Iñigo Pérez, centrocampista del Numancia durante cuatro temporadas, ha publicado una emotiva y machadiana carta en la que se despide de la afición y de Soria, tras su fichaje por el Atlético Osasuna. Puede leerla íntegra a continuación

Caminante no hay camino

Dentro de unas semanas hará 4 años que llegue a Soria.

Aquel día, el sol no dejaba resquicio a la sombra y yo, confundido por los tópicos que abundan sobre el frío que arrecia a la ciudad a la que llegaba, me sorprendí pues imaginaba una pretemporada fresca y quizá, con suerte, regada por lluvias estivales que tanto me gustan a mí y a los “campos de Soria”.

No se como expresar con palabras que siento por Soria, las gentes que lo habitan, que siento por el CD Numancia y las personas que lo forman.

Por esto, aunque sea un atrevimiento por mi parte, tomaré prestado algunos versos de “Campos de Castilla” con los que me identifico para expresarme mejor.

Estos, son un reflejo calcado de lo que se mueve en estos instantes dentro de mí, mis recuerdos y vivencias.

El autor tiene esa capacidad de escribir de manera precisa y que yo no poseo, aquello que sintió y sentimos el resto cuando nuestros ojos observan lo que en su día El admiró.

Gracias a Kike y Elvira, de Cidones, por descubrírmelo. ¡Gracias por tanto!

“Todo pasa y todo queda

Pero lo nuestro es pasar

Pasar haciendo caminos

Caminos sobre la mar

 

Nunca perseguí la gloria

Ni dejar en la memoria

De los hombres mi canción

Yo amo los mundos sutiles

Ingrávidos y gentiles

Como pompas de jabón”

 

“Los jugadores pasamos y el Numancia avanza con paso firme.

No pretendo ser recordado como futbolista, tampoco por estas palabras.

 No existe un vacío que cubrir pues mi volumen es ínfimo y mi aportación minúscula.

Hubo, hay y habrá muchos más y mi espacio será ocupado por otro.

A Soria llegamos llorando y nos marchamos llorando.”

 

¡Colinas plateadas, 

grises alcores, cárdenas roquedas 

por donde traza el Duero 

su curva de ballesta 

en torno a Soria, obscuros encinares, 

ariscos pedregales, calvas sierras, 

caminos blancos y álamos del río, 

tardes de Soria, mística y guerrera, 

hoy siento por vosotros, en el fondo 

del corazón, tristeza, 

tristeza que es amor! ¡Campos de Soria 

donde parece que las rocas sueñan, 

conmigo vais!

 

“Luz, altura, hielo y fuego que nace de las toconas de roble, encina o enebro.

Ingredientes de mis tardes y noches que provocaron calma y paz.

Tristeza y alegría se entremezclan en mi paladar, no es fácil soltar la mano de quien te hizo sanar.

Rocas y farallones, el agua oscura, 

Laguna Negra de alma pura,

mi patio de recreo en esta andadura.

¡Conmigo vais!”

 

“¡Oh, sí! Conmigo vais, campos de Soria, 

tardes tranquilas, montes de violeta, 

alamedas del río, verde sueño 

del suelo gris y de la parda tierra, 

agria melancolía 

de la ciudad decrépita. 

 

Me habéis llegado al alma, 

¿o acaso estabais en el fondo de ella? 

 

“Urbion y cebollera, la luna gigante en Cidones. Tras la hoguera, Hugo expectante.

Alfombras gigantes de brezo que escalan y cubren el horizonte.

Moncayo, traidor, que robas las aguas a Soria para dárselas Aragón, siempre de fondo, siempre gigante.

Nada ni nadie escapará a mi nostalgia,

os recordaré por siempre,

me habéis llegado al alma.

¿O acaso estabais en el donde de ella?”

 

El CDNumancia y el fútbol...

Principios y valores en un mundo en el que  escasean. 

Club idílico para practicar nuestra profesión. El contexto para un futbolista es inmejorable.

Su existencia en sí, es un éxito mayúsculo y yo un privilegiado de haber formado parte.

Esta temporada no tiene descripción posible. 

Simbiosis perfecta entre equipo y afición demostrando a todo el mundo, como ya hicieron hace siglos, que los numantinos nunca nos rendimos, sea cual sea la gesta que se ponga delante.

Los jugadores nunca olvidaremos este año. 

¡Gracias afición!

Por último, no quiero caer en la hipocresía.

Estoy contento por la decisión tomada.

Triste por dejar atrás algo que quieres y feliz por volver a casa. 

Soy hijo único, mis padres con 13 años me dejaron partir a Bilbao y perseguir sueños infantiles casi siempre efímeros y caducos afligiéndose un dolor, que hoy, al ser padre logró comprender y cuantificar.

Tras 17 años quiero devolverles aquel regalo, el mejor que me hayan hecho. 

Hoy lo que sea que soy, es gracias a este tiempo fuera de mi hogar. 

Vuelvo a casa, entro en el “Reino de Navarra” proveniente de los “Campos de Castilla” por que soy un “caminante que hace camino al andar”. 

“Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que... he de volver a pisar”

¡Gracias CD Numancia! 

¡Gracias Numantinos! 

¡Gracias Soria!

!Conmigo vais!

 

Iñigo Pérez