Berzosa celebra el centenario de Felisa Carro Hernando
Todo el pueblo de Berzosa se ha unido esta tarde en la celebración del centenario de su vecina Felisa Carro Hernando.
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La celebración ha tenido lugar en el centro social, donde también ha participado la Asociación de Amigos e Hijos de Berzosa, con la entrega de un obsequio, así como una representante del pueblo vecino de Villávaro, Soledad Albitre, quién también le ha dado un detalle.
El alcalde pedáneo de Berzosa, Félix Rejas Gómez, también ha participado en el acto, acompañado por el alcalde de El Burgo de Osma, Antonio Pardo y del concejal, Luis Cuesta.
Felisa ha estado acompañada además de toda su familia, amigos y vecinos de su pueblo, donde nació y ha pasado toda su vida.
En el acto también ha habido una conexión por internet con una de sus nietas que no ha querido perderse la oportunidad de felicitar a su abuela, a pesar de estar lejos de Soria.
La familia ha transmitido un entrañable perfil de Felisa Carro Hernando, nacida el 14 de enero de 1925 en un pequeño pueblo llamado Berzosa de la provincia de Soria:
"Un lugar donde el tiempo parece transcurrir más lentamente y la vida es marcada por los ciclos de la naturaleza. Eran cuatro hermanos, y desde muy pequeña tuvo que aprender a trabajar en el campo. Su padre, agricultor y ganadero, le enseñó a cuidar de la tierra y del ganado, mientras su madre, ama de casa, le transmitió el amor por la cocina y las tradiciones familiares.
A pesar de las limitaciones de su entorno, Felisa siempre destacó por su energía y determinación. Aunque no tuvo muchas oportunidades de asistir a la escuela, logró aprender a leer por sí misma, demostrando su gran deseo de aprender.
Se casó joven con Mariano, con quien formó una familia de cinco hijos. A lo largo de los años, su familia creció, sumando seis nietos y tres biznietos. Siempre les ha transmitido los valores que aprendió en su hogar, el esfuerzo, la solidaridad y, sobre todo, el amor incondicional.
A lo largo de su vida, Felisa ha sido testigo de profundas transformaciones históricas y sociales que han marcado al mundo. Aunque guarda un cariño especial por el pasado, es una mujer abierta al cambio, sin perder de vista lo que verdaderamente le importa, el amor, la familia y la comunidad. Ha vivido tanto momentos de felicidad como de tristeza. La pérdida de su hijo Vidal fue una de las pruebas más dolorosas que enfrentó, pero siempre se mantuvo firme, apoyada por el amor incondicional de su familia y amigos.
Hoy, a sus 100 años, sus pasos son más lentos, pero su mente sigue clara y su sonrisa permanece intacta. Disfruta conversando con sus seres queridos y apreciando las pequeñas cosas de la vida. Su vida está llena de historias, sacrificios, logros y, sobre todo, amor. Su legado perdura en sus hijos, nietos y biznietos, quienes celebran con ella este hito que pocos tienen el privilegio de alcanzar”.