Autoservicio Nati: siempre a tú servicio
Autoservicio Nati tiene casi medio siglo de historia y de servicio y atención a los vecinos de Ólvega. Su filosofía es clara: "No es autoservicio, es a tu servicio".
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Manuel Revilla está al frente de Supermercado Nati, un autoservicio dedicado a la alimentación de larga trayectoria en Ólvega, a la que ha visto crecer y ha crecido con ella casi en el último medio siglo.
La historia de Autoservicio Nati se remonta a los abuelos de Manuel, que tenían un molino en el río Araviana y se les quemó, lo que les obligó a desplazarse a Ólvega, donde abrieron una tasca junto al frontón y también se dedicaron al transporte.
Su madre, Nati "la molinera", montó una tienda cuando se casó y luego compró un taller mecánico, un almacén de piensos y un gallinero, que transformó en autoservicio de 300 metros cuadrados, allá por la década de los 70 del siglo pasado.
Manuel destaca hoy los clientes que tiene y a los que no cambia por nadie. Apunta la buena relación que tienen.
"Me tenías que haber visto hace unos minutos. Unos me encargan una cosa, otros, otra cosa. Todo lo que me pidan, todo lo tienen", señala.
La base de Autoservicio Nati es la alimentación, pero ha llegado un momento que la confianza con el cliente y las ganas de atender sus demandas, le ha hecho ampliar las referencias.
Dentro de la alimentación, el "caballo ganador" es la fruta. "Todos los días nos servimos de MercaZaragoza y luego lo alternamos con MercaMadrid y MercaBarna. Servimos también a la hostelería y me piden a veces cosas como comunes como rosellas", ha explicado.
Además, el supermercado se ha adaptado al vecindario de Ólvega, que tiene una buena representación de personas llegadas desde otros países. Rumanos y hispanoamericanos tienen sus propios gustos culinarios y, aunque también se adaptan a la comida española, el sentimiento de seguir vinculados a sus países de origen les hace pedir productos como más variedades de refrescos (banana, fresa, cereza, guinda, kiwi, etc), especias, dulces y encurtidos, más variedades de harina o salsas picantes.
Manuel ha reconocido que a él le gusta siempre aprender y por ello todo lo que le piden sus clientes, intenta conseguirselo.
"No es ya por rentabilidad o no, porque a veces me cuesta mucho más", ha señalado.
Lo que peor lleva del comercio son las horas que se hacen. "O lo vives mucho y lo disfrutas, o sales quemado. Aquí es de lunes a domingo. Libramos el domingo por la tarde. Lo demás es trabajar", ha apuntado.
"Como quieras estar las ocho horas como en una fábrica, olvídate", aconseja.
Manuel ha lamentado que pueda desaparecer las producciones más artesanas, pegadas a la tierra, por el empuje de las grandes multinacionales, que terminan marcando los mercados.
"Nosotros vendemos lo que el cliente quiere, y las multinacionales los que ellos quieren. Con el tiempo, venderán lo que quieren y a cómo quieran y pagarán lo que quieran", reflexiona.
En Ólvega lo que notan mucho es la venta por Internet, aunque la experiencia de Manuel es que dando un buen servicio, los clientes vuelven.
Manuel lleva desde los 15 años en el comercio y tiene 62 años y, como dice "sin un día de baja y gracias".
"No es autoservicio, es a tu servicio", resume Manuel.
