El Sur también existe, en Soria        

Fdo: Archivo de la Diputación y Fernando García

La ruta que proponemos hoy va de historia con mayúsculas, de encinas centenarias, paisajes roqueros y de ornitoturismo, el birding o birdwatching de los ingleses, pioneros en esto y muy aficionados, a los que de vez en cuando se les ve por estos pagos.

Sí, la ruta de hoy quiere ser eso, una propuesta para disfrutar de la naturaleza y del senderismo en el confín suroeste de la provincia, pero también quiere ser una reivindicación de una parte de Soria dónde la despoblación se hace muy presente, es algo que se masca, y que además o quizá por ello, quien sabe, es más desconocida para los propios sorianos y por eso más bella y atrayente.

Ya digo que hace tiempo cuando la carretera moría en Caracena no había más remedio que volver por donde habíamos venido, si o si, pero en el presente tenemos la opción de dar el salto hasta Valderromán y de aquí a un tiro de piedra, o de fusil, se encuentra todo un abanico de posibilidades para disfrutar de la soledad, del silencio y del vuelo del buitre y del alimoche.

No en vano toda la zona sur de la provincia desde Tarancueña hasta más o menos Radona está declarada como ZEPA (zona de especial protección para las aves). En concreto el cañón que forma el río Talegones entre Torrevicente y Lumías está de lleno dentro de esta zona de protección.

He de decir que, una vez llegados a la villa de Caracena, de ello da fe su rollo de justicia, se nos plantean dos posibilidades, por una parte, hacer la ruta a pie por el cañón del río de su mismo nombre también conocido como Adante o Arante, y una segunda opción por carretera hacia Valderromán, Tiermes y varios pueblos abandonados muy cerca del yacimiento, ya en pleno corazón de la Sierra Pela.

Aún tendríamos una tercera posibilidad como ruta a seguir desde Caracena hacia el sur, siempre hacia el sur, de forma que una vez llegados al castillo seguiríamos a pie la pista de tierra durante unos cinco kilómetros y, casi al final y al poco de cruzar el Barranco de las Gargantas, enlazar con la carretera mencionada más arriba un poco antes de llegar a Valderromán.

Esta ruta va por la cuerda o parte alta de la plataforma calcárea que deja a derecha e izquierda sendos tajos en la roca.

Si escogemos la primera opción la ruta nos lleva a recorrer el bonito cañón que forma el río hasta llegar Tarancueña, donde definitivamente se abre y deja de ser. Los primeros pasos los hemos de dirigir hacia el viejo puente de origen medieval tan característico, de los llamados de lomo de asno, un puente para caballerías y caminantes en el que para cruzarlo primero hay que subir hasta la mitad y luego bajar.

Al momento giramos a la derecha para adentrarnos en lo que serán unos siete kilómetros de paz y tranquilidad, claro que si lo hacemos de ida y vuelta será el doble, salvo que nos vayan a recoger con otro vehículo al final del trayecto en Tarancueña.

La primera parte del trayecto, unos cuatro kilómetros largos, es más cerrada y sigue un trazado más curvilíneo, para abrirse paulatinamente según nos acercamos al final. Para aquellos que les sepa a poco hay opción de seguir hasta la localidad de Losana siguiendo las marcas blancas y rojas que balizan esta parte del GR-86.

La segunda de las rutas, para aquellos menos andarines, nos va a conducir por la carretera que enfila hacia Valderromán, hasta uno de los árboles más notables y famosos de la provincia, por lo menos para los que vivimos por estas tierras. A unos tres kilómetros y medio aproximadamente desde nuestro punto de partida veremos un desvío a izquierda y a derecha, tomaremos el de la izquierda, y después, un escaso trayecto a pie, recomiendo dejar el coche, hasta donde se encuentran varios ejemplares de encinas centenarias, entre ellas, la conocida como encina carrasca de Valderromán, a la que las nevadas de uno de estos últimos años ha cercenado una de sus ramas, aun con todo y con eso de que ya no nieva como antes, coletilla que vengo escuchando toda mi vida a mi abuelo y luego también a mi padre, pues igual resulta que es verdad.

Se dice que este ejemplar del género Quercus tiene unos 700 años y que para abarcar el perímetro de su tronco se necesitan no menos de cinco personas adultas, también he oído decir que es el árbol vivo más viejo de España, pero…¿cuánto vive una encina?, ¿cuánto puede llegar a vivir un árbol?, parece ser que el árbol vivo más longevo del mundo es un ejemplar del género Pinus, llamado pino de conos erizados y que se encuentra en las Montañas Blancas de California, con una edad estimada de unos 4.800 años. Digo esto por ser conscientes de cuan insignificante es la duración de la vida del ser humano comparado con estos otros seres vivos con los que compartimos la existencia, o más bien ellos con nosotros.

Toda la zona es una inmensa lastra o meseta de material calcáreo donde se aprecian otros ejemplares de encina no tan grande como la descrita pero que forman un conjunto homogéneo, podemos encontrar también sabina albar y más a ras de suelo el cantueso y el tomillo. En el tintero me quedan varias rutas pendientes, como recorrer las calzadas excavadas en la roca roja de Tiermes, acercarnos a los despoblados de Cañicera, Manzanares o Sotillos, o ir hasta el nacedero, porque los sorianos decimos nacedero y no nacimiento, del río Pedro y desde aquí hacer la ascensión a la cima del Pico Grado, mirador privilegiado sobre el territorio de tres provincias.