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Opinión

Torrente de sanidad 

Mario González incide en este artículo de opinión en el derecho a la sanidad privada que reclaman los funcionarios de la MUFACE, al hilo del concurso desierto, y llama la atención que sean empleados públicos quienes demanden una sanidad... privada.

Torrente de sanidad 

No dejan de sorprenderme los sindicatos. La última, la protagoniza el CSIF (Central Sindical Independiente de Funcionarios) que acusa al desgobierno de Sánchez de poner en riesgo MUFACE (Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado). Se trata, básicamente, de un concierto con la sanidad privada. El problema es que nadie se ha presentado al concurso para adjudicar este concierto que cubre a más de 1,5 millones de personas, entre titulares y beneficiarios, y que nos cuesta a todos los contribuyentes más de 1.300 millones de euros al año (la última oferta fue de 1.337 millones de euros, para 2025, y de 1.344 millones, para 2026, 303 millones más que para 2024).

Las frases del CSIF son para enmarcar: "nuestros funcionarios se merecen la mejor atención en el marco de un modelo asistencial que forma parte de sus condiciones laborales desde el momento en el que ganan la oposición", amenazando con tomar medidas de presión para garantizar su continuidad (la huelga está descartada porque pasaría totalmente desapercibida). Si los funcionarios se merecen la mejor atención, ¿qué nos merecemos los que los pagamos?

Lo primero que sorprende es por qué los contribuyentes, los que nutrimos a todas las administraciones públicas con nuestros impuestos, fundamentalmente los del sector privado, tenemos que pagarles una sanidad privada a los Funcionarios Civiles del Estado y a sus parientes. No lo entiendo. Máxime, cuando esos funcionarios cobran, de media, un 20 por ciento más que sus homólogos en el sector privado. ¿Qué atención se merecen, entonces, los trabajadores del sector privado? ¿Por qué no hay un seguro privado también para ellos?

En segundo lugar, eso de la sanidad privada para los funcionarios públicos, se da de bofetadas con el discurso político del desgobierno Sánchez, secundado por todos estos sindicatos de culto, que persigue blindar la sanidad pública vetando la derivación de pacientes hacia la sanidad privada, salvo excepciones. Una derivación que, hoy por hoy, no pasa del 11 por ciento del presupuesto sanitario total. Eso es lo que dice el proyecto de Ley de Equidad Sanitaria ya presentado en Cortes. El CSIF, sin embargo, erre que erre, exige una sanidad totalmente privada para unos funcionarios totalmente públicos. ¡Otra de consejos vendo que para mí no tengo! ¡Marchando!

Finalmente, sorprende también que los propios funcionarios públicos huyan de la sanidad pública dizque ‘la mejor del mundo’. ¡Lo mejor de lo mejor! No se entiende tamaña deserción. Los que debían defender todo lo público y predicar con el ejemplo, prefieren lo privado para ellos y lo público para los demás. Solo les falta exigir una educación privada para sus hijos. Al tiempo.

Entonces, ¿por qué el CSIF no quiere ver la sanidad pública ni en pintura? Sencillamente, porque sabe que no funciona. Saben que lo público no funciona. Saben que hay 3 millones de personas en lista de espera. Saben que cada paso en la sanidad pública cuesta meses. Saben que el paciente, allí, se tiene que buscar la vida o morirse. Y saben también que, en la privada, ocurre todo lo contrario y que la atención sanitaria discurre dentro de un marco temporal razonable. Por eso defienden lo público de palabra, mientras reniegan de ello de obra. ¡Viva la coherencia!

Lo cierto es que la sanidad privada ha sido un socio estratégico para el SNS, fiable y eficiente, desde hace décadas. Empero hagan cuentas: (i) la sanidad se lleva, de media, el 40 por ciento del presupuesto total de las Comunidades autónomas, y (ii) la sanidad privada ahorra, entre un 25% y un 60%, del coste de cualquier actuación respecto de la pública. Los números cantan: ¡la privada es más rápida, mejor y más barata! Empero, a la PPSOE no le gusta. No le gusta porque quiere seguir vendiéndote el auxilio social como un regalo suyo, como ya lo hiciera antes el General. No es así. Lo pagas tú. A cambio de tus impuestos, la PPSOE te ‘regala’ un servicio mucho peor y muchísimo más caro. ¡Vaya regalito!

Todos sabemos ya que la PPSOE dilapida nuestros impuestos mientras desatiende todos los servicios públicos. Unos servicios que podrían estar privatizados en beneficio de todos los ciudadanos. Sin embargo, aquellos que ya se han granjeado, a tú costa, una sanidad privada, son los que te dicen que tú debes acudir a la pública. Y así con todo. ¿Qué piensas hacer con este torrente de mala sanidad pública que amenaza tú salud? ¿Acaso te mereces algo peor que esos funcionarios del CSIF que cobran de tus impuestos? Dale una vuelta.

Fdo: Mario González Casado. Abogado. Mautiko Abogados.

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