El número de aves comunes en declive se ha triplicado en la última década
Aves tan reconocibles y familiares como las golondrinas, los gorriones o los vencejos sufren, desde hace años, el descenso de sus poblaciones. Y cada vez son más: desde 2005, el número de especies en estado desfavorable se ha triplicado, de 14 a 38. Los últimos datos disponibles confirman que en el año 2016 tampoco se revirtió esta tendencia: al menos una de cada tres aves con presencia habitual en España durante la primavera experimentó un declive en su número de efectivos.
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Es uno de los resultados que SEO/BirdLife ha presentado en el 23º Congreso Español de Ornitología, que se clausura hoy domingo en Badajoz.
Esta lenta y continua reducción de las aves más habituales en la geografía española visibiliza el impacto que está teniendo determinadas prácticas agrícolas intensivas, el abandono de actividades agrarias y ganaderas tradicionales, el calentamiento global o la destrucción de hábitats y lugares de nidificación, entre otras muchas amenazas para la conservación de la naturaleza. También atestigua un deterioro de la calidad de vida en España.
De hecho, la oficina europea de estadística, Eurostat, incluye el seguimiento de las poblaciones de aves comunes entre los índices más importantes para medir la sostenibilidad y el bienestar social.
Para determinar el estado de las aves, SEO/BirdLife realiza seguimiento de especies en invierno y en primavera.
De las 115 especies consideradas comunes, 69 son sedentarias durante todo el año, 39 solo se pueden observar en primavera, y 9 únicamente pasan el invierno en territorio español. Durante la primavera, momento clave porque coincide con la época de reproducción, el 37% de las especies comunes muestran una situación desfavorable. En invierno, el declive de las poblaciones afecta al 19% de las aves analizadas.
Para calcular este porcentaje, SEO/BirdLife compara las poblaciones observadas cada año con las cifras de 1998, primer año del que se disponen datos.
Existen casos especialmente preocupantes, como el declive del 66,24% del escribano hortelano; de la codorniz, que pierde en torno a un 66% de los efectivos; o el de la grajilla occidental, con un descenso del 50,75%. Las reducciones poblacionales también se observan en otras especies como la perdiz roja –cuyos efectivos se ven reducidos en los censos de primavera en un 34% y en un 47% en los censos de invierno–; el escribano cerillo, que pierde un 43,5%; el mochuelo, con una tendencia a la baja cercana al 40%; o la tórtola europea, que cae este año un 26%.
Se trata, en su mayoría, de especies ligadas a medios agrarios, donde la simplificación del hábitat, el impacto de algunas prácticas agrícolas intensivas, el uso de plaguicidas y el abandono rural están impactando de lleno en la avifauna asociada a este tipo de territorios.
Región mediterránea norte
En la denominada región mediterránea norte que comprende aproximadamente las comunidades autónomas de Castilla y León, el noroeste de Madrid y parte de Aragón en primavera encontramos un 41% de especies que están en declive, un 21% están en aumento, un 28% se encuentran en situación estable y un 10% de las especies no tiene tendencia bien definida.
En las poblaciones invernantes encontramos un 14% de especies que están en declive, un 39% están en aumento, un 14% se encuentran en situación estable y un 33% de las especies no tiene tendencia bien definida.
El refranero español está plagado de referencias a aves comunes que empiezan a no serlo tanto.
Es el caso de las golondrinas, que pierden un 24,6% de sus individuos en España; los vencejos, con un descenso del 34,43%; o la alondra común o el abejaruco, que se dejan un 34,7% y un 17,3%, respectivamente.
El gorrión común, quizá el ave más asociada al ser humano, muestra igualmente una tendencia negativa un año más. En este caso, del 15%.
Otras aves fácilmente reconocibles por la ciudadanía tampoco pasan por un buen momento en España. Es el caso del martín pescador (descenso del 17%) o el pito real (declive del 23,4%).
“En los últimos años, entre 2005 y 2016, ha crecido poco el número de especies de aves que se encuentran en estado favorable de crecimiento. De 30 especies que había en 2005 hemos pasado a 42 en la actualidad. En ese mismo periodo, se ha casi triplicado el número de especies que se encuentra en estado desfavorable. De 14 especies que había en 2005 hemos pasado a 38 especies en la actualidad. Una de las buenas noticias de 2016 quizá sea la leve recuperación del alcaudón real, que pasa de estar en declive fuerte a declive moderado”, ha señalado e un comunicado Juan Carlos del Moral, coordinador del Área de Ciencia Ciudadana de SEO/BirdLife.
“Los malos datos de muchas aves comunes son un fiel reflejo de las amenazas que sufre en este momento la avifauna. La más importante, sin duda, es la pérdida de hábitat, en la que influyen otras dos amenazas: el cambio climático y la transformación del modelo y el paisaje agrario, ya sea por intensificación o por abandono. Otras causas como el impacto de la caza ilegal, el uso de venenoo las colisiones y electrocuciones en tendidos eléctricos se esconden detrás de los declives poblacionales, especialmente el de las especies más amenazadas”, ha expuesto el responsable del Programa de Conservación de Especies Amenazadas de SEO/BirdLife, Nicolás López.
Aves con tendencia positiva
Las aves con tendencias al alza son, fundamentalmente, especies ligadas a hábitats arbóreos y arbustivos como el arrendajo, el carbonero común, la totovía o el agateador europeo. “El ascenso poblacional de este tipo de aves tiene, en parte, su explicación en el despoblamiento rural.
La reducción de superficie cultivada o pastoreada conlleva la expansión del bosque y la superficie de matorral”, señala Inés Jordana, responsable de Agricultura de SEO/BirdLife.
Los resultados son el balance realizado por los numerosos programas de seguimiento de aves de España de SEO/BirdLife como el Sacre, el Sacin, el Noctua y Aves y Clima entre otros muchos, y publicado en la última edición de los Programas de Seguimiento de Avifauna y Grupos de Trabajo de SEO/BirdLife.
Se trata de proyectos de ciencia ciudadana coordinados por la organización ambiental que constatan la preocupante pérdida de ejemplares de una parte importante de la avifauna, especialmente en aquellas especies vinculadas a los medios agrarios y urbanos.