Pilar Porras expone en Soria su visión sobre los frescos románicos de San Baudelio

Por Juana Largo

La primera impresión en la sala de exposiciones del Palacio de la Audiencia, en la cual presenta estas semanas su obra Pilar Porras, es que todo varía de tiempo. Es como si se regresara a un tiempo sencillo y noble, muy contrario al tiempo actual, todo en la vorágine.

No es una exposición convencional de cuadros modernos, sino un homenaje (utilizando materiales como los que empleaban los albañiles pintores en San Baudelio de Berlanga, lo cual nos habla mucho de una labor artesanal, como la que ha desarrollado ahora la pintora) al espíritu de aquel tiempo remoto en el cual se utilizaban los textos clásicos para las labores icónicas, tomando buena nota de todo ello y de otros tiempos pretéritos la compositora de esta muestra.

En los materiales que se emplean, bastante diferentes a la economía de simplicidades del ahora, la que suscribe, no se había fijado antes de forma muy especial, mas, como es menester ahora en una sala de exposiciones moderna, es preciso fijarse en estas obras y, sobre todo, en el modo, al modo antiguo o de hace mil años. Es cierto que la forma de pintar condiciona el fondo del cuadro.

Se exige diferente de un pintor que pinta en un lienzo o en papel que del que pinta en una pared. Y el que pinta en una pared hace que se adapten las composiciones al sistema de la imagen al importarle que los límites proporcionan algo menos limitado y nos diga y nos haga llegar el mensaje. De los grafitos contemporáneos se dan pinturas que nos recuerdan las que hubo en San Baudelio, hoy constando de paredes varias, desde luego, pero la intención es la misma o similar, usar una pared para expresar no solo la sensación, sino una emoción o una inquietud, como la rúbrica de un artista determinado, o una época histórica.  

Fijémonos, pues, en la posible sugestión de las pinturas de San Baudelio pasadas al siglo XXI. ¿trasmiten las figuras, pues el arte es figurativo, en este caso, la hondura que en la ortodoxia cristiana o incluso mitológica debería llevarnos a un infinito? Visto todo con ojos de actualidad, no se puede captar lo histórico.

Hay que meterse en un espíritu de época como era el de hace ese siglo. Entonces, para expresar la cultura, la cual dará en religión –en este caso- los antiguos o los medievales disponían de las paredes.

Así, el pueblo podía entender de esta manera icónica, el gesto del asunto.

Ese fondo nos puede llamar la atención todavía en nuestro siglo XXI. Las figuras planas, coloreadas, estáticas concebidas con estética, nos llevan al tiempo de Cristo, por ejemplo. Cristo se transparenta por estos relieves.

El mensaje de aquel a quien da nombre la cristiandad, espiritual, se manifiesta por la voz de estos profetas de la pintura. Todavía hoy, en el segundo milenio, la palabra del Maestro, nos puede decir algo. ¡Qué duda cabe que el tiempo nuestro, no solo en la velocidad, no está para serenarse viendo una pintura antigua! Pero, tiempo de estrés, la quietud de esta pintura, como estas pinturas de Pilar Porras, de procedencia extremeña, nos dan un reflejo de descanso, o quietud y de misticismo que nos pueden incitar a la meditación.

 Solo hay que sentarse para extraer las sugerencias. No es viejo el siglo XI, acaso sea más viejo nuestro siglo… Los rostros y los esquemas nos conducen a la “contemplación” (un vicio para la sabiduría y para el arte) al mirarlos o auscultarlos para ir por los itinerarios cristianos.

Allí se puede, fuera de la bronquedad del mundo en el exterior, estar atentos, descansar. Y se puede, atentas o atentos con las imágenes, acceder a una cultura de la representación con su simbología. Cuando vemos las imágenes de Pilar nos da la sensación de asistir a la representación de un desenvolvimiento más que propiamente de los temas, de la especie de síntesis de la cultura de la pintura, o el teatro de un periodo histórico y espiritual como era en la época del antiguo ser de Cristo.

En estos tiempos de lo icónico, estas imágenes nos proporcionan paz, como pasa al entrar en un templo. Gracias, Pilar, por querernos acompañar en la cultura del pasado, para que ahora, en este tiempo tengamos otro testimonio.                                                      

Juana Largo