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Opinión

Soria todavia existe

Juana Largo rechaza en este artículo de opinión que Soria sea ciudad muerta, que mira sólo a su rica historia. A su juicio, Soria todavía vive, todavía tiene mucho que hacer y que decir.

Soria todavia existe

A veces, los turistas que vienen a Soria toman la historia de Soria que ven o la que les explican los guías turísticos como si esa historia de Soria estuviera ya pasada o acabada o que no pudiera seguir a más o que ya no tiene nada que ver con el mundo.

No hay que ver no solo el aspecto de disertación sobre una ciudad que fue tanto, en otros siglos, y que luego fue casi nada, en otros tiempos, como pudiera ser en la actualidad, y no hay más que ver los gestos de ese turismo como sobrado con respecto a una tierra que dio tanto al mundo  y que se fue no solo al más allá de los mares, sino al más allá del Señor, para darse cuenta de que el turismo no contempla ya ninguna grandeza con Soria y que, además, parecería que ya no cabe más por estos lares más que las Leyendas de Bécquer o los poemas de Machado o de Gerardo Diego, pero todo tiene su tiempo o su camino por la vida.

De “ciudad muerta” como decían hacía pocos años los jóvenes en su afán de dejar esta sujeción que ha sido Soria, hasta la actualidad han cambiado algunas cosas y sobre todo se ha llegado a un compromiso histórico, o se ha intentado, no solo político en el cual todavía hay mucha, pero que mucha Soria.

No es cuestión de detallar ahora planes industriales, que es lo más específico en cuanto a estructuras sorianas, sino por ejemplo algo, algo que no se tiene muy en cuenta por las Organizaciones Empresariales y por el político de turno, que es la Historia y la Cultura. Es cultura todo, como decía un conocido periodista de aquí, y nos da a entender que lo que consideramos solo como “cultura”, las Letras o las Artes o los Espectáculos, pongamos, no son solo la cultura. Aquí se habla de cultura en su sentido de “cultivo” de la historia en sus aspectos digamos no solo infra-estructurales, sino también super-estructurales, como pueda serlo una catedral o un monumento o en esta línea, y como el saber cosas de Soria que no conoce todo el mundo y que sin embargo se callan como secretos cuando lo que atañe a Soria, como entidad provincial y local, es el tener conocimiento de los detalles y de las curiosidades que permanecen ocultas siempre que sean no solo positivas para la sociedad sino también dignas de conocer como debe ser casi todo o todo lo que atañe a Soria para estar “avisados” o al tanto todos.

Pues Soria es la ciudad que, aunque ahora siga en obras públicas, todavía podemos pisar o tenemos necesidad de estar en ella pero no dónde haya puntos que no debiéramos dejar de lado. Si hay un tesoro de antiguos pobladores en Soria, lo debiéramos saber todos, no solo Patrimonio o solo el que lo descubra. Para todos es necesario el oro del mismo modo que para todos es necesario el saber qué pasó con el dinero que el Gobierno de Sánchez recabó de las arcas europeas y cómo nos ha llegado si nos ha llegado algo o cómo no nos ha llegado, si no nos ha llegado nada, no sabemos.

Soria no es una instancia administrativa muerta, como un alma muerta del escritor ucranio Gogol. Soria no es una instancia política sin peso en el país, como nos vienen diciendo y porfían los de Soria Ya. Soria, nos parece, a pesar del toque de acabamiento que le pueden dar los guías turísticos o los turistas mismos, pues no es una tierra con sus caracteres históricos que ya no sirva para nada más que para los jubilados y los ancianos y los enfermos…

Soria no está acabada como un toro de lidia al cual se le ha dado la puntilla. Que nos vengan pájaros de mal agüero con lo de que Soria está acabada y ya no hay nada que hacer, es una vil demostración de decadentismo y de malicia social. Algunas y algunos pensamos que, en Soria, todavía hay gente que trabaja y se mueve. Y eso no es que nuestra localidad y nuestra provincia estén muertas.

 Qué malo es aplicar el derrotismo para Soria y para tierras de Castilla, como si la Historia total ya se hubiera acabado y tuviéramos que irnos al limbo además de ofendidos y humillados, con la conciencia de que hemos sido unos inútiles y unos malos aprovechadores.

Ni las organizaciones empresariales ni las sindicales saben. O dan a entender que no saben nada de todo esto, cuando se ocupan de en vez de hacer una catedral con su cimborrio, o en vez de hacer un grupo más unánime y solidario de los trabajadores, se ciñen al programa de que ya no se puede hacer nada porque piensan nada más que en que no son factibles los réditos de las ganancias del vil metal. Tampoco surge por ahí ningún cura que clame y que nos dé alas.

 En este sentido Soria tiene el mismo acabamiento que el resto de la sociedad occidental, como si ya, con disponer todos de un ordenador personal, ya estuviera la faena hecha. Tampoco es que haya salido ningún profeta por las calles, en primer lugar, porque lo encerrarían. No hay voz alta más que en las fiestas para cantar y para danzar. Pero Soria todavía vive, todavía tiene mucho que hacer y que decir. Que no seamos pobres de espíritu en primer lugar. Con algo tan simple no podemos dar cerrojazo a Soria.

Fdo: Juana Largo

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