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TRIBUNA / En Caparroso y al escondite

Ángel Coronado incide con ironia en la visita realizad apor alumnos de Ingenieria Agraria del Campus de Soria a la granja de Caparroso, que promueve la explotación de más de 20.000 vacas en Noviercas.

TRIBUNA / En Caparroso y al escondite

Me refiero al artículo aparecido en este medio con el título “Alumnos de Ingeniería Agraria visitan granja de Caparroso”, martes 17 de mayo de 2022. Si yo estudiase ingeniería agraria, igual que si tuviese un amigo en Australia, mi amigo australiano (sabe leer) y yo podríamos dar fe de que en el citado artículo dice que podría dar fe acerca de un objetivo: ver “in situ” lo que en el citado artículo dice que podría ver.

Si yo estudiase eso, decía, y lo decía en general. Pero ya en particular, y por poner un ejemplo “en concreto”, sigue diciendo el artículo que comentamos, aparece Caparroso.

Imagínese, lector, que en plena batalla de Jena, de Maratón, Sebastopol, la de Cholula con Hernán Cortés en Méjico y a por Moctezuma, en la batalla que usted quiera que por eso no vamos a discutir, imagínese, decía, que como quien no quiere la cosa, en la trinchera, en la refriega, entre disparos y fuego, le viene un sargento con que: las mejores croquetas, si te gustan, en el barecito de la esquina cuyo propietario le presento. Como si nada en un día cualquiera. Y te pone delante a Napoleón, César, Rommel, Ricardo Corazón de León, Temístocles, Alejandro, a quien usted quiera de los grandes generales de la Historia, que no reparo en eso, que me da igual.

Campo de batalla:  Caparroso. Aparece Napoleón. Y Napoleón, tan campechano, se saca la mano entrometida por entre los botones de la pechera para chocarla contigo y explicarte cómo pasa revista y cómo no deja pasar ni una mota de polvo, ya sean cañones, botas, uñas de los soldados y cómo esto y lo otro que sigue a continuación.

Puestas en círculo, las vacas, yo que no estudio ingeniería agraria pero soy aficionado a la fotografía, me quedo impresionado, como si estudiando ingeniería agraria, ya en casa, leyese lo impresionado que dicen que me quedé con lo que vi, como si estudiando eso, decía, me quedo impresionado en comprobar el magistral manejo del Photoshop. Apenas se nota. Se nota lo suficiente pero solo lo suficiente. Magistral. Contraste magistral entre las vacas del sector circular más cercano con el resto. Coloridas discretamente aquéllas, sumidas en discretísimos grises éstas. Pero la suprema unidad del conjunto se consigue con el círculo perfecto que luce un férreo dispositivo que mantiene a las vacas en orden. Cada una en su zulo y dando leche como Dios manda.  

Precisamente, durante la visita, se pudieron comprobar” (Napoleón es extremadamente detallista) todas las excelencias de cómo a sus soldados se les enseñaba a segar, ensilar, dar de comer tanto a la infantería como a la caballería (en nuestro caso a las vacas), y sobre todo la cuestión de las letrinas. En eso se ponían a disposición de la autoridad competente (Napoleón, Alejandro, etc., cualquiera de los grandes generales, el que quiera, es autoritario que no veas pero siempre respetuoso con la autoridad ), a lo que diga. Biodigestión. Separación. Sólidos. Líquidos. Gaseosos. Acerca de la “fracción líquida”, al cauce con ella según dicte el mariscal de campo, en este caso concreto, la Confederación Hidrográfica del Ebro. Estamos en Aragón. Hemos venido de excursión. Campo de batalla, Caparroso.

Naturalmente, lógicamente (éste último vocablo es el precisamente empleado en el artículo que comentamos), se habló de otras batallas que el generalísimo tenía proyectado hacer. Quería penetrar por los Pirineos y ocupar la Península Ibérica. Si yo estudiase ingeniería agraria hubiese leído, después de asistir a mis clases y ya en casa, que me sentí muy impresionado y que junto a otros soldados que andaban por ahí soltando tiros, preguntamos a Napoleón que para cuándo eso de la península Ibérica. Dice el artículo que se lo preguntamos directamente a Napoleón. Es más, se añade en el artículo que comentamos que si uno fuese estudiante de ingeniería industrial podría alistarse a esa futura batalla, con lo que “la experiencia de los alumnos fue muy positiva”. Dice el artículo en cuestión, y sigo imaginando que yo estudiase ingeniería agraria, y que, ya en casa y leyendo leyese que impresionado por todo dije que allí no se notaba ningún olor, que huelen más los forrajes (el heno) que los purines (todos sabemos del famoso perfume (Napoleón mismo lo recordaba), el heno de Pravia, que no sé dónde está Pravia pero supongo que en la Provenza, Francia), añadiéndose también que dije que “las vacas se ven muy tranquilas y sin ningún estrés”.

Mi amigo el australiano me dice que le habré hecho algún regalito al autor del artículo en cuestión. Y le contesto que no. No sé quién es porque no lo firma, pero de llegar a saberlo por algún atajo tampoco valdría. Andar por la calle a cara descubierta . Tal es lo que vale. No hace falta estudiar para eso.

Fdo: Ángel Coronado

 

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