Urban mobbing
Juana Largo incide en este artículo de opinión en el cambio de paradigma que se está produciendo en una parte de la sociedad española, que huye de las metrópolis, cada dia más deshumanizadas, y busca su desarrollo en núcleos más pequeños y habitables. Es el comienzo del camino inverso al producido en el siglo pasado.
Caciques
Urban mobbing
Esta nota está hecha a vuelapluma, pero me parece que sabemos que, hace años, en los sesenta o en los setenta, los pueblos de Soria se empezaron a quedar vacíos o abandonados por el tirón o la atracción que tenían para las cuestiones laborales, pero también culturales en sentido amplio, como los servicios y las posibilidades de abrir un futuro, aquellas metrópolis que nos hacían pensar que en ellas estaba todo, el “Mundo de la Vida” mientras en la aldea o el pueblo dejado del cual se iba el personal, no había “nada” o muy poca cosa, insuficiente para que vivieran muchos habitantes y hubiera cierto progreso. Aquello no iba a ninguna parte ni aun trayendo a estos lugares el Teleclub.
Los planes industriales del país funcionaban para ciertas regiones o para zonas determinadas que el sistema económico del desarrollo capitalista había formado, a veces con el impulso de los gobiernos de por entonces, en todo caso con la influencia de los grandes promotores, aparte del centro del país, en periferias que podían mantener una considerable población e integrar a los migrantes en sus empeños de desarrollismo, que podía ser a toda costa.
Nos fuimos. Nos vinimos aquí, a las ciudades multitudinarias o a lugares habitables del mapa donde ahora se podía trabajar, no mejor, pero sí diferente a las colectividades que antes, en el medio rural, nos habían servido para vivir, pero mientras llegaba el mecanicismo, la utilización de los medios de transporte, etc…
El medio rural de Soria se quedó en el silencio y los cardos, y los que se quedaban era por cuestiones todavía de fijeza a su medio con sus valores o por la simple redistribución de gestión del sector primario, en Soria, ganadería y agricultura. Quienes se llevaron la tajada, fueron las urbes, las grandes y las medianas, las pequeñas no.
Porque las urbes conquistaron a una población que luego, en el siglo XXI, ahora, daría en las capitales globales en las que está todo con sus numerosos habitantes de diferentes nacionalidades o procedencia, donde además se da la mixtura de culturas o de relaciones tanto económicas como culturales y sociales y en un endemoniado enredamiento de todo tipo que lleva a la mayor deshumanización.
Ya hace años, desde que empezaron a atraer las urbes grandes y las (y los) grandes capitales, en Soria, por ejemplo, algunos artistas se daban cuenta de la nueva situación e incluso hacían cultura, minoritaria por entonces, en diferentes manifestaciones de expresión. Por ejemplo, Concha de Marco, ya hizo algunos poemas sobre la despoblación (“Se vende un pueblo soriano”) y se hicieron obras de otras disciplinas artísticas. En todo caso aquello no llamaba la atención mayoritaria de las grandes masas y se quedaba en mera lírica nostálgica o sentimental.
Pero vinieron las mutaciones, vinieron tiempos en los cuales la importancia del Medio Ambiente empezó a hacer ver a los de los otros grandes lugares, que no eran hábitats sanos y que la corrupción ya no era solo natural, sino corrupción social. La delicadeza con respecto a los bienes de la naturaleza empezó a darse, de tal forma que, pasada una generación, los “chicos” no conocían a las vacas ni a las ovejas y que habían sido el pan de conocimiento cada día de los padres que habían nacido y se habían criado en los pueblos. La televisión era la hostia diaria con la que se comulgaba. Ahora no es igual.
Ahora, la misma televisión, aun con su afán comercial, es capaz de manejar las sensaciones con programas de mundo rural y de abandono de los pueblos.
Ahora bien, ya que hemos pasado por todo esto, nos podemos preguntar en estos momentos: ¿Ha servido esta odisea de la migración y de la búsqueda de El Dorado para algo o no ha servido para nada? Esto lo pueden contestar muchas personas y cada una a su manera. Todo es relativo. Aunque hay una conclusión general que dice que la historia, el relato ahora nos trae a Soria con sus pueblos.
Se suele manifestar mucho en diversos medios de comunicación que Soria ahora es un foco de atracción dada la difícil vida de las grandes ciudades y grupos de población. El Estado, y las CCAA no tienen planes estratégicos generales para tratar esta demografía y los lugares de vida para llegar a un cierto desarrollo de servicios. Faltan en Soria médicos y personal sanitario, por ejemplo. Y encima creemos que todo esto puede ser una ideología porque creamos asociaciones y grupos políticos reivindicativos de la vida en estos nuestros lugares. A Soria, el nacionalismo no ha llegado todavía, aunque a Ángel Ceña, de “Soria Ya”, le llamen algunos compañeros de cortes de Valladolid, “batasuno”. Y es que somos más realistas que todo eso y sabemos distinguir un sueño de la realidad del día con su vigilia. Aunque las corrientes de población parezcan seguir todavía en España, la misma inercia de movimientos que antaño, además tenemos que mantener esta ciudad inventando ya de todo, hasta el tema del torrezno y el tema del turismo. Y sin embargo pensamos que esto es insuficiente como para que se dé aquella santa abuela nutricia que tenían las aldeas y tenían los pueblos sorianos de procreación de manos trabajadoras que se encargaban de las tareas antiguas para luego lanzarse a las de los grandes lugares. Y, no obstante, algo funciona: los pueblos se llenan en verano.
Luego que siempre intentamos coger el tema de manera tal que nos planteamos si debe haber desarrollo industrial en Soria, pero al mismo tiempo queremos defender el Medio privilegiado. ¿Desarrollismo o naturaleza? Habría personal que nos llegara a decir que la naturaleza seguiría existiendo, aunque Soria se llenara de barrizales y charcos de macrogranjas.
Por parte de la Junta y por parte del Estado no vamos a ir nunca a ninguna parte sana. Una cosa es el plan de un ente administrativo político y otra cosa es la necesidad, en propias carnes, de una provincia y de una capital como las nuestras. Y nos damos cuenta asimismo de que los temas que nos ocupan debieran ser tratados por las instituciones políticas.
Pues ahora, como ha sucedido en diferentes tiempos históricos de algunos lugares del mundo, podemos contar con otro factor que parece nada desperdiciable: el del menosprecio de Corte y alabanza de Aldea. En la actualidad, y no solo por mero gusto, hay población que quiere abandonar metrópolis y megalópolis y que busca rincones tranquilos. Además, es que el medio urbano, en esencia, es adverso al humanismo. Y que puede hacer sufrir mucho a sus habitantes, hasta el punto de expulsarlos de ese medio. Lo urbano expulsa, lo rural llama. Hay numerosos casos de personas que se sienten mal, incluso enfermas de aguantar, pongamos, el alboroto de Madrid.
Esto es cuando se da una especie de “mobbing” urbano. En el tiempo actual, con cuestiones de este tipo se puede aprovechar la oferta que nos da el mercado territorial. Y si además (dejando nuestro independentismo y siendo solidarios) nos vinculamos con territorios limítrofes y con la misma singularidad que Soria, vertebrando una región que no sonaría nada a disonante, mejor. Ya lo sabemos casi todos, ahora solo era por tener en cuenta el carácter de mobbing de los medios urbanos.
Pues lo urbano ya, como podemos ver, cansa hasta llegar a la depresión y al “burnout”, la fatiga y quema de un planeta que ha ido mal desde hace una temporada de siglos.
Fdo: Juana Largo