Las trabajadoras sociales resaltan figura de Concepción Arenal
La figura de Concepción Arenal, una de las pioneras del trabajo social, se ha puesto en valor en una conferencia organizada por el Colegio de Trabajo Social de Soria con motivo de su Día Mundial 2024.
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Pintado de marcas viales en rotonda del Caballo Blanco de Soria
Medio centenar de colegiados han asistido a la conferencia sobre derechos humanos y justicia social en la figura de Concepción Arenal, de la mano de la profesora de la Universidad de Zaragoza y experta en la trayectoria de esta mujer, María José Lacalzada.
Arenal fue una de las pioneras del Trabajo Social, cuyo legado ha sido conocido por todos los profesionales.
Pionera en la lucha de los derechos de las mujeres y de la reforma social, defendió la igualdad y la educación, dejando su huella significativa en la historia del Trabajo Social en España.
Este año se conmemoró el 204 aniversario de su nacimiento.
A la conferencia han asistido el gerente territorial de Servicios Sociales, Jose Antonio Tierno, y la concejal de Acción Social del Ayuntamiento de Soria, Ana Romero.
Lacalzada ha querido poner voz a Concepción Arenal, llevando a los asistentes a sus palabras e ideas, hasta el punto que al finalizar el acto, la propia Concepción ha aparecido en el salón dando un mensaje –gracias la actuación de la actriz amateur y también trabajadora social Inmaculada Casado- que ha puesto la nota de humor al acto.
Concepción Arenal, nacida el 31 de enero de 1820 en Ferrol (Galicia), se enfrentó a las convenciones de su tiempo y dedicó muchas de sus energías a defender a las personas más desfavorecidas. Su firme convicción por aprender, una curiosidad intelectual que nunca sació por completo, guió sus primeros años de vida, aun todavía cuando su madre se oponía formalmente a que cursara estudios superiores.
En 1870, Concepción Arenal fundó La Voz de la Caridad, un periódico que a lo largo de sus catorce años de vida utilizó para denunciar los abusos e inmoralidades presentes tanto en hospicios como en cárceles de la época y que logró convertirse en una publicación de referencia a nivel europeo. En aquel momento, los edificios carcelarios resultaban espacios sórdidos donde las personas presas se hacinaban y donde toda expectativa de reinserción social quedaba difuminada y descartada. Desde las páginas de esta publicación, Arenal luchó por defender la necesidad de reincorporarlas a la sociedad y promulgó la importancia de brindarles una segunda oportunidad.
No solo eso, sino que la escritora gallega también impulsó un proyecto llamado “el patronato de los diez”. A imitación de lo llevado a cabo en Francia, la iniciativa consistía en que diez familias adineradas se pusieran de acuerdo para ayudar a una familia sin recursos. Una labor benéfica que Arenal consolidó, además, en la Cruz Roja, donde en 1869 la duquesa de Medinaceli ya había establecido la rama femenina del movimiento, que Arenal hizo suya. Entre otros quehaceres, Concepción Arenal dirigió personalmente, durante el transcurso de la tercera guerra carlista, el Hospital de Sangre de Miranda de Ebro, donde atendió a los soldados de ambos bandos.
A lo largo de su vida, Concepción Arenal escribió varias obras en las que defendió la igualdad entre hombres y mujeres y reivindicó el libre acceso a la educación. También defendió el que las mujeres pudieran dedicarse a profesiones que hasta entonces les estaban vetadas.
En su ensayo La educación de la Mujer escribió: "Es un error grave y de los más perjudiciales, inculcar a la mujer que su misión única es la de esposa y madre [...]. Lo primero que necesita la mujer es afirmar su personalidad, independientemente de su estado, y persuadirse de que, soltera, casada o viuda, tiene derechos que cumplir, derechos que reclamar, dignidad que no depende de nadie".