Las atalayas son el sistema más simple de diseño militar: eran torres de vigilancia que servían a modo de comunicación entre ellas y dando la señal de alarma ante la llegada del enemigo mediante el humo que hacían con fogatas.
En las crónicas árabes aparecen como “torres de señales”, y es curioso cómo esos lugares estratégicos para las comunicaciones siguen usándose hoy en día.
Estaban defendidas por una pequeña guarnición y vemos cómo a ellas se accedía por una puerta elevada sobre el suelo, a la que se ascendía mediante una escalera de madera o de cuerda que podía retirarse ante la llegada del enemigo.
Estaban construidas en mampostería, normalmente cilíndricas y prácticamente inhabitables por su escaso diámetro. A veces podían estar rodeadas de una pequeña muralla.
Hay que destacar por su conservación, la atalaya de la Veruela en Caltojar, Torre Melero en la Riba de Escalote, Osma y el Tiñón en Rello.