Resurrección Asenjo, una adnamantina centenaria
La Diputación Provincial de Soria a través de los Centros de Acción Social de la zona de Almazán, ha rendido homenaje con motivo de su centenario a Resurrección Asenjo Milla.
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El vicepresidente cuarto, José Antonio de Miguel, ha sido el encargado, en esta ocasión, de hacer entrega de la placa conmemorativa y del acta donde se refleja su fecha de cumpleaños.
A la cita, celebrada esta mañana, en el salón de actos del Ayuntamiento de Almazán, también se han unido representantes del consistorio, con su alcalde Jesús Cedazo a la cabeza, familiares y amigos para celebrar, siguiendo todas las medidas de seguridad vigentes, su 100 cumpleaños.
Resurrección nació en Almazán el 28 de marzo de 1921, coincidiendo con la celebración del Domingo de Resurrección.
La protagonista ha confesado que en su larga vida “ha habido de todo bueno y malo”.
Como bueno recuerda el matrimonio con su esposo Tomás Navarro que ejerció primero como médico y después también como odontólogo en la localidad de Almazán.
También habla con una luz especial en los ojos del nacimiento de sus cuatro hijos, sus seis nietos y nueve biznietos, “de los que presumo muy orgullosa”, ha afirmado.
Con el matrimonio, como muchas mujeres en ese época, vino su principal ocupación como era el cuidado de la familia y la atención a la puerta de su hogar, “eran otros tiempos y no había centro de salud, las consultas médicas y por supuesto más tarde las de odontología, se pasaban en el domicilio familiar, y yo me encargaba de abrir la puerta, recoger los avisos, incluso los que suponían la atención en un domicilio particular” ha recordado la centenaria, quién también ha hablado, entre broma y broma, de la impaciencia de la gente y el deseo de atención inmediata de algunos pacientes.
Resurrección hacía de muro de contención, pues en muchas ocasiones su marido se encontraba ocupado en la atención a otro paciente.
“Fueron tiempos de un ir y venir constante de personas de Almazán por nuestro domicilio”, resume Resurrección.
Esta mañana celebra sus 100 primaveras recordando que ha vivido siempre centrada en su familia y la atención de las necesidades de los que la han rodeado, “ahí he estado incluso cuando ha sido necesario vivir temporadas fuera de Almazán para apoyarles”.
Presume de ser adnamantina y de no olvidar en ningún momento sus orígenes, incluso con humor explica que “empiezo a ser casi tan vieja como la plaza de Almazán”.
Sus familiares y amigos desvelan que tiene una envidiable memoria y ahora es ella la que recibe el cuidado y atención de sus dos hijos que residen en la localidad.