor reconocido en el concierto internacional. España ha sido durante más de cuatro décadas ejemplo en el que se han fijado para bien las naciones hispanoamericanas. España durante este tiempo ha sido un socio fundamental para Europa desde su entrada con el Tratado de Adhesión a la Unión el 12 de Junio de 1985.

España ha sido sede de resolución de problemas en oriente por su influencia tan prestigiosa a través de una historia ejemplar y trascendental para el progreso de la humanidad durante casi cuatro siglos. España también como consecuencia de ello, ha sido protagonista fundamental en grandes descubrimientos, además del Nuevo Mundo, en cualquier vector del saber y así mismo en la creación de los derechos humanos y de la democracia. España ha sido piedra angular para crear la civilización cristiana y occidental.

Con todo lo anterior, España no solamente puede, sino debe sacudirse este sexenio de oscurantismo y pesimismo inducido que nos oprime, sacudirse estos años de verdadera vergüenza para cualquier español de bien, de cualquier pensamiento, y de vergüenza insoportable ante el mundo.

España ha de salir del abismo jamás conocido provocado por un presidente de Gobierno que presume de pactar con terroristas, golpistas y neocomunistas, para lograr ser presidente de Gobierno y que aunque parezca imposible de creer, así es. España ha de salir del hipnotismo a los españoles al que nos quiere someter el presidente del Gobierno en el que pretende convencernos a diario de que lo que es blanco, es negro, de que lo que es admitido a ojos de la sociedad como malo, es bueno, y viceversa.

España ha de sacudirse el yugo dictatorial de quien utilizando los principios y beneficios de la Constitución y de la democracia, para poder ser quien es, al segundo siguiente los ataca y pervierte, los mancilla y traiciona, como nunca nadie en su sano juicio hubiera imaginado, y más… con la premeditación bien pensada para previamente haber fagocitado las instituciones y no poder defenderse ellas mismas de esa traición y golpe al estado por fases, por estar colonizadas políticamente al servicio del presidente del Gobierno.

Toda una ingeniería sofisticada y perversa, tipo Venezuela, para golpear directamente al Estado desde dentro, mientras  pretende seguir diciendo que actúa democráticamente. Una manera muy bien mentada de tener maniatado al estado de derecho, y bloqueada su acción, sin que puedan defenderse esas mismas instituciones por estar cautivas.

En suma, una situación jamás vivida en una democracia y donde nadie habíamos previsto que a modo del mejor contrato, o la mejor Constitución, nunca pudo imaginarse que alguien sin el más mínimo principio permanentemente establecido, podria actuar sin el, y por tanto al minuto siguiente, el mejor de los contratos caprichosamente se incumpliera y sin modo alguno de poder protegerse, ni siquiera con  las más severas previsiones  de poder hacerse en dicho contrato. Sencillamente, la evidencia de que cualquier compromiso y norma por muy legal y solemne que sea no va con él y si hoy la firmo al segundo siguiente no la cumplo y además impido que nadie me obligue a ello. Una locura de quien no está en la más mínima decencia, y de quien voluntariamente se salta y se mofa de cualquier norma mínima de comportamiento,  que nadie imaginaría jamás poder hacer.

Mientras, nos enteramos que a pesar de haber dicho el ministro del interior que nunca se haría, Illa cumple otro chantaje de los golpistas y se entregan puertos y aeropuertos expulsando a la policía y guardia civil, para poder seguir gobernando en la Generalidad y en Moncloa.

Imposible poder entender esta locura y esta huida hacia delante de quien sigue sin reconocer a quien ha ganado las elecciones en Venezuela, algo absolutamente lacerante y muy sospechoso ya. No ha votado ni una sola resolución, ni en Europa ni aquí, a favor de reconocer al presidente Electo.

Imposible poder entender la no declaración del nivel 3 y del estado de alarma, en la tragedia de Valencia, y seguir sin hacerlo cincuenta y un días después de las terribles riadas. Un comportamiento doloso de gravísima responsabilidad y ausencia plena de socorro. Un comportamiento criminal y de lesa traición.

España  merece el bien y no a un impostor y un dictador.

Fdo. Amalio de Marichalar. Conde de Ripalda

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