TRIBUNA / Cerro de los Moros. Los conejos de alcalde
El doctor ingeniero de caminos y urbanista Ricardo Mínguez aborda en este artículo de opinión el contencioso del Cerro de los Moros, para el que se acerca la fecha del 7 de marzo en que termina el último plazo que tiene el Ayuntamiento de Soria para resolver sobre la aprobación o no del proyecto, lo que es además su obligación legal. En este artículo se intenta desentrañar el verdadero significado de las confusas declaraciones del Alcalde en el pleno del 9 de diciembre pasado.
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TRIBUNA / Cerro de los Moros. Los conejos de alcalde
Han pasado siete meses desde que el pasado 6 de junio se inició el proceso de información pública de la propuesta de modificación del Plan General en el sector del Cerro de los Moros. Y han transcurrido cinco meses desde que finalizó el plazo para la presentación de alegaciones. El ya próximo 7 de marzo de 2023 finaliza el plazo legal de que dispone el Ayuntamiento para resolver sobre la aprobación provisional del proyecto (aprobación o denegación, naturalmente). Tiempo han tenido y tienen funcionarios, concejales y alcalde para estudiar el expediente. En el argot político, las circunstancias obligan al alcalde a retratarse justamente antes de las elecciones municipales.
Por tratarse de una propuesta privada de modificación del Plan General, además de la primordial obligación de resolver, cosa que hasta ahora ha espantado al equipo de gobierno municipal, el Ayuntamiento tiene otras obligaciones que cumplir. Ha debido remitir al promotor copia de las alegaciones presentadas, y éste puede presentar o no observaciones a las mismas. Debe estudiar todas y cada una de las alegaciones presentadas, así como, caso de que se produzcan, las posibles observaciones del promotor, y debe resolver sobre su aprobación provisional, aprobando la propuesta tal cual o con las correcciones que considere justificadas, o denegando, justificadamente, la aprobación de la misma.
Y no es que el Ayuntamiento pueda decidir o no sobre el futuro de la propuesta del promotor, es que tiene la obligación de hacerlo. Así lo establecen tanto la Ley como el Reglamento de Urbanismo de Castilla y León. Otra cosa es que, una vez más, el equipo de gobierno del Ayuntamiento decida sorprendernos con su ilegítimo silencio dejando en manos del tiempo o de terceros la resolución del problema. De hecho, esta es su última oportunidad para decidir sobre el futuro del Cerro de los Moros.
Sorprenden por tanto las declaraciones del alcalde en su intervención en el Pleno celebrado el pasado 9 de diciembre, en el que, con críptico lenguaje y los ya habituales errores, volvió a sacar unos cuantos conejos de la chistera, no quedó claro si para despistar a la oposición o para anunciar una próxima decisión sobre el tema. Parece que esto último se le resiste; ¡qué oportunidad perdida para hacer un precioso regalo navideño a los sorianos! A falta de la obligada e ignorada participación pública, vayan por delante unas, creo que pertinentes, aclaraciones.
PRIMER CONEJO. No parece de recibo que nuestro alcalde continúe dirigiendo comunicados al promotor sobre lo complicado que resulta “apoyar” su propuesta “porque no cumple los requisitos a través de las enmiendas”. ¿Qué son las “enmiendas”? ¿Las alegaciones que el promotor ya debe conocer? ¿O los condicionantes técnicos enviados por el Ayuntamiento previamente a la información pública? ¿Se trata de un lapsus lingüístico o de un intencionado sí, pero no? Y, ¿qué significa eso de “apoyar”? Como debiera saber, y seguro que sabe, lo que ahora le toca es resolver; y resolver frente a los sorianos, no con escrititos inútiles al promotor con no se sabe qué finalidad.
Porque también debiera saber, y seguro que sabe, que el promotor ya no puede cambiar ni una coma de su propuesta. Es el Ayuntamiento, con el alcalde a la cabeza, el que, con base en los informes de los servicios técnicos y jurídicos municipales a los que tanto respeta nuestro edil, tiene la obligación de resolver con firmeza este malnacido problema, hijo de la más detestable especulación urbanística.
