Sevillanas para despedir la XIX Feria de Abril en Soria
Los bailes y los trajes típicos andaluces han acaparado la atención en la plaza Mayor
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Las bailes de sevillanas han despedido un año más, en la plaza Mayor de Soria, la XIX edición de la Feria de Abril. Aunque el cielo ha estado encapotado, la lluvia ha respetado a esta feria que tiene ya un hueco en el calendario festivo de Soria.
En una mañana gris y lluviosa, el tiempo ha dado un respiro para que medio millar de sorianos disfrutarán en la plaza Mayor de los trajes de flamencos y sevillanas y de los bailes típicos de Andalucía, en la jornada de despedida de la XIX Feria de Abril, organizada por varios bares del barrio del Calaverón.
El barrio del Calaverón ha tenido un año más un color especial, con la celebración de la décimo novena edición de la feria de Abril, una convocatoria ciertamente consolidada en el calendario festivo de la ciudad y que sumerge a Soria en un ambiente más propio del sur peninsular.
La feria se inició en 1996 de la mano de los hosteleros del Calaverón que pensaron en una forma de dinamizar un barrio con pocas actividades. Entonces nadie apostaba por la consolidación de esta feria pero, casi una veintena de años después, el objetivo está conseguido. La feria, en este tiempo,ha ido creciendo, y hoy, sin ir más lejos, medio millar de sorianos han seguido la romería organizada en la plaza Mayor, con caballistas, coches de época, bailarinas y aficionados.
El traje típico de flamenca o gitana ha lucido hoy un día más, a pesar del tiempo, en Soria, en la plaza Mayor. El traje se remonta a los primeros años de la Feria de Abril en Sevilla cuando las mujeres de los tratantes o comerciantes, muchas de ellas de etnia gitana y campesinas, vestían cómodas batas de faena, a las que les añadían dos o tres volantes.
En la plaza Mayor de Soria también han sonado las sevillanas, el cante y baile típico de la Feria de Abril. Su origen hay que buscarlos en los años previos a la época de los Reyes Católicos, en unas composiciones que eran conocidas como "seguidillas castellanas" que, con el tiempo, evolucionaron y a las que se añadió en el siglo XVIII el baile.
