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Opinión

TRIBUNA / Ilustrados y pasmados

Juana Largo defiende en este artículo de opinión los valores de la Ilustración como periodo histórico y lo aplica al momento actual que vive Europa, donde los ciudadanos "pasmados" amenazan con frenar los avances en la cultura y en la ciencia.

TRIBUNA / Ilustrados y pasmados

Podíamos comenzar esta Tribuna con la justificación que se dan en algunas novelas: “Todo parecido o semejanza con la realidad en esta novela, es mera coincidencia”. No es que queramos denunciar a nadie en concreto, solo que pueden algunas personas que lean este escrito sentirse afectadas por la asignación de términos o de expresiones necesarias para la comprensión de la cuestión que se trata de explicar.

Salvado lo anterior se puede hablar de las hienas, animales sobre todo carroñeros en la sabana que, para algunas personas son algo feos o malvados. Pues las hienas, también, aparte de la limpieza de huesos de los cadáveres de animales cazados por otros predadores, sin embargo, pueden ser considerados como algo que produce desprecio o da miedo, aunque no tengan la culpa ellas, las hienas. Pero, en sentir de muchas personas, existe ese miedo a que las vinculen con las hienas…

Salvado este punto también, se puede hablar ahora de la importancia de la Ilustración como periodo histórico y que, aunque parezca necesariamente caducado, sin embargo deja todavía margen a su aplicación racional y de luces y de saber que, por cierto, a otras personas también les da miedo. Pues es el caso de que algunas personas tienen miedo a la Ilustración porque la Ilustración ataca o quiere poner a la luz ese oscurantismo histórico y moral y todos esos prejuicios y supersticiones que se arraciman en algunos núcleos de algunos países al cabo de la Historia.

Esto es de tal modo cierto que se puede considerar a los ilustrados todavía válidos para “aprender” o “saber” frente a la “minoría de edad” de mucha parte de la humanidad, que tampoco es que tengamos ahora aquí datos estadísticos del oscurantismo. Los ilustrados sobre todo creían en el poder de la Razón y en el Progreso social y humano para avanzar en la Historia. No se puede –se puede entender así- quedar un pueblo en la minoría de edad en la cual se corrompe y se pudre en cuanto a cualquier escalón de racionalización y de evolución que se de en el país donde se encuentre ese pueblo, es decir, que mientras los ilustrados querríamos avanzar para una humanidad autónoma y sin rémoras morales y costumbres ancestrales hasta insanas, los que no son ilustrados se querrían quedar a pie de escalera sin tener que subir ningún escalón hacia la altura de la Torre desde la cual el ilustrado y aquel que suba con él, puede ver un amplio paisaje de luz y de colores que el que no ha querido subir ningún escalón no puede ver y se conforma con su uso y su costumbre de quedarse en la ceguedad de la visión y en en el anquilosamiento de su cuerpo y de su vida. hasta desde un punto de vista sanitario, habría que ascender a la Torre, dado que, desde abajo, las enfermedades, las irracionalidades y las querencias de los que así permanecen pueden dañar el tejido social de tal manera que todo se convierta en basura o en detritus…

La verdad es que en España el sistema de la Ilustración ha tenido poco éxito. Se siguen conservando actos o reuniones o manifestaciones salidos del sentimiento casto de los que los cumplen. Parece, de mirarse un poco, una manifestación o una aparición de tiempos pretéritos tradicionales. Y aquí queríamos llegar: se puede hablar ahora de la Tradición y de su peso en las costumbres de un país y no hace falta ser ilustrado para descartar a tal Tradición, simplemente con un poco de limpieza en la casa común que es el país en el que se vive, se puede arreglar el problema, si es que existe algún problema, que a muchas y a muchos nos parece que sí.

Las costumbres inveteradas, ciertos cultos animistas y ciertos prejuicios y algunas supersticiones lo que hacen, de ser asimilados de niños, y no ser tratados en las escuelas, lo que hacen es mantener en la podredumbre educativa y moral a los niños y a los adultos, cuando la realidad del mundo que se vive, exige, al menos para sobrevivir o tratar de entenderse en sociedad, de un tratamiento racional de la vida. Lo malo, y es curioso, es que se puede combinar la más alta tecnología con las más rancias costumbres, esta es una de las contradicciones de nuestras sociedades. Se puede pensar que la Historia empezó hace veinte mil años, y que nuestros primeros padres fueron Adán y Eva, y explicar toda una serie de mitos culturales religiosos de esta manera en la cual no se ve nada claro y se permanece en las prehistorias de la Historia, pero mientras se puede usar el guasap, cosas curiosas…

A todo esto queríamos llegar cuando hablamos de lo pasmados que se quedan muchos ciudadanos cuando les hablas de la evolución de la ciencia y de la misma tecnología así como de la de Humanidades. Que, por ejemplo, es más benéfico para todos, tener una moral abierta y no cerrada y que, por ejemplo, es más sano el debate de puntos de un supuesto desencuentro cultural para llegar a una conclusión que convenza a la fe de la Razón y que, por ejemplo, no es lo mismo decir que el Cambio Climático es un hecho actual que decir que es un fenómeno cíclico del calentamiento de la Tierra. Que, por ejemplo, es nocivo derrochar el agua en Doñana y no es nocivo el mantenerla para el cuidado sacrosanto del Parque o Reserva. Tengamos ahora cuidado con los incendios: otro punto…  Etc., etc…

En lo adverso a estos movimientos de apertura y de adelanto se mueven personas que, enfrente de los ilustrados, se pueden considerar como los “pasmados”, los que ven el mundo y están paralizados como pedruscos con corazón de pedruscos. Pasmados hay muchos, pero, si se mira un poco en el horizonte, a veces parece que son numerosísimos, y que el mundo va para atrás. Porque, a veces, se puede dar un paso hacia adelante y luego, por la intervención de fuerzas “extrañas”, se vuelve otra vez atrás. Así le pasa a Europa últimamente, pero a otras partes también, y por ello sería necesario aclararse un poco la ropa de la lavadora. Pues la situación “cultural” actual es que podemos caer en un agujero de pasmados y no poder salir de él. Ya que, además, los pasmados son los más dóciles para ser manejados y para que se los lleven las hienas, y teniendo en cuenta una razón más: Que la Ilustración es una necesidad práctica y no solo un ideal pero que todavía, por la visión deformante que de la realidad dan los mass-media, no está acabada, porque hacen falta más luces. No es porque lo diga yo y ya está…

Fdo: Juana Largo

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