Alcozar marca con corzos de madera el camino a su Belén
Alcozar también luce su Belén, en el camino de subida a la cueva del castillo. Una iniciativa que la asociación de Alcozar ha calificado de "diez", fruto del compromiso de tres generaciones.
Aprovechando el puente de la Constitución, son muchos los sorianos de hecho, de derecho y de adopción que participan cada año en el montaje de estos belenes que hacen olvidar, aunque sólo sea por tres días, que Alcozar se encuentra en la denominada la España Vaciada.
Alcozar, hoy pedanía de Langa de Duero, es un nombre de clara apariencia árabe, y deriva de la palabra quṣayr (forma diminutiva árabe del bien conocido qaṣr o "alcázar") que hace referencia a un "pequeño castillo" o "fortín" que actualmente ya no existe, pero que aparece profusamente documentado, y que podría haber estado situado en el cerro Macerón.
En la subida a este cerro, se está convirtiendo en una costumbre montar el Belén y la asociación de Alcozar espera y desea que perdure.
Hasta hace tres años, la mayoría de las casas de Alcozar permanecían cerradas de agosto a agosto.
Ahora tres generaciones se dan cita en Alcozar para montar su Belén y, unos días después, para tomar las uvas al son de las campanadas del reloj del castillo.
La asociación de Alcozar ha agradecido a todos ellos su participación y, en especial, para los escasos residentes que, dirigidos por Antonio Puentedura, alcalde pedáneo, se responsabilizan de desmontar el Belén cuando ya no queda casi nadie.
Este año el Belén presenta como novedad la inclusión de cinco corzos de madera que marcan el camino de subida a la cueva del castillo por una empinada pendiente.
