CARTA AL DIRECTOR/ La herencia envenenada
Ángel Coronado incide en esta carta al director al Cerro de los Moros y el Plan General de Urbanismo (PGOU) y descarta insistir ahora en herencias envenenadas.
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CARTA AL DIRECTOR/ La herencia envenenada
Nuestro alcalde se queja. El peso de una herencia envenenada le abruma. No lo entiendo. Solo así como efecto de ignorancia o mala fe. Descartado lo segundo, intentaré insistir en lo primero. Y lo primero está en decir que todo Plan General de Ordenación Urbana (y con el de Soria todos los demás), es una pauta, una norma, en suma, un consejo de obligada observancia, pero solo en el caso de que, ladrillo en mano y paleta de cemento en la otra, se quiera empezar por ese ladrillo primero para terminar con el último.
Porque ningún Plan General de Ordenación Urbana (de aquí en adelante PGOU) obliga en principio a nada, excepto, y ello tan solo en su caso, a la renuncia de algún derecho. Por ejemplo, al derecho de poner sobre el Cerro de los Moros el primer ladrillo que se quisiera poner. Que se quisiera poner, repito. Y lo que se quisiera o no se quisiera poner sobre el Cerro de los Moros de Soria, a partir del día 10 de marzo de 2006 en que se aprueba definitivamente su PGOU hasta el día 27 de marzo de 2007 en que cambia el equipo de gobierno, es responsabilidad, y de ningún modo herencia, del equipo saliente.
Y lo que se quisiera o no acerca del mismo Cerro entre la segunda de las dos fechas citadas, esto es, entre el día 27 de marzo de 2007 hasta el mismo día de hoy, es responsabilidad, y de ningún modo herencia, del equipo de gobierno actual.
El PGOU dicta normas de actuación, nunca en principio actos o acciones. Nunca herencias, sino normas para el caso de aceptarlas. Sólo Sócrates y al parecer ahora Carlos, se han visto en el trance de la cicuta. Sócrates la bebió. Veremos lo que hace Carlos. En su día, el 27 de marzo de 2007, el PGOU le dice al alcalde: Haga Ud. o no haga, pero si hace, haga como yo diga
¿Y como se sabe acerca de lo que un equipo de gobierno quiere o no quiere hacer en ese Cerro?
Muy fácil. Nada vale citar herencias, promesas o intenciones. Cualquier PGOU, repito, no entiende nada de todo eso. Sólo entiende de lo que dice (que lo dice gráficamente en la hoja nº 6 de la información gráfica y en el capítulo 2.3., artículo 3 de su texto escrito), que así lo hace, gráfica y textualmente, y además, de lo que dice publicado de forma y en fecha reglamentarios.
Veamos entonces lo que dicen los documentos reglamentarios relativos al tiempo trascurrido entre la fecha de aprobación de nuestro PGOU y el cambio de gobierno en su Ayuntamiento. Eso para saber lo que pudo y al tiempo hizo en el Cerro en ese tiempo el equipo de gobierno anterior. No hizo nada. El PGOU se posó virgen en las manos del actual equipo de gobierno. Ningún documento de desarrollo del PGOU se tramitó reglamentariamente con anterioridad.
Para saber lo que se pudo y todavía se puede hacer o no hacer en el mismo Cerro, solo hay que consultar la documentación oportuna entre las fechas de mandato del equipo de gobierno actual, esto es, desde el 27 de marzo de 2007 y el día de hoy
Pero el día de hoy es cualquier día. ¿Qué hacer?
Buena pregunta. Lo primero, en mi opinión, sería reconocer la falacia de la herencia envenenada. En ese terreno engañoso, ningún PGOU transita. Solo ese primer ladrillo compromete, que no se olvide. Lo segundo viene por sí solo: dar, para mayor claridad de todos los ciudadanos, y sobre todo, como testimonio de la mejor intención por parte del Ayuntamiento, dar cuenta pública en los medios o de la forma que fuere, de todos los documentos reglamentariamente tramitados, reglamentariamente tramitados y reglamentariamente tramitados, dicho sea tres veces (que por otra parte se citan en la web del Ayuntamiento y a los cuales me remito) en desarrollo del PGOU, dejando así de marear la perdiz. Nadie ha hecho nada en el Cerro hasta el día de hoy, y el primer ladrillo que allí se pudiese poner habrá de correr a cargo responsable de quien lo ponga. Y si tiran a la basura el Cerro, pues que lo digan. Y si lo dejan tal cual, pues que lo digan también, aunque solo fuese para saber a quién aplaudir.
Fdo: Ángel Coronado