Cuando sólo falta un papel para cambiar el modelo urbano
Peatonalizar el centro urbano es una medida que han implantado desde
hace años un buen número de ciudades, en su deseo de mejorar la calidad
de vida de sus habitantes y visitantes.
Soria lleva persiguiendo este objetivo durante dos décadas -desde que fuese planteado por el alcalde Virgilio Velasco- y es hora ya de dar el último paso para convertir en realidad una vieja aspiración. Lo más difícil está conseguido: el consenso generalizado de los partidos políticos -a excepción de Izquierda Unida- y los agentes sociales y económicos. Por el camino se han superado posicionamientos contrarios -el propio PSOE calificó en su día este proyecto como una obra faraónica- y dudas sobre la viabilidad de la iniciativa. Son, ni más ni menos, que veinte años de debates que ya de por sí merecerían una reflexión aparte, sobre lo que cuesta en Soria cambiar sinergias. Pero cuando finalmente se consigue una voluntad decidida de buena parte de los agentes que hacen ciudad, ya no hay vuelta atrás ni caben más excusas para demorar un proyecto en el que la propia Junta de Castilla y León está implicada desde que firmase en 2005 un protocolo de actuaciones con el Ayuntamiento de Soria para colaborar en su desarrollo económico y social, a cambio de facilitar la construcción de la nueva sede de la delegación territorial. Conviene que el último paso administrativo -compromiso financiero por escrito- se dé con la mayor diligencia posible -y se eviten tentaciones electoralistas-, para avanzar en uno de los proyectos que está llamado a cambiar la fisonomía de la ciudad.
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