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La corza blanca de la leyenda de Bécquer, captada por Carlos Villar

Constanza, la corza blanca de la famosa leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer, se ha dejado ver de nuevo por la provincia, en un campo de cereal. La ha captado para la posterioridad Carlos Villar.

https://www.facebook.com/carlos.villardominguez/videos/10220603981677616/

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Fotos: Carlos Villar

Más de 150 años después de que Gustavo Adolfo Bécquer escribiese su famosa leyenda, la corza blanca ha reaparecido, esta vez en un campo de cereal.

Hace quince días, un vecino de Zaragoza que estaba paseando a primera hora de la mañana por un paraje de Soria vio de lejos una corza hembra con dos corcinos… uno de ellos totalmente blanco.

“A simple vista ya me di cuenta de que no se trataba de algo normal en aquel animal, ya que el pelaje era muy claro. Por un momento pensé que, al estar la corza amamantando al corcino, quizás se había unido al festín algún cordero o cabritillo”, ha señalado Carlos Villar.

Gustavo Adolfo Bécquer escribió en 1863 “La corza blanca”, una leyenda que refleja la lucha entre lo racional y lo fantástico y que ubica un animal exacto a éste. 

“Cuando ya lo vi con el zoom de la cámara de fotos, no me lo creía: era un corcino totalmente blanco con una pequeña mancha marrón en la parte posterior del cuello. Los tres comían tranquilamente de unas tiras de trigo que había dejado algún agricultor sin cosechar”, ha explicado este soriano afincado en la capital aragonesa que se define como “un cazador amante y apasionado del monte y de la naturaleza” y que ha publicado un vídeo y varias fotos en su perfil de Facebook.

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Villar ha descrito la escena como una imagen “insólita” que “jamás” olvidará.

 “Una vez más, la naturaleza nos sorprende y nos hace este tipo de regalos”, ha resaltado.

Buen conocedor de los animales, el autor de este raro descubrimiento ha señalado en la revista Cazavisión que “pese a su belleza, para este corcino blanco la ausencia de las tonalidades parduzcas que le caracterizan y proporcionan cobertura y defensa le hacen presa fácil del resto de predadores.

“Su rareza es un inconveniente”, insiste, y por eso, para protegerlo, prefiere no desvelar la zona en la que lo vio.

Normalmente se tiende a pensar que los animales que en lugar de presentar sus colores normales son blancos sufren de albinismo. Sin embargo, no siempre es así.

El albinismo es una enfermedad provocada por una mutación en los genes y tiene carácter hereditario. No obstante, el gen que la causa es recesivo, por lo que la probabilidad de que la enfermedad se manifieste es muy baja. Lo que provoca esta mutación es una ausencia de pigmentación (melanina) en la piel, los ojos y el peloque da a los animales albinos ese aspecto blancuzco/pálido característico y además hace que normalmente tengan los ojos rojos.

El leucismo se diferencia del albinismo en que los animales que lo padecen no presentan una mayor sensibilidad al sol que los individuos sanos y tampoco tienen los ojos rojos. De hecho, los ejemplares leucísticos pueden llegar a ser incluso un poco más resistentes a la radiación solar debido a que el color blanco protege más del calor que los tonos oscuros. Además, puede ocurrir que se dé solo en algunas partes del cuerpo y que las otras tengan cierta coloración. 

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