SEGUNDO CONEJO (VIEJO YA). En el Pleno volvió a hablar el alcalde de los “derechos urbanísticos consolidados” del promotor. Parece que por fin ha abandonado la murga de las indemnizaciones millonarias. Ya se le explicó técnica y jurídicamente (al menos por mí mismo y por D. Saturio Hernández) que esos supuestos derechos son un puro invento, que no existen. Los propietarios del suelo sólo gozan hoy día de unas expectativas de negocio inmobiliario, que se transformarían en derechos una vez comenzaren las obras de urbanización, cosa harto lejana en el tiempo además de improbable a la vista de las alegaciones presentadas.
Y, atento, Sr. alcalde, esas expectativas podrán seguir desarrollándolas en tanto el Ayuntamiento no adopte una decisión oficial denegatoria de la aprobación de la modificación propuesta del Plan General. La inacción municipal juega contra los intereses de la ciudad. Si el Ayuntamiento no resuelve sobre la aprobación provisional, esperemos que denegándola, el promotor, bien conocido en los medios oficiales de la Junta, podría recurrir a ésta solicitando su intervención definitiva para aprobar o no su propuesta. Entonces el silencio municipal habría sido un silencio traidor a la ciudad y a los ciudadanos de Soria.
TERCER CONEJO (VIEJO TAMBIÉN). También llevó a ese ruedo ciertas demandas que nada tienen que ver con el problema de la modificación puntual del Plan General, salvo la permanente e insaciable ambición de esa rama del apellido Ridruejo que no cesa en su afán depredador frente a la ciudad a la que deberían respetar. Por suerte ya no gobiernan sus secuaces que aprobaron tan dañinos Convenio Urbanístico y Plan General. Pero que no olvide nuestro alcalde que el no haber iniciado la revisión de tan dañino Plan en los muchos años que ha gobernado el Ayuntamiento le ha hecho cómplice del mismo. Y no parece muy acertada la decisión de iniciar ese proceso justamente antes de las nuevas elecciones: ¿tan seguro está de revalidar su mayoría absoluta?
El Ayuntamiento cuenta con un nuevo secretario ajeno a la “herencia envenenada” a la que tanto gustan de agarrarse alcalde y concejal de Urbanismo. Seguro que aportará contundentes argumentos jurídicos con que justificar una decisión del lado de la Ley y, naturalmente, del interés público, y no del lado de los intereses privados contrarios, en este caso, al bien común de Soria.
El itinerario para lograr materializar el lema “ni un euro, ni un metro cuadrado” es claro: denegación de la aprobación provisional de la propuesta MP-27 e inmediata redacción y aprobación por el Ayuntamiento de una nueva modificación puntual del Plan General que consolide el carácter de rústicos (con protección) de la práctica totalidad de los terrenos del Cerro de los Moros. Y, por supuesto, la iniciación de los trámites (de verdad) para lograr la declaración BIC de las laderas del Castillo y el conjunto del Cerro de los Moros. Y que quede claro que todas estas acciones caben dentro de las ordinarias competencias municipales en Urbanismo; quiere decirse que no supondrían coste económico al Ayuntamiento fuera del ordinario de su gestión.
CUARTO CONEJO (CIEGO). El Ilmo. Sr. Alcalde volvió a dejar caer en el mismo Pleno la falsa idea de que la Junta de Castilla y León ha aprobado una prórroga/congelación de dos años para la calificación que el Plan General otorga al sector del Cerro de los Moros, lo que imposibilitaría al Ayuntamiento su modificación hasta octubre de 2024 y supondría la concesión de una patente de corso a los propietarios del suelo para tramitar lo que crean conveniente.
Y este conejo no, señor alcalde. O nuestro alcalde lee poco o hay quien le “asesora” tras las cortinas. Ya expuse (El Mirón de 15 de octubre pasado) lo que en verdad supone la prórroga de dos años acordada por la Junta de Castilla y León: justamente lo contrario de lo que pregonó el senador-concejal de Urbanismo-aún no dimitido y que ahora consigue el eco del alcalde. Transcribo lo sustancial:
“Con una disposición como ésa se pone límite temporal a la inacción de los Ayuntamientos que no cumplen con las obligaciones que la Ley les impone para resolver sobre la aprobación de instrumentos de planeamiento, y gracias a la cual los propietarios de los terrenos mantienen indefinidamente las expectativas de negocio inmobiliario que el PGOU les otorga POR TIEMPO LIMITADO. En plata: se pone un límite temporal a las consecuencias del silencio de los Ayuntamientos por incompetencia o por intereses contrarios a sus obligaciones.
