Soria no es para personas con movilidad reducida
La remodelación del centro urbano de Soria, con el adoquinado de sus calles, dificulta su tránsito a una parte de los vecinos. Una de ellas, Loli de León, nos ha contado su experiencia. Una conclusión: no es cómoda la ciudad para las personas con movilidad reducida.
Nuevo contrato de biomasa para centros sanitarios
TRIBUNA / En Valonsadero y amarrados
https://www.facebook.com/ElMironDeSoria/videos/629883495239535
De 56 años, Loli tiene que sortear mil y uno obstáculos para afrontar el día a día en la ciudad. Tiene movilidad reducida. Está obligada a ir en silla de ruedas y su experiencia deja bien a las claras lo difícil que se lo ponen las administraciones, con el Ayuntamiento de Soria a la cabeza, a las personas con limitaciones de movilidad.
Ancianos, usuarios de andador, con muletas... saben bien que las dificultades están a la vuelta de la esquina cuando salen de casa.
Por ejemplo, no todos los pasos de cebra tienen rebaje, lo que es más grave cuando es una acera nueva y la planificación luce por su ausencia.
"El adoquinado me tiene alucinado. Las señoras que van con tacón se caen; los que van con muletas, el abuelillo con andador, a los lesionados medulares nos producen unos horrores horribles. No te puedes imaginar el traqueteo lo que nos sucede en la médula. Es un despropósito. Cuando vea está calle -por la Cortes, donde se apilan los sacos de adoquines para la avenida de Navarra y la calle Alfonso VIII- me da miedo. Soria será una ciudad de cuento, pero para los que vayan bien", ha explicado.
Loli ha asegurado que, ante el empedrado que presentan las calles, ya no sabe por dónde ir cuando decide ir al centro urbano.
Conoce varias personas que han sufrido en sus carnes el cambio de pavimento. Lo han pagado con caídas y lesiones de diferente consideración.
Loli comenzó su lucha hace años denunciando que los autobuses del transporte urbano no tenían rampa para que pudierán acceder las personas con movilidad reducida y se terminó solucionando.
Ahora sufre el adoquinado. Cruzar por una calle con adoquín le repercute en dolor en la médula, que no se calma.
Cuando tiene que acudir al hospital, el trayecto se convierte en una letanía. Es complicado acudir, porque las aceras no tienen rebaje en algunos puntos, lo que le obliga a ir por la carretera, con el consiguiente riesgo para su integridad, hasta que encuentra un rebaje más lejano.
"Los coches me pitan cuando voy por la calle. Me han llegado a decir: señora, usted no va en coche. Me duele por mí y por los demás. Al hospital no voy yo sola en silla de ruedas", ha recordado.
Compras limitadas
Ir de compras tampoco resulta fácil para ..., No existen rebajes en muchas tiendas, lo que le impide acceder a las mismas.
“No puedo entrar en la mitad de comercios de Soria. No están adaptados, no se cumple la normativa, no les exigen la adaptación para poder entrar. No se respeta ni en los comercios nuevos que abren”, ha censurado.
Loli ha señalado que ella quiere gastar en los comercios pero no puede y le obligan a comprar a través de Internet.
Tampoco es fácil salir a compartir mesa en un restaurante. Tiene, dice con humor, un restaurante “de cabecera”, donde puede entrar sin problemas, pero los establecimientos de hostelería adaptados son los menos.
Los baños públicos son otro grave problema. Aunque en el cartel indique que son para personas con movilidad reducida, lo cierto que están lejos de estar bien adaptados.
“La adaptación que hacen es poner una barra. Si me subo para pasar a la silla, no me puedo subir la ropa. O una u otra cosa. Está a una altura que es imposible”, ha lamentado.