TRIBUNA / Los sueños del alcalde o las pesadillas de los sorianos
Llama la atención Regino Paramo en este artículo de opinión sobre la falta en Soria tanto de un equipo político que dirija el urbanismo de la ciudad hacia la modernidad y el bien público como de un equipo de expertos técnicos municipales que no faciliten dudosas decisiones políticas en el campo del urbanismo.
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TRIBUNA / Los sueños del alcalde o las pesadillas de los sorianos
Se equivoca Leonor del Río al pensar que la desastrosa gestión del Urbanismo en Soria sea producto de un festivo sueño veraniego del alcalde (El Mirón de 3/9/2023). Y yerra a pesar del abundante apoyo celestial con que parece contar.
Ni el alcalde sueña, ni los santos ni dioses a que invoca van a intervenir (no lo hacen ni en Ucrania, ni en Gaza ni Israel, ni en el Mediterráneo, así que para hacerlo aquí están los pobres). Quizás si invocara a los santos mártires de Garray tendríamos mejor suerte. Lo que sí es seguro es que este equipo que rige obras y licencias es una continua pesadilla para los sorianos.
Desde mi observatorio de ciudadano de a pie me hago muchas preguntas: ¿Habrá otras Administraciones en que el cumplimiento de sus obligaciones legales sea tomado a broma como en nuestro Ayuntamiento? ¿Habrá otras ciudades en que se deje en manos de los promotores inmobiliarios el modelo de desarrollo de los nuevos barrios?
¿Habrá otras ciudades con tamaño y población igual o superior a Soria en que se acometan sin ningún criterio de modernidad las obras de reforma de sus espacios públicos? ¿Habrá en esas ciudades algún otro Ayuntamiento sin una adecuada plantilla de técnicos experimentados para planificar y dirigir los proyectos y las obras municipales y controlar con rigor las privadas? Quisiera pensar que no, que vivimos en una isla aISLAda de la seriedad.
Por San Pancracio, que ni los nuevos barrios merecen ese noble nombre (porque se han fabricado solamente barriadas dormitorio sin vida urbana), ni las obras que se acometen muestran un plan ni unos criterios de conjunto (se repavimentan con adoquines calles de la ciudad moderna y se eliminan éstos de la zona histórica, como acaba de hacerse en la calle Zapatería). Y se invierten preciosos presupuestos en ampliar innecesariamente Adoquilandia, mientras se abandona el cuidado y la necesaria ampliación de las aceras en los barrios más tradicionales de la ciudad. ¿Para cuándo un programa de obras de aparcamientos para residentes en los barrios para poder ensanchar aceras o hacer calles sólo para peatones?
Estas son, Leonor, algunas de las permanentes pesadillas de los sorianos.
Sin olvidar las más recientes.
¿No es una pesadilla que el plazo legal para resolver el Ayuntamiento sobre la aprobación provisional –creo que así se llama- del proyecto de urbanización del Cerro de los Moros finalizara el 6 de junio pasado, hayan pasado casi cuatro meses y no se haya hecho absolutamente nada? Es un escándalo que ni siquiera se hayan estudiado e informado las alegaciones presentadas al proyecto, que es el paso previo para su aprobación.
Y ¿no es una pesadilla que el diputado-concejal de Urbanismo culpe a la Junta de Castilla y León de su absoluta inacción por sabe Dios qué ocultos intereses? ¿Y no es una pesadilla que el alcalde afirme (prensa del 3 de octubre) que el expediente está “suspendido” y que es el promotor el que está fuera de juego (“que tiene la obligación de mover ficha y cumplir con los requerimientos tanto locales como autonómicos”), cuando es el Ayuntamiento el que incumple descaradamente sus obligaciones legales de resolver el expediente?
No es un sueño, es un auténtico escándalo que los Tribunales de Justicia tendrán que resolver.
Y cosa parecida ocurre con el escándalo de Pajaritos II. ¿Habrá leído el alcalde el artículo de Ricardo Mínguez publicado en El Mirón el pasado 22 de septiembre? ¿O estaría soñando ese día… y los siguientes? ¿Y no merecemos una explicación los sorianos que puntualmente pagamos nuestros impuestos? Porque si el mismísimo Policrates hubiera seguido lo publicado en los medios sobre este asunto y hubiera chequeado las fechas de los sucesivos estudios y proyectos, modificaciones del Plan General de Urbanismo y resoluciones del alcalde, habría concluido en brillante discurso que todo estriba en un desesperado intento de legalizar lo ilegalizable sin aclarar los pormenores de unos malolientes acuerdos secretos entre el promotor y el gobierno del Ayuntamiento.
¿Cómo puede declarar el alcalde sin ruborizarse ni despertar (misma prensa del 3 de octubre) que él “respalda” la decisión de los técnicos de evitar la demolición de la ya famosa quinta planta? Pobres técnicos, que soportan sin rebelarse el vano uso de su nombre, porque es inconcebible que hayan podido emitir ningún informe en ese sentido; y, por supuesto, no son los técnicos los que adoptan las decisiones, es el señor alcalde, que no “respalda” las –imposibles- decisiones de los técnicos, sino que es él, la Alcaldía, quien ha decidido en este caso.
Y ¿no es una pesadilla la cerrazón del Ayuntamiento para no eliminar el vergonzoso “embudo” del Espolón, consentido y mantenido por el Ayuntamiento, y que sólo parece beneficiar al particular interés de una empresa con claro perjuicio para el paseo público?
A la vista de lo anterior parece que las verdaderas pesadillas de los sorianos son el equipo de gobierno del Ayuntamiento y la falta de un equipo municipal de técnicos que no abaniquen con su silencio o con sus informes los desmanes del gobierno.
Pesadillas, admirada Leonor, que ni con los auxilios de Baco pueden olvidarse.
Fdo: Regino Páramo