En ningún caso esa disposición impide o condiciona al Ayuntamiento para resolver sobre la aprobación provisional de la MP-27 ni, como descaradamente ha declarado el concejal de Urbanismo, para acometer la modificación del PGOU en el sector del Cerro de los Moros”.
Es decir, la Junta devolverá al Cerro de los Moros su carácter de rústico el 19 de octubre de 2024 sólo si el Ayuntamiento no cumple con su obligación legal de resolver antes sobre la MP-27, dejando el campo libre a la iniciativa del promotor durante otros dos años, por ejemplo para solicitar la intervención directa de la Junta para decidir la aprobación de su propuesta. ¿Recurriría de nuevo a la falta de tiempo de los funcionarios etc. etc? En ese caso nos preguntaríamos por los inconfesados o inconfesables intereses o compromisos que forzaron ese silencio cómplice.
QUINTO CONEJO (CON AROMAS DE TOMILLO). Ya que habló de Machado. En el mismo Pleno anunció el alcalde la intención de abordar en la futura revisión del Plan General la creación de tres nuevos grandes parques: uno junto al popular Caballo Blanco, otro en la antigua fábrica de harinas a orillas del Duero (Bécquer) y un tercero las laderas del Mirón (Machado). Bien. Sólo recordarle que ya en diciembre de 2019 presenté en las páginas del Heraldo de Soria una propuesta para una Soria Verde en la que imaginaba un gran parque del Duero (Antonio Machado; ¿por qué limitarlo al Mirón?) entre Garray y Los Rábanos, en el que se integrarían los futuros parques de las laderas del Mirón (Bécquer), la antigua Fábrica de Harinas, el Monte de las Ánimas, ¡el Cerro de los Moros (Gerardo Diego)! y tantos maravillosos espacios naturales que bordean el Duero alrededor de Soria. Pues a ello, a comenzar por el Cerro de los Moros, que, tristemente, se le olvidó al alcalde.
LAS OPCIONES DEL AYUNTAMIENTO
O del Alcalde, que se ha hecho cargo personalmente del problema. Tres son las posibles acciones del Ayuntamiento antes del 7 de marzo próximo.
La primera sería el silencio, no resolver, incumpliendo su obligación legal de hacerlo. La consecuencia sería poner en bandeja al promotor Méndez Pozo la posibilidad de acudir a la Junta de Castilla y León en busca de ayuda; que, por supuesto, obtendría.
La segunda sería aprobar provisionalmente la propuesta del promotor, lo que, muy probablemente llevaría la modificación del Plan General a su aprobación definitiva por la Junta de Castilla y León y, en consecuencia, a los Tribunales. Es de suponer que el coste electoral de esta opción sería enorme para el PSOE.
Y la tercera consistiría en denegar, armado de justificaciones, la aprobación provisional del proyecto. Esto sería, sencillamente, ejercer sus responsabilidades y, por qué no decirlo, probar su honestidad.
El Ayuntamiento no cumplió con su reglamentaria obligación de resolver sobre la aprobación inicial de la propuesta MP-27 (con sobradas razones para denegarla y devolver el torete al corral), dejando en manos del promotor la convocatoria de la información pública del proyecto. Y ahora tiene la obligación de hacerlo sobre su aprobación provisional, última oportunidad del Ayuntamiento para decidir sobre este capítulo del Cerro de los Moros. Algunos, a pesar de tantos malabarismos del equipo de gobierno municipal para facilitar las cosas al promotor, todavía conservamos la esperanza en que se imponga el buen sentido político y cultural y se rechace lo que constituye el peor ataque a lo más valioso de nuestro patrimonio: la destrucción de la ribera sacra de la poesía española mediante la salvaje urbanización de su inmediato entorno paisajístico y cultural.
La renovación de la ciudad de que habla el Alcalde sólo será creíble si comienza por proteger lo mejor que ya posee Soria: las riberas del Duero. Y de éstas, en primer lugar, las márgenes entre San Polo y San Saturio, incluidos los cerros que las bordean. En otro caso será mejor que no inicie el actual equipo de gobierno la revisión anunciada del Plan General de Urbanismo de la ciudad, ya que no contaría con la necesaria confianza de la ciudadanía.
Fdo: Ricardo Mínguez Izaguirre. Doctor Ingeniero de Caminos. Urbanista.