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TRIBUNA / Preferiría no hacerlo...

Ángel Coronado reflexiona en este artículo de opinión sobre la España Vacía y las decisiones que tienen que adoptar los hombres para elegir llenarla o que siga vacía.

 

TRIBUNA / Preferiría no hacerlo...

Entre Moby Dick y Bartleby se instala el escritor norteamericano Melville. Entre la esencia inmutable (¿) y el viento, entre Parménides y Heráclito, se instala Melville. Y con Melville la humanidad entera.

“O la ballena blanca o yo” truena el capitán Achab. “Preferiría no hacerlo”, balbucea Bartleby.

Preferiría no hacerlo, que no es lo de lavarse las manos de Poncio, ni lo del ser o no ser de Hamlet, ni lo de que algo huele mal en Dinamarca, del mismo, ni lo de me llamo Lucas, de Lucas. Antes bien, según lo entiendo, es lo de preferiría no marcharme, pero me marcho, preferiría no hacer esto, pero lo hago, preferiría la carne, pero como el pescado, y así.

Preferiría no hacerlo….. (si no fuese por ese desdichado adjetivo, diría que niquelado). Le sobraría casi todo menos los puntos suspensivos. Preferiría no marcharme….., pero me marcho. Y es en ese marcharse o quedarse o en la carne por el pescado, es en esos puntos suspensivos en los que me interesa poner el acento. Quedarme ahí para poner una coma después del último punto,  y hecho esto, matar entonces a la ballena yo que Achab, o condenar entonces al Cristo, yo que Pilatos, o marcharme al fin como el hijo pródigo, yo que hijo pródigo, o quedarme al cuidado del Padre, yo buen hijo, me llamare como me llamase, que da lo mismo Lucas que Bartleby. La cuestión, repito, está en esos puntos suspensivos, en la coma que les pone fin, y a tirarse a la piscina de la mejor forma posible. Pero es imposible quedarse tan solo con unos cuantos puntos suspensivos, por lo que de aquí en adelante al hijo pródigo llamaré el hijo preferiríanohacerlo.

“O la España Vacía o la Llena”, truena el capitán Achab. “Preferiría no hacerlo”, balbucea Bartleby.

Dicho lo cual vuelvo a la casa. O mejor, a lo que dentro de la casa la llena. O mejor, a lo que dentro de la casa la llena excluyendo a las sillas y las camas y las mesas y los armarios. Excluyendo a todo menos al pan que se come y a la boca que lo hace, la boca del padre y del hijo preferiríanohacerlo. Solo a eso y solo a eso, estuviere donde estuviere la casa, lo mismo si me dices en el desierto como si me dices en la planta ciento veinte de un rascacielos en Manhattan. Y es en esa casa donde se cuecen los garbanzos del cocido, del cocido, nada del cocido en el desierto, nada del cocido en Manhattan, los del cocido y solo los del cocido, que si lleno el puchero será el cocido de la España Llena, y si vacío…, espera, espera, no vacío porque allá, en el fondo del puchero veo uno, un garbanzo, ese garbanzo será el de la España Vacía (es un decir), ese garbanzo será el de la España del único garbanzo que tiene y a la que llamaremos Vacía. O mejor, en el Vacío.

Ahora ya podría empezar a decir que ni el puchero repleto deja de resoplar por exceso de calorías ni el vacío flaquear en ausencia de lo mismo, o dicho de otra forma, lo lleno cruje de una forma mientras lo vacío de otra, y buenas tortas haremos queriendo hacer pan, si a lo vacío llevamos resoplidos de lo lleno, o en lo lleno plantamos las flaquezas del vacío.

Y como se insiste más en el Dakar por entre las dunas, en el taxiburro de Marbella, o en las fresas de Doñana, insisto por mi cuenta en Walden, en el bosque y en las hojas de la hierba. Antes Livingstone que Stanley. (Doctor Livingstone, I suposse). Antes Aldea que Corte. Antes Robinson que Viernes. Antes Balduino que Leopoldo.

Y ya está. De momento ya está.

En ese hijo preferiríanohacerlo situamos el epicentro de la cuestión. Las trayectorias del hijo preferiríanohacerlo de Manhattan, de un lado, y las del hijo preferiríanohacerlo del pueblecito, del otro, se cruzan en ese punto clave, en el epicentro del terremoto humano que arrasa de olvido y desolación, o de locura colectiva y agitada, el suelo, la tierra, el pavimento y el barro, el espacio todo durante todas las horas del tiempo.

Otra cosa es elegir. Otra cosa mariposa es elegir. Poder elegir. Lo malo está en no poder hacerlo. Me parece que las bestias no eligen, no pueden elegir. Mala cosa es no salir de pastor en toda la vida. Mala cosa también toda la vida en Manhattan.

¡O Manhattan o yo! truena Achab. ¡O el pueblín o yo!, vuelve a tronar Achab. Era una bestia.

No estoy de acuerdo. No estoy de acuerdo.

Adiós, hijo, estapuertapermanecerásiempreabiertaparalostuyosyparatí.

Adiós, padre, preferiríanohacerloperoconBartlebybalbuceoperomevoy.

Fdo: Ángel Coronado

  

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