Un Belén sobre Urbión
Moncayo, parque natural
Un río con plan
Subir el Belén es una tradición muy extendida entre los aficionados a la montaña de España. Llegados estas fechas, se organizan para ascender al pico más alto de su provincia y colocar esta pequeña representación introducida en nuestro país en el siglo XV por la orden franciscana.
Hoy, la subida del Belén a Urbión se ha convertido en una romería laica no exenta de peligro algunos años, en función de las condiciones climatológicas, recuerda Carlos González, portavoz de ASDEN y aficionado a la naturaleza que ha participado en esta actividad en varias ocasiones.
Está, ciertamente, muy lejos de sus orígenes. Gregorio Sanz fue uno de los pioneros. Formaba parte de uno de los pocos grupos de aficionados a la montaña que en 1963 practicaban esquí. Y se propusieron subir un Belén a Urbión que, con sus 2.228 metros es el pico más alto de la provincia.
Gustó tanto aquello y fue tan bonito que decidimos hacerlo todo los años, recuerda hoy. La subida, si tiene nieve, reconoce, tiene dificultad. Se tarda mucho. El peligro se da cuando hay placas de hielo. Recuerda como un año un chico sufrió un accidente. Una laja de hielo se desprendió y el chico fue a parar contra una roca. Le tuvieron que estirpar el bazo.
Los primeros años, señala, se llevaban ropa inadecuada, pero tampoco hay más que ponerse. Iban, eso sí, con sus precauciones. Llevaban cuerdas y hacían encordados. Además portaban piolés para hacer escalones cuando se encontraban hielo en el camino.
Ahora a Urbión se accede desde tres direcciones, fundamentalmente. Una desde Duruelo de la Sierra, por la fuente del Berro; otra desde Covaleda, y la clásica, desde la Laguna Negra, aunque presenta la dificultad del Portillón. También hay montañeros de otras provincias que suben, apunta José Antonio de Miguel, alcalde de Covaleda, desde el pueblo riojano de Viniegra de Abajo.
La subida del Belén a Urbión ha generado un sinfín de experiencias y anécdotas. Son, ni más ni menos, que 45 años de historia... e historias. Un año, recuerda Gregorio Sanz, fue necesario dejar el Belén en la Laguna Negra, debido al estado de la montaña.
Otra tradición apunta que el Belén debe permanecer en lo más alto de la sierra de Urbión hasta la festividad de los Reyes Magos. Después, se lo quedaba quien lo recuperase antes. José Ignacio Josete Latorre Macarrón es el protagonista de una de las anécdotas. Gregorio Sanz recuerda que pasó la noche de Reyes en Urbión, en una tienda que montó en una roca horadada, para recuperar el Belén al amanecer.
La primera ascensión a Urbión fue realizada gracias a la Diputación provincial, que facilito un jeep que, junto con un 4 L propiedad de Manuel R. Arcocha, acercó a los pioneros hasta su destino.
montaña, un deporte con pioneros
abrieron en la provincia una tradición navideña que hoy todavía perdura. De esa ascensión, se conserva una fotografía (abajo) en la que figuran, de izquierda a derecha, Santiago Caballero, Jesús Barrera, Fernando Bezares, Jesús de la Merced, Julián Sanz, Javier Iglesias, Ángel de la iglesia, Manolo García, Jesús Ortega, Gregorio Sanz, Aurelio Labanda, Manuel R. Arcocha, Carlos Miranda y Casimiro Rodrigo.
La afición por el montañismo y el esquí en Soria fue incentivada por el Frente de Juventudes y después por Educación y Descanso. El relevo lo tomó el Centro Excursionista Soriano. La montaña, destaca uno de los pioneros, Gregorio Sanz, crea afición. Transmite tranquilidad. Y cuanto más alto subes, mejor.