Nuestro. Apócrifo. Arcano
Ángel Coronado recurre al diccionario para encontrar el significado de algunas expresiones, como sin ánimo de lucro. y especula con el sentido de las palabras.
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Nuestro. Apócrifo. Arcano.
Desconozco el preciso significado de la voz “Verdadero” (y el de “Falso”), y desconozco también, claro está, el de “ánimo” y el de tantas otras voces que lleva prendidas en el ojal de su solapa, como el de “espíritu”, “alma”, por no citar el de “lucro”, que por venir por sí solo a cuento, también cito.
En consecuencia, excuso decir que desconozco el significado de la frase que reza: “Verdadero ánimo de lucro”. Y acudo por ello al diccionario. El diccionario es un recurso útil. Encuentro amparo aludiendo a lo que dice acerca del significado de palabras cuyo “verdadero” significado desconozco. Tal es la razón por la que lo uso con frecuencia. Me protejo en él, busco su abrigo, pero solo a veces lo encuentro en la medida que quiero, lo que ocurre siempre que acudo a él con una frase bajo el brazo.
En el diccionario no caben las frases. Has de entrar a él palabra por palabra, como entras en ti cuando antes de hablar o escribir, para poder hacerlo, escribes o hablas. Palabra por palabra, solo y naturalmente así, palabra por palabra.
La incertidumbre que siempre afecta cualquier palabra se multiplica exponencialmente al punto en que las mismas, gregarias como son por naturaleza, se unen en frases convenientemente aleccionadas por la gramática. Cada frase, suponiéndola gramaticalmente correcta, éticamente recta y acorde con la estética y la crítica oportunas, no deja de ser por ello exponencialmente incierta.
Abandonemos, pues, el diccionario. Lo confesamos. Expuestos a la intemperie, aventuremos especular directamente con el sentido de las palabras, lo que al punto advertimos como extremadamente problemático. Aparece al punto un nuevo diccionario, el diccionario que todos llevamos dentro en ese bolsillo nuestro y por eso arcano (aprovecho la ocasión para indicar la arcana naturaleza del sentido de la voz “nuestro”, “nuestra”, la arcana naturaleza del sentido de toda propiedad, de todo aquello a lo que nos referimos pensando o hablando de las cosas nuestras, de nuestra propiedad, de propiedad nuestra. Diccionario propio (¿y solo por eso, por ser propio, apócrifo?), diccionario nuestro, apócrifo, arcano.
Busco en él un significado. “Estado”. Y encuentro en él la siguiente definición: “Estado es un territorio con límites precisos o fronteras en el que ninguno de sus habitantes tiene derecho a matar a nadie excepto el propio Estado al que nos referimos, que se arroga a sí mismo ese derecho o al menos la posibilidad de tenerlo, y el único que obliga al suicidio, bajo pena de muerte a de cualquiera de sus habitantes, para derramar por él hasta la última gota de su sangre” eso sí, añadimos por nuestra parte, dada la necesidad de defenderle.
Y de momento lo dejamos aquí, conservando sin embargo el “ánimo” de proseguir buscando por los entresijos de ese diccionario apócrifo. Nos interesa especialmente buscar el sentido de “propiedad común” frente a “propiedad privada”, y sobre todo la “común” en la “privada” tanto como la “privada” en lo “común”, aunque con mayor tiento y ojo en ésta última (Mario, convengo contigo en eso).
Fdo: Ángel Coronado